|
|
San
Juan de Ulúa,
patrimonio de todos
Oliver Rebolledo Rivera (Estudiante de Arqueología)
|
![](images/ulua2.gif) |
Cuando
escuchamos o leemos las palabras “Patrimonio Cultural”
imaginamos algún edificio colonial o construcción
antigua que nos remonta al pasado y nos ocasiona un sentimiento
de orgullo y dignidad social. Observar un monumento arquitectónico
como el Fuerte San Juan de Ulúa desde el malecón del
Puerto de Veracruz es trasladarse 500 años al pasado a través
de la historia de nuestro país. Observar esta antigua construcción
como un monumento
|
histórico
–patrimonio cultural de México– con la suficiente
conciencia social para protegerlo, restaurarlo, conservarlo y utilizarlo,
eso se encuentra en muy pocas personas.
Esta construcción, con su “urdimbre, entretejida con
diversos mestizajes y culturas, con acciones bélicas de conquista
y defensa, con reminiscencias de corsarios y piratas; sus contrastes
de presidio y presidencia hacen que el breve espacio, entonces insular,
sea un testigo insustituible del ayer portuario, militar, comercial,
político y carcelario, y hoy considerado un punto de enorme
atracción social, cultural y turístico para Veracruz
y para todos los mexicanos”1 , se encuentra en la actualidad
bajo el Proyecto Integral San Juan de Ulúa.
Este proyecto tiene la intención de convertir al Fuerte en
una puerta cultural al mundo, entrada y salida en nuestro país
a todas las expresiones humanas que tengan la voluntad de transmitir
y difundir sus rasgos y aspectos más característicos
de su país de origen. Al mismo tiempo que se rescata, conserva
y restaura el monumento se le da una utilidad social y cultural,
digna de un país rico en diversidad cultural marcada por
el choque entre dos continentes, por el aculturamiento más
significativo en la historia escrita por el hombre.
Si bien se llega a cumplir con el objetivo de este proyecto entonces
podremos hablar de los cambios que pudiesen ocurrir entre los habitantes
del Puerto de Veracruz. Cambios que –a mi punto de vista–
enriquecerán la conciencia del pueblo, cultivando en ellos
el respeto a los monumentos históricos, no sólo como
inmuebles protegidos por la unesco, sino como estructuras arquitectónicas
vivas, órganos vitales de una ciudad y de un país.
La comunidad veracruzana tendrá la oportunidad de preservar
su cultura, sus tradiciones, expresarla a los turistas y transmitirla
a sus descendientes. |
![](images/ulua3.gif) |
El proyecto no es simple, consta de varias etapas,
una de ellas es la restauración. Ésta incluye una
zonificación, buceo de reconocimiento, levantamiento de daños,
dibujo (planos), investigación en fuentes bibliográficas
y redacción de un informe general. Se contempla un reporte
de daños en los cimientos por el constante movimiento del
oleaje y de los dragados que se llevan a cabo en el muelle.
|
Asimismo, el proyecto incluye áreas de
investigación como arqueología, historia, difusión,
ingeniería, arquitectura, mecánica de suelos, estudios
de granulometría, determinación de golpes de ola y
corrientes de agua.
Existen 17 descargas de drenaje en el área que comprende
al Fuerte, las cuales ocasionan una contaminación muy desagradable.
Estos desechos combinados con los hidrocarburos que desechan los
barcos se convierten en una gelatina que se adhiere a los muros
del monumento provocando una contaminación en los mismos.
Incluso, realizar un buceo en la zona como investigación
arqueológica resulta arriesgado para los arqueólogos.
Se consideran dos tipos de daños: a) Por socavación
de cimientos, y b) Por erosión química. La socavación
se sigue llevando a cabo porque el Fuerte está construido
sobre un arenal, sufriendo un movimiento natural constante por el
movimiento del mar. La socavación libera la arena acumulada
por las fuerzas del oleaje que de no hacerse los barcos no podrían
entrar al puerto. Afortunadamente, el Centro inah Veracruz logró
gestionar ante las autoridades navales y mercantiles que los buques
cargueros se estacionen con la proa frente al muelle para que la
propela (de gran tamaño en estos barcos) no contribuya con
los daños. La contaminación química carcome
el coral, material que en su mayoría se utilizó para
construir los muros y cimientos del edificio.
El reto para este proyecto es enorme aunque, como mencioné
anteriormente, si se logran los objetivos propuestos, estaremos
hablando de uno de los monumentos históricos más importantes
para nuestro país y para el mundo. Algunos de estos objetivos
son: convertir el inmueble en centro cultural (puerta de intercambio
con el mundo, entrada de culturas), centro de exposiciones internacional
para los países, museo marítimo, espacio permanente
para muestras gastronómicas nacionales y extranjeras.
Puedo concluir sugiriendo que San Juan de Ulúa, así
como la actividad comercial del Puerto (indispensable en la economía
del estado), el estilo de vida de los veracruzanos y el sector turístico,
tendrán la valiosa tarea de encontrar un equilibrio de subsistencia,
con el claro objetivo de nutrir, enriquecer y difundir nuestra identidad
cultural, importante para nuestro pueblo, y a su vez darle vida
a un Patrimonio Cultural que por el momento pareciera estar inerte
dentro de un complejo mercantil marítimo latente en el Puerto
de Veracruz.
1 Goeritz Rodríquez, Daniel; Judith Hernández,
Virginia Murrieta. “San Juan de Ulúa, puerta de la
historia” volumen 1. Conaculta, INAH, 1996.
|
|
|
|
|
|
|