Año 5 • No. 184 • Junio 20 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Para el cineasta veracruzano Ricardo Benet
Guadalupe Loaeza Siempre estará en París y en Veracruz
Alma Espinosaa
Presentó su libro, editado por la UV y Océano, que habla más allá del aspecto superficial, pues se encarga de retratar a un París real, con su ambiente político, como el que se vivió cuando Francia jugó un papel importante en la Guerra contra Irak

Contenta, luminosa, sonriente, Guadalupe Loaeza recaló una vez más en Xalapa y, más precisamente, en uno de los más bellos recintos universitarios, la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información.

Antes de acudir con sus lectores a presentar su última producción literaria, Loaeza coincidió con el gobernador Fidel Herrera y el rector Raúl Arias Lovillo, a quienes confesó que el hecho de que la Universidad Veracruzana “participe en la edición, junto con la editorial Océano, de mi más reciente libro Siempre estará París... es un gran honor, pues es un texto que escribí con mucho amor mientras viví dos años en la Ciudad Luz”.

La prolífica escritora mexicana comentó al gobernador que, a iniciativa de Raúl Arias Lovillo, en breve se distribuirán tres discos con música francesa que ella ha escuchado y sentido desde el vientre de su madre y fragmentos del libro que, más allá de ser una guía turística, es el reflejo de la admiración que siente una mujer mexicana por un país que pareciera estar en su sangre casi desde el nacimiento, pues la primera luz que vio fue precisamente en el Hospital Francés de la Ciudad de México.


Guadalupe Loaeza compartió con sus asiduos lectores.
Ya instalada frente a decenas de seguidores y acompañada por el agregado cultural de la Embajada de Francia en México, Gérard Fontaine, y del crítico musical y articulista del diario Reforma, Alain Derbez, Guadalupe Loaeza agradeció a la UV y a su rector por el apoyo para la edición del libro, cuya presentación se enmarca en la décima edición del Festival Junio Musical que
organiza la UV.

Luego de comentar que, a dos manos, escribe con Raúl Pavel Granados un libro sobre Agustín Lara, la autora de 22 títulos con más de un millón de copias vendidas, narró cómo desde pequeña tuvo que convivir con la nación francesa, pues su madre era una francofílica que se empeñaba en mandar a sus hijos a Francia para que aprendieran de aquella cultura. Y lo logró, a tal grado que el gobierno de Jacques Chirac le otorgó a Guadalupe la Legión de Honor.
Cuando el agregado cultural le preguntó sobre su dicho de que a París sólo le faltan unas cuantas letras para que sea llamado un paraíso, la escritora de Las niñas bien y Debo, luego sufro, asintió, sin que pasara por alto mencionar algunos defectos de los franceses. Ante la carcajada de los asistentes, sonrojada, dijo que son malhumorados, impacientes, codos, chovinistas, envidiosos, desaseados, “pero su encanto hace que los perdone”.

Siempre estará París..., es una recopilación de relatos de la vida cotidiana de una ciudad que ha sido la cuna de numerosos intelectuales y artistas. Los nombres de Marcel Proust, Simone de Bouvier, Jean Paul Sartre, Jules Verne, Bernhardt, Voltaire, son apenas algunos de los que se pueden encontrar en más de 300 páginas perfectamente bien ilustradas, con letras bañadas, contrario al negro común, de un azul que llama la memoria, y de recuadros en los que es posible conocer los horarios de los museos y sitios dignos de visitar.

Alain Derbez dijo que el texto habla más allá del aspecto superficial, pues Loaeza se encarga de retratar a un París real, con su ambiente político como el que se vivió cuando Francia jugó un papel importante en la Guerra contra Irak. Además, narra con gran puntualidad la relación que existe entre aquella nación y nuestro país. “Es un libro divertido, del que cada lector puede sacar una enseñanza”.

Al final el público tomó la palabra y le recetó cuestionamientos desde cómo conquistar a una mujer francesa hasta definir algún parecido entre París y México; a esto último dijo que la Colonia Roma, debido a su arquitectura, es lo más cercano al país galo. Tanto a la autora como al agregado cultural, le llovieron propuestas para llevar a más mexicanos a Francia e incluso, para que se tradujera el texto presentado al francés.