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Número 21
 

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Corre la voz

La cauta analogía

Gabriel Wolfson

El escritor, periodista y activista francés Pierre Gascar (1916-1997), prisionero de guerra del ejército alemán de 1940 a 1945, escribió dentro de su prolífica obra, un libro en el que da cuenta de su pasión por las plantas: El reino vegetal. Gabriel Wolfson reseña este título en la revista Crítica de la BUAP (núm. 124, nov-dic 2007) Presentamos ahora un extracto de ese texto sobre esta novedad reciente de la UV.

[…] El reino vegetal está compuesto de seis cuentos, similares en extensión y en que cada uno gira en torno a una especie vegetal. He comentado largamente el primero; quiero decir que los otros cinco no desmerecen en intensidad, y que la plabra “belleza”, tan inmanejable en estos tiempos, podría aplicárseles sin ninguna dificultad.

Se trata de textos en donde si bien las tramas son importantes, están bien construidas e invitan al lector a perderse en ellas, lo más notable y atendible es la pura posibilidad de que las historias ocurran, la creación de entornos, la emergencia de percepciones precisas y lúcidas, el atisbo de la esencia profunda de las situaciones adonde de pronto han caído los personajes.

Ante algunos intentos totalizadores del siglo XX, y que a menudo hicieron de los grandes temas un reclamo publicitario, Gascar propone su modesta colección de relatos que, como sin querer, van tocando tales encrucijadas: el nazismo, los conflictos regionales europeos, el totalitarismo de la China de Mao en “El Pents’ao, o el progresismo, el desarrollismo técnico y bienpensante de los setenta en “El trigo y la ampola” –las dos especies que acompañan las representaciones de la diosa Deméter–, donde unos técnicos occidentales preocupados por los hambrientos y recién bautizados tercermundistas descubren que, en su intento de erradicar el consumo de opio y a la vez potenciar la alimentación de los países pobres –nuevos y atroces misterios eleusino–, han estado a punto de exterminar las cepas primitivas del trigo y la amapola.

Cada paso de estas buenas conciencias alojadas en algún organismo suizo acaba siendo inevitablemente una conversión perversa de la vida, un regateo que contempla los “precios” (daños colaterales, diríamos ahora) que se han de pagar apra obtener una noble y múltiple ganancia. Al final descubren las últimas cepas del trigo y la amapola, las que “poseían las cualidades de la especie en el más alto grado”, en los campos abandonados de la Afganistán invadida por los soviéticos.

Incluso en “El sauce” podemos leer un capítulo más de esta melancólica saga del siglo XX: un propietario debe deshacerse de un sauce de su jardín con la ayuda del campesino que lo cuida. Una vez talado, el tocón resiste los sucesivos intentos, que lo convierten en un grotesco ejemplo de las metamorfosis provocadas por las tecnologías del exterminio, hasata que el narrador descubre en su tenaz raíz un reflejo de su propio envejecimiento, de la vida “invertida” del “reverso dela vida”, el recogimiento que precede a la muerte.

En el último relato del libro “El nostoc”, Gascar relata a través de su doble pasión botánica y caminante (en realidad no hay escisión en él: el libro y el paseo se originan, se complementan mutuamente) el descubrimiento de este humilde vegetal, un alga, la única que vive fuera del agua desde hace millones de años […]
Como dije al principio, en este cuento la trama casi desaparece, o en todo caso se trata de una trama puramente interior, construida a base de sucesivos hallazgos sobre el nostoc: resulta que en su apariencia menor, oscura, marginal hasta casi el autodesprecio, el nostoc no sólo nos antecede en millones de años y no sólo registrará el tiempo en que dejemos los humanos de existir, sino que tal vez esté ahí cuando el sol se haya enfriado por completo y acaso aún “logre obtener de alguna lejana estrella rojiza un poco de vida hinchándose, a falta de las prolongadas lluvias de otoño ya desaparecidas en el silencio último, con el rocío del infinito.

Cuento metafísico, en él esta alga se presenta incluso como la alteridad del propio reino vegetal, el “otro” marginal y desatendido pero que contiene en sí, fantasmagóricamente, el secreto del ser: el pensamiento cautamente analógico de Gascar se topa por fin con un vegetal que, más allá de atestiguar la historia humana, testimonia la pura posibilidad de existencia, la contingencia de lo viviente. Con todo esto no nos costará ningún trabajo situar a Gascar entre aquellos pocos cuentistas franceses, experiemntados, casi secretos, insustituibles.

Pierre Gascar, El reino vegetal, Univesidad Veracruzana, Xalapa, 2007, 143 pp. Traducción de Diana Luz Sánchez

 
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La figura de monseñor Rafael Guízar y Valencia, ex obispo de Veracruz, adquirió dimensiones celestiales cuando en 1950, al exhumarse su cadáver para ser trasladado a una capilla, no mostró signos de putrefacción. Éste es sólo uno de los muchos sucesos extraordinarios que rodearon su vida y que dieron pauta para que se iniciara su proceso de canonización, la cual concluyó recientemente en forma favorable. De ahí la expectación que despertó una de nuestras novedades que se presentó durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Se trata de Olor de santidad. San Rafael Guízar y Valencia: articulaciones históricas, políticas y simbólicas de una devoción popular, del antropólogoFélix Báez-Jorge.

