DOSSIER (artes plásticas)
Un collage
de Salvador Cruzado
Diana Luz Sánchez
Diana Luz Sánchez es licenciada en Letras Francesas
(UNAM) con especialidad en traducción (El Colegio de
México). Ha sido editora y traductora en el FCE.
Si yo trato de mezclar estas cosas, inmediatamente
pierden su brillantez. El color hay que respetarlo.
No hay que mezclar mucho. Hay que saber manejar el color.
Técnicas mixtas sobre tela es uno de mis temas, monotipos es otro, collages es otro, ensambles es otro,
cajas y, muy recientemente, esculturas. Son cinco posibilidades que se retroalimentan una a otra. No me
cuesta trabajo brincar de una a otra. Todo esto genera
mucha teoría, que es parte de lo que estamos trabajando ahora.
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Yo no hago paisaje, yo hago un árbol y otro y otro.
No me interesa. El paisaje es muy complicado, porque
tiene unos vericuetos impresionantes y estamos mal
habituados para calificar algo como paisaje. Según yo,
he estudiado a fondo la problemática del paisaje. Tenemos un concepto, el concepto antropoegocéntrico,
que está fundamentado sobre todo en una enseñanza
judeocristiana de que el hombre es el summum de todo.
Esto es una mentira a nivel cósmico. Somos demasiado pretenciosos. Todos los grandes paisajistas, incluso
Rembrandt, uno de mis preferidos, tomaron apuntes
en el exterior pero el cuadro era confeccionado en el
estudio. Realmente el paisaje, como debe entenderse,
empieza con los impresionistas, que rompen con toda
la tradición de dependencia de la Iglesia, que era la que tenía el dinero y mantenía a los pintores y decía:
“hágame esto así y así, o si no, es cosa del demonio”.
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De pequeños nos dicen: “un árbol tiene el tronco café
y las hojas verdes”, pero de repente empecé a ver
troncos de árboles y me di cuenta de que hasta ahora
no he visto un tronco café y que en el follaje las escalas
cromáticas son infinitas
*
Llegué a Xico desde el D. F. Yo ahí hacía algo que no
tiene nada que ver y que vendía mucho, pintura muy
erótica pero con un contenido muy canijo, una críti-
ca al consumo tan fácil de la mujer como objeto. De
modo que llego aquí y me encuentro con que Xico era
muy bonito. ¡Con una vegetación…! Evidentemente
en el D. F no había nada de eso y me costó trabajo
integrarme, empezar a saber qué es la vegetación. Mi
casa era la única, era una finca abandonada; entonces
empecé a sacar muchos apuntes y llegué a un montón
de procesos. Esto era muy bello, te podías pasear, y la
memoria visual se queda; los ojos son un par de cáma-
ras fotográficas y hay que saber procesarlas.
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Colaborador de Miguel Galas en diversos trabajos para la
Olimpiada México 68, Salvador Cruzado impartió cursos de
cartel y serigrafía en el ILCE-Unesco (México, D. F.). Egresado
de la Escuela de Arte y Publicidad y de La Esmeralda.
Forma parte del Instituto de Artes Plásticas de la univercidad
Veracruzana y es profesor en la
facultad de Artes Plásticas de la misma universidad. Ha
participado en más de cincuenta exposiciones individuales
y colectivas, entre ellas Casa del Lago (1977)
el Salón del Neofigurativismo (Palacio de Minería, 1980).
En 1989 ingresó a la Sala Permanente del
Museo de Arte Moderno; en colecciones particulares de México, Estados Unidos, Alemania, Japón
y otros países se encuentra obra suya. |
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