Núm. 8 Tercera Época
 
   
encabezado
 
Gustavo Pérez
TAUMATURGO DEL BARRO
 
 
fotos
escudo uv
 
corre
 
  punto    Puntos de venta
  buzón Buzón del lector
  suscribete Suscríbete

 

lineamientos de publicación

 

 

 
 
 
 
páginas <<< 1 2 3 4 5 6 >>>
 

 

—Con prisa de profesional organizó mi cuerpo para obtener un placer estrepitoso, casi mecánico. No puedo jurarlo, pero incluso en su brusquedad aquello me pareció auténtico. Compuso su ropa y luego dijo:

——Ahora olvídame, no soy para ti ni para nadie. Cuando te necesite yo te buscaré –concluyó.

—Salí mareado del baño, la perdí de vista. Tomé un trago que me supo al lavar de manos de un cirujano tras la operación exitosa. Casi con desinterés comencé a buscarla con los ojos.

—¿Quién era? Nadie supo decirme. Conjeturas sí: una maniática escapada de la reclusión familiar, una millonaria hija de la mala fortuna, la esposa de un alto funcionario, una alcohólica sin redención. Nadie estaba seguro.

Como yo, había media docena de individuos haciendo preguntas sobre la misma criatura. Llegó en taxi y desapareció en escoba, dijo uno de sus dolientes. Creo que se escurrió por la taza del baño, comentó otro.

Bastó la ausencia de Lilith para que la fiesta cayera en un marasmo de misa de difuntos. Uno a uno fueron desfilando los invitados, muchos de ellos contritos, con el rostro bajo y sintiendo sin duda la espada de los ojos de sus mujeres caer sobre sus nucas. Ya en la calle florecerían las lenguas.

Regresé a mis rutinas, quise olvidarla, pero en sueños comenzó a visitarme y cada noche abusaba de mí hasta dejarme exánime. Súbitamente despertaba húmedo y en medio de la oscuridad y adivinaba su presencia a mi lado, vigilándome. Soy un hombre de rutinas, de pesos y medidas, y aquel gasto de energía estéril me dejaba convertido en un bobalicón e inútil pedazo de carne. Comencé a obsesionarme por sus palabras. Tenía razón: había algo de infierno en el hecho de haberla conocido. Quien te vio jamás te pudo olvidar. ¿Dónde leí o escuché esa frase?

Recurrí a mi amigo, el erudito:

—¿Lilith? –dijo Marcio Antonio, sacando de su biblioteca el Fausto de Goethe. (Antes de hacerlo se lavó las manos y se las secó concienzudamente.) Me leyó un parlamento:

Fausto: ¿Quién es aquélla?

Mefistófeles: Obsérvala con atención. Es Lilith.

Fausto: ¿Quién?

Mefistófeles: La primera mujer de Adán. Ponte en guardia contra sus hermosos cabellos, el único adorno de que hace gala. Cuando su cabellera logra atrapar a un hombre, no lo suelta tan fácilmente.

cartel

—Así que conociste a Lilith –dijo cerrando el libro–; no te asustes, disfruta de ella. Si le muestras temor, acabará contigo. A todos los hombres nos llega por lo menos una de su especie en la vida. Lilith ha sido definida como una serpiente tortuosa, que hace reír a los niños de noche. Recoge las emisiones nocturnas de los hombres y está presente cuando las parejas copulan. Lilith gobierna legiones de demonios.

Marcio Antonio es el tipo de hombre que no vive en la vida sino en los libros. Lo único que vale para él es la sabiduría. Un hijo suyo se suicidó porque no pudo estar a la altura de las expectativas de su padre. Marcio quiso que el muchacho estudiara griego eleático, arameo y otras siete lenguas, entre ellas el náhuatl. El chico quería ser futbolista, terminó una licenciatura en filosofía a golpe de latigazos, le entregó el título a su padre y luego se lanzó de cabeza desde el puente de Xallitic. Marcio le concedió un entierro económico y volvió a sus libros.

—No hay que sufrir por nada, hermanito. Por nada. El mal es una necesidad metafísica. Eso ya lo sabían los presocráticos. El dolor, la desgracia, no sólo son útiles sino indispensables. Sin ellos el mundo sería un caos. Todavía viviríamos en cavernas.

Marcio Antonio colocó el libro en su lugar y volvió a lavarse las manos. Mientras se las secaba dijo:

—Cuando murió el nené, le di su sepultura y cerré el capítulo correspondiente.

Extendió con delicadeza la toalla, se miró en el espejo y habló dándome la espalda:

—Mujeres como esa han existido desde siempre y en todas las culturas. La Lilith que te visita es la encarnación del mal, es tu parte oscura.

 
 
 
páginas <<< 1 2 3 4 5 6 >>>
     
Hidalgo #9 • col. Centro • Xalapa, Veracruz, México • (2288)8185980, 8181388 • lapalabrayelhombre@uv.mx