Año 3 • No. 91 • febrero 10 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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Asegura el musicólogo español Antonio Ezquerro
Notable, que en la UV haya
una carrera en musicología
Jorge Vázquez Pacheco

El derrotero de la música en España y en México guarda muchísimas coincidencias, por motivos que es sencillo definir. Sin embargo, los archivos musicales que se conservan en México, Morelia, Oaxaca, Puebla y otras ciudades del país requieren un mejor estudio, clasificación y difusión, de acuerdo a la opinión del musicólogo español Antonio Ezquerro Esteban.
Y no porque se trate de música colonial, sino porque se trata de obra hecha en México durante los siglos XVI al XIX. Es la producción de compositores que aquí nacieron y trabajaron, así como de otros que, sin ser mexicanos de nacimiento, aportaron su talento en la forja de un arte sonoro que apenas estamos descubriendo.

Al concluir el curso Circulación de la música y los músicos en el ámbito hispánico: 1600-1900, que ofreció la semana pasada en la Facultad de Música, Ezquerro Esteban, jefe del departamento de Musicología de la Institución Milá i Fontanals, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Barcelona, consideró las circunstancias que guarda la musicología en México y, particularmente, en Xalapa.
“México es un país que, por historia y tradición, cuenta con un patrimonio que merece muchos estudios musicológicos”
De entrada, le llamó la atención que la UV sea la única institución del país que cuente con la carrera de Musicología. “Esto lo contemplo con mucho optimismo; México es un país que, por historia y tradición, cuenta con un patrimonio que merece muchos estudios musicológicos. La obra de López Capillas, Manuel de Zumaya, de Hernando Franco y de tantos otros es música mexicana, no importa que sus patrones sean propiamente españoles. Por tanto, es digna de descubrirse, investigarse, cotejarse con otras músicas. Tal acervo resulta tan importante como el patrimonio arquitectónico o el correspondiente a las artes plásticas”.

El ejemplo más dramático en torno a la escasez de trabajos en musicología posiblemente sea el caso de la Sinfonía de Antonio Sarrier, descubierta en Morelia por Miguel Bernal Jiménez. Nada se sabía de su autor hasta hace poco tiempo.
“Un buen trabajo de investigación musicológica –aclaró Antonio Ezquerro– puede descubrir muchos ejemplos parecidos o divergentes, pero es seguro que aportará muchos más. En los archivos de la Catedral de México y en la Iglesia de Guadalupe hay una cantidad sorprendente de material, de verdad maravilloso, que se encuentra a la espera de ser catalogado, interpretado en conciertos, registrarlo en grabaciones”.

Los casos del maestro Jesús Estrada y del musicólogo norteamericano Robert Stevenson son representativos de la cantidad de material que un investigador puede descubrir aquí. Stevenson llegó a convertirse en una verdadera autoridad en materia de música barroca mexicana, se le cuestionó.

“Sí, pero en este caso no se trata de tutelas, que no tienen por qué ser malas, sin importar que sean españolas o norteamericanas, como en el caso de Stevenson, que procedía de la Universidad del Sur de California. Lo que hace falta es que surjan iniciativas locales, que sean los músicos de aquí quienes estudien la música generada en México.

”Como se trata de material que nos une a España y a México, resulta evidente que habrán de surgir nuevos puntos de contacto histórico. Volvemos, entonces, al paralelismo que es la trayectoria de la música de nuestros respectivos países.”