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¿Arqueología
subacuática?
Ana Katalina Celis Hernández (Facultad de Antropología)
(Segunda parte)
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Después
de hacer mención sobre algunos de los principios básicos
de la arqueología subacuática, en los siguientes párrafos
enfatizaré en la limitante principal que tiene el arqueólogo-buzo
al trabajar en el agua. Partamos del hecho de considerar que el
medio acuático no pertenece al propio de la naturaleza del
hombre, es decir, la |
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limitante
de este trabajo arqueológico, más que realizarlo bajo
el agua es hacerlo a una presión atmosférica distinta
a la de la superficie.
En ésta, el aire que se halla alrededor nuestro ejerce una
presión de una atmósfera (ATM) sobre el cuerpo a pesar
de que no la sentimos debido a que estamos constituidos principalmente
de líquidos los cuales no se comprimen ante la presión.
Cuando nos hallamos bajo el agua este medio actúa de manera
similar al aire ejerciendo una presión que esta vez sí
experimentamos debido a la mayor densidad de la misma. En ambos
casos los cambios de presión los llegamos a sentir en los
espacios aéreos de nuestro cuerpo como son los pulmones,
los senos frontales (por debajo de los ojos) y los oídos,
tal como cualquiera de nosotros lo ha sentido al ascender una montaña
o volar en avión.
Por otra parte, el aire que respiramos de forma natural está
compuesto en un 78 por ciento de nitrógeno, 21 por ciento
de oxígeno y tan sólo en un uno por ciento de otros
gases de menor consideración. Dicha concentración
no presenta inconveniente alguno en nuestra vida diaria, sin embargo,
para todo aquél que practica el buceo lo anterior reviste
una importancia vital.
Entre esta distribución de gases el nitrógeno asume
un papel relevante debido a que si de forma natural el cuerpo humano
no lo utiliza fisiológicamente, cuando nos encontramos bajo
el agua y a una presión distinta, dicho gas se convierte
en un factor de riesgo cuando es inhalado en estas condiciones.
Mas allá de una ATM de presión (en promedio cada 10
metros aumenta una ATM) el nitrógeno va almacenándose
en nuestras vías sanguíneas y tejidos esperando salir
una vez que comencemos el ascenso de regreso a la superficie y cuando
la presión sobre nosotros comience a disminuir. En suma,
si no permitimos que este gas sea expulsado durante el ascenso,
actuará de manera forzosa ante la expulsión que de
forma natural ejerza sobre de él nuestro cuerpo. |
La
consecuencia directa de esta situación es que si ascendemos
rápidamente o si permanecemos más tiempo del que está
estipulado a determinada profundidad, el nitrógeno absorbido
formará, en su salida, burbujas de aire en los tejidos y
vasos sanguíneos de diferentes partes del cuerpo siendo causante
de dolores musculares, calambres, mareos y en el peor de los casos,
parálisis, inconciencia |
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y
muerte. Lo anterior es conocido como enfermedad descompresiva y
resulta ser uno de los principales peligros latentes para todo buzo.
Las investigaciones arqueológicas que se realizan bajo el
agua entre estas condiciones de peligro toman el carácter
de una disciplina de riesgo y de amplias precauciones, más
aún cuando consideramos los distintos tipos de ambientes
en que se puede trabajar en donde el caso de nuestro país
es ejemplar por su diversidad de espacios. Por ejemplo, está
el caso del buceo en cenotes, cavernas y cuevas en donde al no existir
un punto de salida accesible en todo momento, lo anterior es causa
de modificación de las técnicas de buceo así
como de las características del equipo autónomo ante
el riesgo de la posibilidad de sufrir algún percance al interior
de estos espacios.
Afortunadamente los avances en la medicina del buceo se han desarrollado
al grado de que actualmente podemos hablar de un tipo de buceo técnico
(a diferencia del de carácter recreativo que es el comúnmente
conocido) que ya permite ampliar los tiempos de inmersión
a partir de una mezcla de gases entre las cuales la más conocida
es denominada “nitrox” o “aire enriquecido”
basado en una distinta proporción en la cantidad de oxígeno
y de nitrógeno del aire.
Como puede observarse, la capacitación del arqueólogo
subacuático no cesa en tanto se siguen desarrollando las
técnicas de buceo que nos permitan una mayor y más
segura accesibilidad a los materiales sumergidos y, de igual importancia,
en tanto no deje de apasionarnos el hecho de trabajar en un ambiente
que, aunque desconocido y riesgoso, no pone límites a las
satisfacciones que en cada inmersión ofrece a nuestra búsqueda. |
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