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Ensayo
de La Ciencia y el Hombre
La escasez de agua podría ser factor de crisis mundial
Ricardo Luna |
En un futuro no lejano, los países del mundo no protagonizarán
guerras por invasión de su territorio, xenofobia, intolerancia
religiosa o petróleo, sino por el agua, advierte Carolina Ochoa
Martínez, de la Facultad de Instrumentación Electrónica,
en el reciente número de la revista La Ciencia y el Hombre.
Y es que la existencia del líquido vital será insuficiente
para los habitantes del planeta.
En su artículo señala que la demanda de agua se ha incrementado
seis veces en el último decenio, lo que equivale al doble de
la tasa de crecimiento demográfico. En 1900, el consumo era
de 250 metros cúbicos (m3), mientras que en la actualidad es
de 700 por persona al año. En Canadá, esta cifra se
duplica, por lo que el país ocupa, por este concepto, el segundo
lugar después de
Estados Unidos.
De continuar con este ritmo acelerado de gasto, en 2025 dos de cada
tres personas enfrentarán graves problemas debido a la escasez
de agua. Es importante señalar que por cada metro cúbico
de aguas residuales contaminadas que se descargan en acuíferos,
se vuelven no aptos para el consumo entre ocho y diez metros cúbicos
de agua pura. Por ello, cada año alrededor de 3.4 millones
de personas, niños en su mayoría, mueren víctimas
de enfermedades relacionadas con el agua, y aproximadamente 2.2 millones
de personas fallecen por enfermedades diarreicas vinculadas a servicios
insuficientes de abastecimiento de agua, saneamiento e higiene.
Los recursos hídricos mexicanos están constituidos por
ríos, arroyos, lagos, presas y lagunas, así como por
almacenamientos subterráneos y grandes masas de agua oceánica.
Debido al clima tan diverso del país, en casi todos los ríos
existe una importante diferencia entre el volumen de agua que cae
en las épocas de secas y de lluvia, acentuada principalmente
por las obras de retención de agua y su uso para irrigación.
La distribución del agua en el país presenta fuertes
contrastes. En el sureste, que abarca cerca de 15 por ciento del territorio
nacional, se concentra 42 por ciento de los escurrimientos fluviales,
mientras que en el altiplano y la parte norte del país, 36
por ciento del territorio, se localiza sólo cuatro por ciento
de los escurrimientos.
El escurrimiento en los ríos se estima en 410 mil millones
de m3 al año, mientras que el almacenamiento en cuerpos naturales,
como lagos y lagunas, se calcula en 14 mil millones. En amplias zonas
la deforestación y la erosión del suelo producen un
aumento en el escurrimiento superficial y la disminución de
la infiltración del agua de lluvia.
Actualmente, el mal uso del agua está provocando un gran desequilibrio
en la naturaleza. Sólo 2.53 por ciento del agua es dulce, el
resto es salada, y por ello es conveniente que la población
mundial tome conciencia sobre el adecuado manejo de este precioso
líquido.
Para Ochoa Martínez, todas las señales parecen indicar
que efectivamente existe una situación que está empeorando
y que continuará haciéndolo, a no ser que la conciencia
del ser humano logre comprender el daño que hacemos día
a día a la Tierra y, por consiguiente, a nosotros mismos, porque
tarde o temprano llegaremos a terminar con este recurso que, aunque
no lo parezca, es finito. Se trata, pues, de una crisis de los recursos
hídricos, causada esencialmente por su utilización inadecuada.
De continuar así el uso de este elemento, el planeta padecerá
una creciente escasez, la que en el último siglo se ha disparado
sin que la mayoría de la población tome conciencia de
lo que está sucediendo; de no tomarse las medidas y precauciones
necesarias, se pondrá en riesgo la supervivencia de la sociedad,
concluye la académica. |
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