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Emma Cuéllar de la Torre
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Observador
incansable del inevitable legado de la conquista y la colonización,
tema que se reconoce como una de sus preocupaciones constantes,
hacedor de irónicas versiones de cuadros propios de los antiguos
maestros europeos que otorgan testimonio de su ambivalencia hacia
este patrimonio artístico, Alberto Gironella, saludado como
surrealista por André Bretón, es un artista difícil
de clasificar, y en esto, sin duda, radica su fuerza. |
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Durante
toda su carrera Gironella ha tratado de resolver un problema básico
del arte latinoamericano: cómo desarrollar una identidad
artística, original y autónoma, a partir de una tradición
de mezclas conectada con la gran tradición pictórica
europea.
De padre catalán y madre yucateca, Alberto Gironella nació
en la ciudad de México en 1929. Caracterizándose desde
muy temprana edad por ser un lector incansable, pasatiempo que posteriormente
influirá en su obra plástica, fue fundador de la revista
de literatura y arte Clavileño en 1948, y de la revista literaria
Segrel; escritor también de poesía y novela, estudió
Letras Españolas en la unam. Se consagró a la pintura
en 1953, cuando se estableció en Guanajuato, y desde entonces
se dedicó por completo a las artes pictóricas. |
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En
la década de los cincuenta, se dio en México un movimiento
de ruptura integrado por artistas plásticos y literarios,
quienes rechazaban la idea de adoptar al arte como propaganda política,
así como el hecho de que la representación de temas
indigenistas o nacionalistas fuera la única posibilidad en
el arte. Aunque es hasta la década de los sesenta cuando
la lucha por un arte sin ideologías adquiere fuerza, desde
los años cincuenta algunos artistas empezaban a pintar de
manera individual, fuera de las escuelas y los movimientos, |
dejando
de lado la representación de temas históricos, realistas
o de corte social y político. Para estos artistas el punto
de partida para cualquier hecho creativo era el mundo interior y
subjetivo, las preocupaciones personales y los distintos modos de
expresión. En torno a este rechazo se unifica la nueva generación
de artistas, misma que integró Alberto Gironella.
Como resultado de esta reforma dentro de las artes plásticas,
hubo la necesidad de abrir galerías no oficiales, como la
Galería Proteo que el mismo Gironella dirigió, las
cuales apoyaban a todos aquellos pintores que se encontraban fuera
de la escuela pictórica mexicana. Fue en estas pequeñas
galerías alternativas en las que Gironella realizó
sus primeras exposiciones, de manera colectiva e individual. |
Maestro
del collage, el grabado, la pintura y la litografía,
los temas trascendentales en la obra plástica de Gironella
son el pasado y el presente histórico de México y
de España, la literatura, el tiempo y la muerte, mezclando
con gran libertad creativa la plasticidad y las letras, dos de los
mundos a los cuales dedicó su vida. |
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Juega
con el color y las texturas, con la combinación de la artesanía
mexicana y la española; genera sincretismos culturales manteniendo
vivas las influencias de una cultura sobre la otra, hace que su
obra sea figurativa, y se vea enriquecida mediante una síntesis
entre un lenguaje formal y sus técnicas artísticas,
volviéndose más rico y complejo.
Gironella recibió en 1960 el premio de la Bienal de Pintura
Joven en París. Conoció a Bretón y se integró
al grupo “Phases”, organizado por Edouard Jaguer, con
quien participó en una exposición celebrada en la
Universidad de París en 1963. Regresó a México
en 1962, y para 1968 obtuvo la beca Guggenheim. Desde 1952, exhibió
sus obras regularmente en ciudades como París, México,
Madrid, Nueva York, Belgrado, entre otras. Su vida y obra llegaron
a su fin hace apenas cuatro años, a sus 70 años de
edad. |
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