Frente
al descontento social que provoca que el desarrollo económico
selectivo no beneficie al grueso de la población y, en cambio,
excluye al 60 por ciento de la población mexicana, y con
el cercano antecedente de la insurrección chiapaneca, el
estudio del papel que las fuerzas armadas han tenido en la conformación
de las naciones mexicana e iberoamericanas resulta esencial para
México, aseguró Juan Ortiz Escamilla, especialista
del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S)
de la Universidad Veracruzana (UV).
Previo a la realización del II Congreso Internacional Fuerzas
Militares en Iberoamérica (siglos XVIII-XIX), que tendrá
lugar los próximos 30 de septiembre y primero de octubre
en la sede del IIH-S-, Ortiz Escamilla advirtió que iniciativas
como la del Partido Acción Nacional (PAN) que hace algunos
años propuso la creación de milicias como una medida
de control social frente a los problemas de inseguridad social resultan
harto peligrosas «porque en esta sociedad tan caótica
como la nuestra, donde no hay respeto al derecho ni a las personas,
ni al otro, si nos armamos, imagínense lo qué va a
pasar».
|
Juan
Ortiz |
Sin
embargo, el investigador explicó que a pesar de que en la
organización social vigente la participación de las
fuerzas armadas no es fundamental como en los siglos XVIII y XIX,
“la historia nos muestra que en etapas de crisis, cuando el
estado no tiene la estructura militar para enfrentar una situación
de emergencia, recurre a la sociedad civil y la arma, lo cual es
muy peligroso”.
Ortiz Escamilla añadió que, tal y como el investigador
José Antonio Serrano –uno de los expositores en el
Congreso– lo ha planteado, durante el Porfiriato, los aparatos
militares comenzaron a disminuir y la burocracia a fortalecerse
–sobre todo la hacendaria y fiscal–, “pues ellos
pensaban que con una buena administración económica,
con desarrollo económico y demás, iba a ser suficiente
para mantener la paz social. Pero no se planteó, no pensaron
que podía haber un estallido social y es mucho de lo que
nos sucede actualmente”.
Me parece muy peligroso, dijo, que el proceso de modernización
que vivimos excluye al 60 por ciento de la población porque
las autoridades se están viendo miopes en el sentido de que
ponderan la economía. “Me dio mucha vergüenza
cuando (el presidente) Vicente Fox dice que tiene 60 mil millones
de dólares de las reservas federales, a costa de toda la
miseria y el hambre que hay en la mayor parte de la población.
Eso no es justo y no lo consideran: cada vez va a haber más
movimientos de descontento social que no se pueden reprimir por
la vía militar”, añadió.
Además, destacó que “los medios (de comunicación)
han participado mucho en la generación de una mayor desconfianza
y me parece muy peligroso. En México se está dando
una gran división de la sociedad y tendríamos que
ver lo que está pasando en Venezuela. La historia del siglo
XIX nos muestra que la división entre la provincia y el centro
fue una lucha terrible que desgastó al país, lo llevó
a extremos de miseria incalculables y eso es lo que tendríamos
que evitar nosotros”.
También resaltó que durante la insurrección
chiapaneca de 1994, los mecanismos de contrainsurgencia empleados
usados por el estado mexicano son los mismos que fueron utilizados
durante la Guerra de Independencia: “en ambas ocasiones, lo
primero que se hizo fue dividir al grupo que se insurrecciona, armar
a la mitad para que elimine a los otros. Eso fue lo que hizo el
Estado con los coletos y con todos los grupos contrainsurgentes
y demás. Son prácticas que no se olvidan, por eso
es importante estudiar a las fuerzas armadas”.
El estudio del papel que las fuerzas militares tuvieron en la conformación
de los estados iberoamericanos es una propuesta “que venimos
desarrollando desde hace varios años, trabajando en coordinación
con universidades españolas como la Jaume I de Castellón,
la de Sevilla, la del País Vasco. Sobre todo, nos interesa
entender la creación de los ejércitos en América
Latina a mediados del siglo XVIII.
Antes, no había fuerzas militares en América, sino
ciudadanos armados que se movilizaban cuando había peligros
de invasiones, motines, para defender su territorio y su pueblo”.
A mediados del siglo XVIII, explicó, empezó un proceso
de la monarquía que bajo el nombre de Reformas Borbónicas
planteó la necesidad de crear ejércitos en América,
a partir de la invasión inglesa a La Habana en 1762. Antes
de esta fecha las potencias enemigas de España no tenían
ningún interés en ocupar territorios conquistados
por la corona española, pero desde mediados del siglo XVIII
cambiaron de parecer y es cuando España decide armar ejércitos.
“Fue un proceso muy interesante porque hablamos de la incorporación
de la sociedad civil a los temas militares y en la toma de decisiones.
Y son estas estructuras militares las que van a actuar durante la
Guerra de Independencia: esto nos explica que las fuerzas militares
que se crearon por la Corona se enfrentan, se incorporan a estos
movimientos sociales a nivel regional en Iberoamérica y,
finalmente, cómo sirven para independizarse de España.
”Este proceso irregular y militar duró a lo largo del
siglo XIX y llama la atención que a pesar de las diferentes
vías que utilizó cada país para crear sus estados
nacionales, al final todos van acabar en dictaduras militares. Nos
interesa ver este fenómeno de la militarización de
las sociedades en Iberoamérica, particularmente en América
Latina y México», detalló.
La primera edición del Congreso fue realizada en el Puerto
de Veracruz y en esta ocasión se contará con la participación
de ponentes de Argentina, Chile, Colombia y Centroamérica.
Por México, que puede ser considerado el país que
sirvió de caldo de cultivo para tales movilizaciones, estarán
presentes la UNAM, la UAM, el CIESAS y universidades del noreste.
|