Año 3 • No. 89 • enero 27 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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Diario de Catalunya...
Tocar la guitarra
Harmida Rubio (Egresada de la Facultad de Arquitectura*)

Último día de clases, entrega final para calificar el módulo “Proyectar la ciudad”. Todos estábamos cansados, ojerosos, hartos pero de pie (no sé si por obra de nuestros nervios o tal vez por obra del espíritu santo porque ya llevábamos más de una semana de desvelo y angustia). En las paredes del taller, todos los planos colgados... Expectantes, temerosos del juicio al que iban a ser sometidos.

De entre todos estos “entes bidimensionales” es decir, los planos (que hablaban con sus colores, formas y letreros de lo que habíamos aprendido en estos cuatro meses), se distinguía uno en particular, con un título que decía: “Tocar la guitarra”
¿Tocar la guitarra?, en un master de urbanismo a todos nos hacia ruido en la cabeza esa frase... ¿Cómo se les ocurría tocar la guitarra cuando se trataba de proyectar ciudades?

Entonces, a la hora de la exposición de los trabajos, los autores de la guitarra urbana (Cristina, de Colombia y David, de Barcelona) nos dejaron asombrados, porque, además de ser un proyecto técnicamente muy bien resuelto, venía acompañado de música:

Primero hay que estirar bien las cuerdas (refiriéndose a la longitudinalidad de las calles que sustentaban el proyecto); después, debe de aportarse una caja de resonancia suficiente para que se produzcan los “sonidos” (en este caso hablando del área de influencia del núcleo de centralidad que habían diseñado); y finalmente dar, estratégicamente, golpecillos muy certeros en los lugares indicados para ir creando la música (esto con relación a la disposición de los edificios y espacios públicos que producirían la actividad en el “lugar”).

Obviamente después de esta explicación vino un aplauso general... pero no sólo eso, en algunos de nosotros también surgió una reflexión: los que tocan la guitarra son aquéllos que se divierten y disfrutan de su trabajo, los que juegan como niños a crear ciudades, a resolver problemas.

Los que se entregan a la creatividad sin ningún pesar, aun sabiendo que este trabajo es de muchas horas, pesado y a veces tedioso... porque a la hora que llegue la musa de la inspiración te tiene que agarrar chambeando, (así decía un arquitecto de la facultad a quien recuerdo por sus frases y su ingenio).

Así que, de esta forma, les rindo un pequeño homenaje a quienes aman su trabajo, a quienes se emocionan con sus proyectos y los traducen en poesía, a quienes nos contagian con sus ganas de producir, a quienes nos demuestran que la diversión es parte del trabajo. En fin, a todos aquéllos que saben “tocar la guitarra”.