Año 5 • No. 196  • octubre 10 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Juan Carlos Plata

Para proteger la laguna El Llano, considerada junto con la laguna de La Mancha como sitio Ramsar, de sedimentos de tierra acarreados por las lluvias que podrían condenar a muerte este manto acuífero localizado sobre el Golfo de México, estudiantes de la carrera de Ingeniería Ambiental de la UV sembraron árboles de cedro, caoba, mulato y roble, a lo largo de 400 metros de zona federal.

Esta acción forma parte de una estrategia que propone el desasolve de la laguna, la apertura del canal al mar, la medición de la batimetría de manera continua para saber cómo va evolucionando la profundidad de la laguna y proyectos productivos que le den a la población una opción alternativa de sostén económico en tanto la laguna se recupera, como piscicultura, maricultura, cría de algunas especies en granjas, etc.

Sin fuentes que la alimenten de agua, la laguna se seca completamente durante nueve meses del año y sólo en época de lluvias recupera una extensión considerable pero con muy poca profundidad, producto de la tierra que las propias lluvias arrastran de las montañas de la sierra de Chiconquiaco, lo que ha provocado una disminución drástica en la producción y captura de peces y mariscos, que constituían el sustento de cientos de familias dedicadas a la pesca.
Actopan, Ver.- Como parte de un proyecto integral para rehabilitar el ecosistema y evitar la desaparición de un importante humedal veracruzano, estudiantes de la carrera de Ingeniería Ambiental de la UV plantaron mil 500 árboles –sobrepasando su meta inicial que era de mil– en las inmediaciones de la laguna El Llano, ubicada en la comunidad Villa Rica, perteneciente al municipio de Actopan.

A lo largo de 400 metros sobre la zona federal, junto a la carretera Costera del Golfo 180 que va de Cardel a Poza Rica, y entre el cerro Los Metates y la laguna, los estudiantes sembraron mil 500 árboles de cedro, caoba, mulato y roble, como una medida para evitar que la tierra del cerro arrastrada por las lluvias llegue a la laguna y la haga perder profundidad, además de devolver al ecosistema algunos de los árboles que se han perdido con la habilitación de potreros por parte de los lugareños.
Los años de crisis
Desde hace 15 años, la laguna El Llano ha sufrido severos daños, provocados principalmente por la instalación de un gaseoducto de Petróleos Mexicanos y por los estragos ocasionados por el huracán Gilberto, que en 1988 azotó las costas del Golfo de México y obstruyó la salida de la laguna al mar.

Sin fuentes que la alimenten de agua, la laguna se seca completamente durante nueve meses del año y sólo en época de lluvias recupera una extensión considerable pero con muy poca profundidad, producto de la tierra que las propias lluvias arrastran de las montañas de la sierra de Chiconquiaco.

Además de las obvias consecuencias ecológicas, las malas condiciones de la laguna representan un severo golpe para alrededor de 48 familias de la comunidad de Villa Rica que años atrás vivían de la pesca de camarón, lo que ahora es simplemente imposible.

El último dictamen técnico realizado por las delegaciones de Pesca federal y del estado de Veracruz, realizado en 1989, ya revelaba que la producción de ostión se había reducido en 71 mil 61 kilogramos respecto a años anteriores, la captura de jaiba se redujo cuatro mil 943 kilos en comparación con 1987, y la producción de pescado de escamas se redujo en 12 mil 863 kilos respecto a 1987.
La laguna El Llano
Ubicada a menos de un kilómetro de la zona arqueológica totonaca de Quiahuiztlán y de las ruinas de lo que fuera el primer asentamiento español en México, a tres kilómetros de la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde, a 110 de Xalapa y a unos 70 del puerto de Veracruz, la laguna El Llano forma parte de la zona lagunar central del Golfo de México, junto con las lagunas de La Mancha, El Farallón, Laguna Salada, Laguna Verde y Boca Andrea.

Tanto la laguna El Llano como la de La Mancha fueron incluidas, el 2 de febrero de 2004, en la lista de sitios protegidos por la Convención Ramsar, organismo internacional dedicado a la identificación y conservación de humedales en todo el mundo.

