Año 5 • No. 184 • Junio 20 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Ensayo de La Ciencia y el Hombre
La escasez de agua podría ser factor de crisis mundial
Ricardo Luna
En un futuro no lejano, los países del mundo no protagonizarán guerras por invasión de su territorio, xenofobia, intolerancia religiosa o petróleo, sino por el agua, advierte Carolina Ochoa Martínez, de la Facultad de Instrumentación Electrónica, en el reciente número de la revista La Ciencia y el Hombre. Y es que la existencia del líquido vital será insuficiente para los habitantes del planeta.

En su artículo señala que la demanda de agua se ha incrementado seis veces en el último decenio, lo que equivale al doble de la tasa de crecimiento demográfico. En 1900, el consumo era de 250 metros cúbicos (m3), mientras que en la actualidad es de 700 por persona al año. En Canadá, esta cifra se duplica, por lo que el país ocupa, por este concepto, el segundo lugar después de
Estados Unidos.

De continuar con este ritmo acelerado de gasto, en 2025 dos de cada tres personas enfrentarán graves problemas debido a la escasez de agua. Es importante señalar que por cada metro cúbico de aguas residuales contaminadas que se descargan en acuíferos, se vuelven no aptos para el consumo entre ocho y diez metros cúbicos de agua pura. Por ello, cada año alrededor de 3.4 millones de personas, niños en su mayoría, mueren víctimas de enfermedades relacionadas con el agua, y aproximadamente 2.2 millones de personas fallecen por enfermedades diarreicas vinculadas a servicios insuficientes de abastecimiento de agua, saneamiento e higiene.

Los recursos hídricos mexicanos están constituidos por ríos, arroyos, lagos, presas y lagunas, así como por almacenamientos subterráneos y grandes masas de agua oceánica. Debido al clima tan diverso del país, en casi todos los ríos existe una importante diferencia entre el volumen de agua que cae en las épocas de secas y de lluvia, acentuada principalmente por las obras de retención de agua y su uso para irrigación.

La distribución del agua en el país presenta fuertes contrastes. En el sureste, que abarca cerca de 15 por ciento del territorio nacional, se concentra 42 por ciento de los escurrimientos fluviales, mientras que en el altiplano y la parte norte del país, 36 por ciento del territorio, se localiza sólo cuatro por ciento de los escurrimientos.

El escurrimiento en los ríos se estima en 410 mil millones de m3 al año, mientras que el almacenamiento en cuerpos naturales, como lagos y lagunas, se calcula en 14 mil millones. En amplias zonas la deforestación y la erosión del suelo producen un aumento en el escurrimiento superficial y la disminución de la infiltración del agua de lluvia.

Actualmente, el mal uso del agua está provocando un gran desequilibrio en la naturaleza. Sólo 2.53 por ciento del agua es dulce, el resto es salada, y por ello es conveniente que la población mundial tome conciencia sobre el adecuado manejo de este precioso líquido.

Para Ochoa Martínez, todas las señales parecen indicar que efectivamente existe una situación que está empeorando y que continuará haciéndolo, a no ser que la conciencia del ser humano logre comprender el daño que hacemos día a día a la Tierra y, por consiguiente, a nosotros mismos, porque tarde o temprano llegaremos a terminar con este recurso que, aunque no lo parezca, es finito. Se trata, pues, de una crisis de los recursos hídricos, causada esencialmente por su utilización inadecuada.

De continuar así el uso de este elemento, el planeta padecerá una creciente escasez, la que en el último siglo se ha disparado sin que la mayoría de la población tome conciencia de lo que está sucediendo; de no tomarse las medidas y precauciones necesarias, se pondrá en riesgo la supervivencia de la sociedad, concluye la académica.