Año 5 • No. 196  • Octubre 12 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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América Latina ha funcionado
como una utopía disponible
Alma Espinosa
Para Guillermo Uribe, director del Grupo de Investigación para América Latina en Grenoble, Francia, América Latina “ha funcionado como una especie de utopía disponible, pues en los momentos en que los individuos necesitan una salida la encuentran en América. Sucede que los perseguidos políticos, reyes sin reino, anarquistas y desterrados de Europa hallan su terreno aquí”.

Al participar en un panel sobre las relaciones de la Unión Europea y América Latina organizado por el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la UV, Guillermo Uribe dijo que Latinoamérica siempre ha sido un lugar para hacer fortuna, realizar sueños, crear una familia, hacer revoluciones, incluso, dijo, es el lugar ideal para crearse nuevas identidades.

Al dirigirse a un auditorio conformado por estudiantes y académicos, el doctor en Sociología recordó que este continente ha sido una tierra de descubrimientos y fue el que transformó definitivamente no sólo a Europa, que por cierto se enriqueció, sino al mundo.

“Desde muy pronto, América Latina fue tierra de asilo, pero también fue un conservatorio y un laboratorio. Los descubrimientos científicos y las ideas sociales han tenido fruto aquí y se han experimentado formas políticas que después han sido implementadas de otra manera en Europa”.

Comentó que la relación entre ambos continentes (americano y europeo) es única, pues no existe una relación similar, y España se ha convertido en uno de los principales puentes entre ambos lados, seguida de Francia.

La relación de ambos continentes se podría resumir de la siguiente manera: se vivieron tres siglos de conquistas distintas, así como de colonización, masacres, revoluciones y evangelizaciones forzadas. En seguida se vivieron otros 100 años de luchas de independencia y de construcción de nuevas naciones.

Un quinto siglo es de duda y de búsqueda de sueños nuevos, un periodo de construcción de nuevas repúblicas, con democracias en permanente construcción y deconstrucción. Actualmente, dijo, estamos comenzando el sexto siglo que arranca entre la duda y la afirmación.

La duda, aclaró, es de sí misma porque este continente se pregunta qué lugar va a encontrar en la geopolítica de grandes bloques, sin ser en sí un bloque como tal. Respecto a la afirmación, se está detectando una cultura propia, original, sobre la cual se ha trabajado y se ha estudiado de forma amplia.

Europa ha creado un nuevo modelo al haber logrado unificar empresas, capitales, ciertas políticas e incluso incrementó la capacidad de hacer instituciones. El modelo, en cierta forma, se ha llevado a América Latina por vía del Mercosur, “una especie de modelo que se está reimplantando porque la fuente de inspiración privilegiada ha sido la Unión Europea. Cuando ésta se encuentra en búsqueda podemos ver que esto también repercute directamente sobre la construcción, simultáneamente, del modelo en América”.

Consideró que se vive una emergencia inédita en el continente americano, en cuanto a potencias regionales. Particularmente Brasil y México viven dos condiciones completamente distintas. De Brasil se podría decir, bajo el esquema anglosajón, que son los yanquis del sur, con todo lo bueno y lo malo.

En México es distinto porque se encuentra muy cerca geopolíticamente de Estados Unidos y mantiene una alianza muy fuerte con dicho país. Entonces, no hay una búsqueda que le permita tener una difusión política en América Latina. Por lo anterior, existe una necesidad imperiosa de que México, como potencia, tenga la capacidad política para hablar en nombre de un continente frente a otras potencias mundiales.