Durante nueve meses del año, la laguna pierde el 98 por ciento de su agua, como consecuencia de la pérdida de profundidad por la incorporación de tierra a la laguna y por la obstrucción de su conexión al mar por el gaseoducto, según el documento “Propuesta para el proyecto ejecutivo de rescate de la laguna El Llano”, elaborado por la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Tinajitas y El Viejón SCP, con la asesoría de los catedráticos de la UV Víctor Hernández Morales, Gonzalo Pérez Monzón, Luis Alberto García Leyton y Juan Lartigue Gordillo.
Debe aplicarse un proyecto integral
Por su parte, el catedrático Luis Alberto García Leyton aseguró que antes de esta reforestación en la periferia de la laguna se hizo trabajo de reforestación en la zona litoral del manto acuífero a base de mangle, y señaló que la intención es ir protegiendo de manera periférica a la laguna para que toda la corriente de terrígenos, los sedimentos que se han ido depositando en la laguna, se frene, que las laderas de los cerros dejen de aportar tierra al lecho lagunar.

Luis Alberto García Leyton.
“Hemos observado que la cuenca de la laguna se ha ido llenando de limos y su capacidad de retención de líquido se ha visto mermada. Además del proyecto que estamos realizando de reforestación, es necesario que se apliquen otros proyectos como el desasolve de la laguna, la apertura del canal al mar, la medición de la batimetría de manera continua para saber cómo va evolucionando la profundidad de la laguna, además de proyectos productivos que le den a la población de la zona una opción alternativa de sostén económico en tanto la laguna se recupera, como piscicultura, maricultura, cría de algunas especies en granjas”.
El trabajo de reforestación
La Universidad Veracruzana, junto con organizaciones y dependencias públicas, ha trabajado en la rehabilitación de la laguna El Llano desde hace aproximadamente cinco años y tiene proyectos en los que participan alumnos y académicos de diversas facultades. Uno de estos proyectos se refiere a la reforestación de la periferia del cuerpo de agua.
“La idea es que todos estos proyectos conjuntados vayan restaurando este ecosistema que se ha dañado; éste es un pequeño pasito de los que se deben dar, sólo se están sembrando árboles en la zona federal de la carretera, pero estamos pensando que más adelante esto se podría extender a terrenos particulares. En la zona hay muchos potreros de ganadería extensiva, lo que indica que hay muy pocos árboles”, aseguró César Lezama García, uno de los alumnos involucrados en el proyecto.

En la ladera del cerro Los Metates, explicó, hay cuencas naturales por donde baja el agua de los cerros, y la idea es sembrar árboles alrededor de estas cuencas, hacer cercos vivos para evitar que la tierra que arrastra las lluvias llegue hasta la laguna, es decir evitar que la laguna se asolve y su profundidad disminuya.
“Si se disminuye la profundidad de la laguna, se cuenta con una capa muy delgada de agua que se calienta muy rápido y se evapora. La reforestación no es la solución a todo el problema pero es un pequeño paso que aunado a otras acciones puede lograr la rehabilitación del ecosistema, un humedal como este es de mucha importancia por la cantidad de especies que dependen de él”.

Lezama García, alumno de la carrera de Ingeniería Ambiental, afirmó que se sembraron especies que no son extrañas en la región como cedros, mulatos, caoba y roble, proporcionados por el Consejo Estatal de Protección al Ambiente (Coepa). Incluso, un vecino de la comunidad regaló 100 árboles de caoba.

César Lezama García.


Norma Argüelles.

Flavio Adán Muñoz Murrieta, presidente de la mesa directiva de la Facultad de Ingeniería Química y Ambiental, señaló que los árboles se sembraron en una extensión de 400 metros sobre la zona federal, junto a la carretera Costera del Golfo, a unos 300 metros de la laguna, justamente entre el cuerpo de agua y el cerro Los Metates.

Norma Argüelles, alumna de Ingeniería Ambiental involucrada en el proyecto de reforestación, aseguró que parte del trabajo que están realizando es vincular organismos, porque no se trata sólo de sembrar árboles sino de conjuntar voluntades para hacer este trabajo de manera integral, “sabemos que nosotros solos no podemos hacerlo, tenemos que formalizar un mecanismo, hacer una investigación, también es necesario que la gente vea estos esfuerzos y se integre, provocar una reacción de la sociedad en este mismo sentido”.

Además resaltó la importancia de este trabajo y aseguró que este esfuerzo se puede llevar a cabo en cualquier lugar, porque en cuestiones ambientales donde quiera hay deterioro, “nosotros sólo retomamos un proyecto ya existente en la facultad y estamos trabajando aquí”.