Año 3 • No. 149 • agosto 31 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Una mirada a los
años de estudio
Régulo Carlos Llarena Hernández
(Facultad de Biología-Peñuela)

Quiero iniciar con una cita del sacerdote y filósofo Erasmo que dice lo siguiente: “La esperanza principal de una nación radica en la educación adecuada de su juventud”.

Es confortable ver que hoy, la mayoría de los que egresamos, celebramos la consumación de aproximadamente 19 años de estudio, contando kinder, primaria, secundaria, preparatoria y universidad; los cuales se dicen fácil, pero ojalá alguien nos hubiera dicho

antes que la mayoría de las cosas que aprendemos, las aprendemos fuera del salón de clases, que hay ocasiones en las que se puede estar solo aún cuando estamos rodeados de mil personas, que podemos saber todo y reprobar un examen o no saber nada y sacar una buena calificación. Y que nos encontraríamos con personas que nos harían mucho daño, pero que años más tarde, les agradeceríamos porque nos hicieron más fuertes.

Sobre los amigos que hicimos en esta etapa... lo único que podemos hacer por ahora es darles las gracias, porque no existen palabras con tanto valor en este momento, como las que recibimos de ellos en los momentos más difíciles, en los cuales, gracias a ustedes, ¡las penas se hicieron pequeñas y las alegrías se agrandaron!

A todos los presentes y no presentes... hoy también se merecen una felicitación, un aplauso y creo sin exagerar hasta un trofeo, por habernos guiado, tolerado y corregido por tantos años, por el amor invaluable que nos demostraron y porque para ser padre no se estudia y el hecho de que nosotros estemos aquí, significa que tienen la mejor y mas valiosa calificación... la de nosotros, gracias papás.
Por último, creo que es imposible que alguno de nosotros olvide a la Universidad Veracruzana, la cual en los últimos años se convirtió en nuestro segundo hogar, cuyas paredes nos recibieron como adolescentes y ahora, como jóvenes adultos, nos arroja ya preparados al maravilloso mundo profesional.

Y fue aquí donde, en nuestro proceso de maduración, sufrimos, nos preocupamos pero también reímos y nos divertimos, pero sobre todo recibimos la necesaria sabiduría de excelentes catedráticos, para ahora así, salir al campo de batalla con la confianza de que tenemos las armas necesarias para continuar en el juego. ¡El juego de la vida!

Y como decía Siddartha Gautama (Buda): “Todos conocen el camino, pocos son los que lo recorren” así que, compañeros, los reto a que lo recorramos.