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En
el Instituto de Psicología y Educación
Enseñan psicólogos a padres a
estimular el lenguaje en sus hijos
Alma Espinosa |
Frases como
¡Estate quieto! son frecuentemente utilizadas por los padres
para comunicarse con sus hijos, pero esta falta de riqueza en el lenguaje
puede ocasionar que los niños presenten problemas de pronunciación
y para transmitir sus ideas, afirmó Teresa Pomposa, investigadora
del Instituto de Psicología y Educación (IPyE), para
quien no se trata sólo de hablar a los niños sino de
entablar un diálogo con ellos para que puedan desarrollar su
lenguaje al obtener una mayor riqueza de vocabulario y expresiones.
El programa Extensión de Lenguaje y Comunicación del
IPyE se ofrece a todos los niños de tres a 12 años que
presentan anomalías en su manera de hablar, y se sugiere a
los padres que es muy importante no sólo platicar con sus hijos
sino también jugar con ellos. Una recomendación es que
armen juntos rompecabezas y que los padres formulen preguntas, como
el nombre de las figuras que van formando, su utilidad y sus características.
Teresa Pomposa sugirió a los padres salir con los niños
para que identifiquen la gran diversidad de cosas que ofrece el mundo,
al tiempo que las tocan y las prueban, pues a través de la
experiencia real adquieren conocimientos.
Un aspecto que vulnera la autoestima de los niños, dijo, es
que se les trate como tontos o se les impartan castigos cuando no
hablan bien. En cambio, se les debe explicar cada detalle, enseñarles
la pronunciación correcta y el significado de algunas palabras
que aparecen en canciones que repiten constantemente, como el Himno
Nacional.
Se les da a conocer a los padres la importancia de la música
en el desarrollo cognoscitivo. Recordó un estudio comparativo
realizado con dos grupos de niños, en el que a uno se le asignaron
actividades musicales extracurriculares, mientras que al otro no.
El resultado fue que el primer grupo obtuvo tres puntos más
en inteligencia en comparación con el otro.
En las instalaciones del IPyE, Teresa Pomposa atiende a los pequeños
y cada caso se analiza y se identifican retrasos en el desarrollo
del lenguaje o alteraciones anatómicas como labio leporino
o paladar hendido. Una vez detectado el conflicto, se sugiere una
intervención quirúrgica o se les somete a ejercicios
diversos. |
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