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Veracruz,
Ver.- Tres autores, tres corrientes distintas y una misma época
en torno de la Segunda Guerra Mundial, según lo explicó
Carlos Miguel Prieto ante los asistentes reunidos en el interior
del remozado Teatro Clavijero de Veracruz. De primera instancia,
podría suponerse que se trataba de un programa demasiado
“ecléctico” para el carácter del público
jarocho. Y, para colmo, en una tarde de sábado que podría
antojarse más para el jolgorio de fin de semana que para
una velada sinfónica.
La entrada al recinto no fue todo lo nutrida que se esperaba, esa
tarde del 1 de febrero, pero los escasos asistentes tuvieron la
oportunidad de escuchar el desempeño de una Orquesta |
Sinfónica
de Xalapa que atraviesa, sin duda alguna, por excelente momento,
el concepto acerado de Inna Nassidze en el estreno nacional del
Concierto para violonchelo y orquesta de Samuel Barber y, por añadidura,
el sorprendente repaso del titular de la OSX, Carlos Miguel Prieto,
a una de las máximas creaciones sinfónicas del siglo
XX: la Quinta sinfonía de Shostakovich.
Programa aparentemente difícil para todos –público
y músicos– que se volvió sorprendentemente digerible
gracias a aquella extraña cualidad, tan propia del arte musical
cuando es adecuadamente interpretado. Ante un buen desempeño,
no existe música compleja ni música ligera; simplemente
arte bien presentado ante un auditorio receptivo.
Después de una lucidora “Sinfonía india”
de Carlos Chávez y del desempeño sorprendentemente
maduro de Inna Nassidze en el Concierto de Barber, Carlos Miguel
Prieto mostró un elogiable aplomo ante una obra tan demandante
y delicada en sus contornos como la Quinta sinfonía del maestro
soviético. Y, por otra parte, causó sorpresa su ejecución
sin el apoyo de la partitura, echando mano de una memoria que le
permite absorber y asimilar una sinfonía como la citada.
Todo, desde el oscuro inicio hasta el bombástico final de
la Quinta sinfonía, resultó en la manifestación
indudable de un profundo conocimiento de esa obra, ubicada sin lugar
a dudas como la máxima creación musical surgida en
los difíciles tiempos del stalinismo.
Fue la época en que las ideas estéticas bien podían
pasar a convertirse fácilmente en delitos políticos
y cuando los artistas eran anatematizados sistemáticamente
por un sistema encabezado por sabuesos políticos dispuestos
a condenar todo aquello que eran incapaces de comprender.
Inna Nassidze ha demostrado a plenitud que está preparada
para abordar compromisos de gran envergadura y que todo lo bueno
que se ha mencionado de ella se queda corto ante sus posibilidades
evidentes. Su trabajo en el Concierto para violonchelo de Barber
resultó en una experiencia aleccionadora, que ha contribuido
enormemente al aprecio de esta, una de las partituras menos difundidas
del compositor norteamericano.
Es de destacarse la labor de la asociación civil Fomento
Cultural de Veracruz que, con la participación del ayuntamiento
local y de la propia uv, hace posible esta serie de incursiones
de la orquesta sinfónica más antigua del país
hacia el histórico puerto y en uno de los teatros de más
tradición, como es el Teatro Francisco Javier Clavijero,
recientemente remodelado y acondicionado para albergar acontecimientos
culturales de grandes alcances. El siguiente concierto en Veracruz
habrá de efectuarse el próximo jueves 13 de febrero,
con obras de Richard Wagner, Johannes Brahms y Manuel de Falla.
Es de esperarse que resulte en otro acierto más. |