|
|
América Latina ha funcionado
como una utopía disponible
Alma Espinosa |
Para Guillermo Uribe, director del Grupo de Investigación para
América Latina en Grenoble, Francia, América Latina
“ha funcionado como una especie de utopía disponible,
pues en los momentos en que los individuos necesitan una salida la
encuentran en América. Sucede que los perseguidos políticos,
reyes sin reino, anarquistas y desterrados de Europa hallan su terreno
aquí”.
Al participar en un panel sobre las relaciones de la Unión
Europea y América Latina organizado por el Instituto de Investigaciones
Histórico-Sociales de la UV, Guillermo Uribe dijo que Latinoamérica
siempre ha sido un lugar para hacer fortuna, realizar sueños,
crear una familia, hacer revoluciones, incluso, dijo, es el lugar
ideal para crearse nuevas identidades.
Al dirigirse a un auditorio conformado por estudiantes y académicos,
el doctor en Sociología recordó que este continente
ha sido una tierra de descubrimientos y fue el que transformó
definitivamente no sólo a Europa, que por cierto se enriqueció,
sino al mundo.
“Desde muy pronto, América Latina fue tierra de asilo,
pero también fue un conservatorio y un laboratorio. Los descubrimientos
científicos y las ideas sociales han tenido fruto aquí
y se han experimentado formas políticas que después
han sido implementadas de otra manera en Europa”.
Comentó que la relación entre ambos continentes (americano
y europeo) es única, pues no existe una relación similar,
y España se ha convertido en uno de los principales puentes
entre ambos lados, seguida de Francia.
La relación de ambos continentes se podría resumir de
la siguiente manera: se vivieron tres siglos de conquistas distintas,
así como de colonización, masacres, revoluciones y evangelizaciones
forzadas. En seguida se vivieron otros 100 años de luchas de
independencia y de construcción de nuevas naciones.
Un quinto siglo es de duda y de búsqueda de sueños nuevos,
un periodo de construcción de nuevas repúblicas, con
democracias en permanente construcción y deconstrucción.
Actualmente, dijo, estamos comenzando el sexto siglo que arranca entre
la duda y la afirmación.
La duda, aclaró, es de sí misma porque este continente
se pregunta qué lugar va a encontrar en la geopolítica
de grandes bloques, sin ser en sí un bloque como tal. Respecto
a la afirmación, se está detectando una cultura propia,
original, sobre la cual se ha trabajado y se ha estudiado de forma
amplia.
Europa ha creado un nuevo modelo al haber logrado unificar empresas,
capitales, ciertas políticas e incluso incrementó la
capacidad de hacer instituciones. El modelo, en cierta forma, se ha
llevado a América Latina por vía del Mercosur, “una
especie de modelo que se está reimplantando porque la fuente
de inspiración privilegiada ha sido la Unión Europea.
Cuando ésta se encuentra en búsqueda podemos ver que
esto también repercute directamente sobre la construcción,
simultáneamente, del modelo en América”.
Consideró que se vive una emergencia inédita en el continente
americano, en cuanto a potencias regionales. Particularmente Brasil
y México viven dos condiciones completamente distintas. De
Brasil se podría decir, bajo el esquema anglosajón,
que son los yanquis del sur, con todo lo bueno y lo malo.
En México es distinto porque se encuentra muy cerca geopolíticamente
de Estados Unidos y mantiene una alianza muy fuerte con dicho país.
Entonces, no hay una búsqueda que le permita tener una difusión
política en América Latina. Por lo anterior, existe
una necesidad imperiosa de que México, como potencia, tenga
la capacidad política para hablar en nombre de un continente
frente a otras potencias mundiales. |
|
|
|
|
|
|
|