No es éste un trabajo de coyuntura, pues el doctor Félix Baéz lo emprendió años atrás, y de hecho lo vislumbró desde su niñez dada su cercanía con personajes muy ligados a la vida de su biografiado, pero sin duda llega en un momento oportuno con la canonización, en octubre pasado, de este personaje. Tampoco es un escrito para llenar complacencias esperadas, sino una investigación que se construye alrededor de los ejes de la historia, la política y la devoción popular.

La vida de Rafael Guízar y Valencia (1878-1938) cubre un periodo histórico por demás conflictivo en nuestro país –el de la guerra cristera− cuyas heridas aún no sanan y cuyas secuelas aún estamos viviendo. Y la investigación de Félix Báez, que podemos calificar de monumental pues abarca cerca de 700 páginas, logra pintar el entramado profundo entre la historia personal y la historia social del momento.

La presentación en la FIL Guadalajara se realizó el domingo 3 de diciembre en el Salón “Alfredo R. Placencia”.

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Otro de los títulos que presentó la Universidad Veracruzana durante la FIL 2006 es Democratización, rendición de cuentas y sociedad civil: participación ciudadana y contraloría social en México y América Latina, una coedición con la editorial Miguel Ángel Porrúa, el CIESAS y la Cámara de Diputados (LIX Legislatura)

En esta compilación participaron, bajo la coordinación de Alberto Olvera y de Ernesto Isunza, 28 académicos de América Latina que abordan desde diferentes perspectivas el tema de la democratización más allá de los procesos electorales. Por sus características, es el primer libro de su especie que se publica en lengua española. Los temas que se tratan son: participación ciudadana, control social, derechos humanos, transparencia, innovación institucional y rendición de cuentas.

El libro fue comentado por Marco Pablo Moloeznik y Enrique Valencia, ambos profesores de la Universidad de Guadalajara, y por los coordinadores de la obra. La presentación tuvo lugar el viernes 1 de diciembre, en el Salón “Antonio Alatorre”.

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Otro proyecto reciente de la UV que se dio a conocer durante la magna fiesta de la edición en Latinoamérica es la Biblioteca del Universitario, que cuenta con  la invaluable colaboración del Premio Cervantes 2005, Sergio Pitol. Se trata de una gran campaña para enriquecer y cultivar a estudiantes, maestros y trabajadores de esta casa de estudios a través de la mejor literatura de todos los tiempos.

Las primeras obras publicadas de una colección que constará de 52 títulos son:  Visión de anáhuac y otros textos de Alfonso Reyes, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, de R. L. Stevenson, Papá Goriot de Honoré de Balzac, Hamlet y Macbeth, de William Shakespeare y Cuatro novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes.

Estas joyas de la literatura universal fueron presentadas por el rector de la UV, Raúl Arias Lovillo; la directora general de la Editorial de la UV, Celia del Palacio, y por Jorge Medina Viedas y Agustín del  Moral, coeditores de la colección. La presentación se realizó el domingo 26 noviembre, en el Salón “Antonio Alatorre”.

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Además, como de costumbre, la Editorial de la Universidad Veracruzana contó también con un stand en el que exhibió y puso a la venta lo más importante de su producción a lo largo de casi 50 años de labor.

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que este año cumplió 20 años de existencia, estuvo dedicada a la comunidad autónoma de Andalucía y tuvo lugar del 25 de noviembre al 3 de diciembre.

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En esta edición se entregó a Carlos Monsiváis el Premio FIL de Literatura 2006, que hasta 2005 se llamó Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo.

Como se recordará, mientras no se resuelva el diferendo entre los organizadores de la FIL y los familiares del escritor Juan Rulfo, se prohibió expresamente a los primeros utilizar el nombre del narrador a partir de este año y hasta que se resuelva el litigio al respecto.

Siempre polémico, Monsiváis declaró que las dos constantes que han impedido el desarrollo de la educación en México y América Latina han sido la repetición interminable de las crisis económicas y el desprecio por las humanidades; también expresó su preocupación por el veto presidencial a la Ley del Precio Único del Libro.

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A esta XX edición de la FIL, dedicada a Andalucía, asistió también una nutrida delegación de la Universidad Veracruzana para participar en el VI Coloquio de Estudios de la Cultura: Los nuevos objetos culturales en Iberoamérica, donde se analizó este tema desde una perspectiva interdisciplinaria.

Uno de los miembros de esa delegación fue Ricardo Corzo, secretario académico de la UV, quien firmó en nombre del rector Raúl Arias Lovillo un convenio con la Universidad de Guadalajara para establecer un posgrado en Estudios de la Cultura.
 
   
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