Para
conocer las especies de flora que existen en Veracruz, aprovechar
al máximo los recursos energéticos, medicinales, comestibles
y de valor económico del estado y, al mismo tiempo, hacer
estudios que permitan desarrollar metodologías para la conservación
y rehabilitación de zonas deterioradas, la Universidad Veracruzana
y el Instituto de Ecología (Inecol) retomarán
el proyecto Flora de Veracruz, bajo el cual se ha construido,
desde 1968, el acervo científico más importante de
México.
A diferencia de las primeras fases del proyecto, la que hoy inicia
pretende hacer efectiva la distribución social del conocimiento,
llevando información útil a las |
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comunidades
veracruzanas mediante publicaciones que, con un lenguaje accesible,
den cuenta de los recursos de cada uno de los municipios, comentó
Arturo Gómez-Pompa, investigador de la UV, quien inició
este proyecto hace casi cuatro décadas en la UNAM.
A la fecha, Flora de Veracruz ha derivado en la publicación
de 134 estudios completos de igual número de familias de
plantas, 30 estudios de bioclimas de Veracruz, dos fascículos
de metodologías para la regeneración de selvas (basados
en Los Tuxtlas), estudios de recursos maderables y publicaciones
periódicas como Inireb Informa, la revista Biótica
–que se editó 15 años consecutivos–, y
más de 100 tesis que enriquecieron la investigación
relacionada con el eje central del proyecto.
Para Gómez-Pompa, asesor del Centro de Investigaciones Tropicales
(Citro) de la UV, “el proyecto nunca se detuvo, sólo
cambió de orientación”, al hacer referencia
a las diferentes etapas que las investigaciones científicas
atravesaron bajo el amparo de la UNAM en sus inicios y, posteriormente,
del desaparecido Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos
Bióticos (Inireb) y del Inecol, donde se encuentra
ahora.
Gonzalo Castillo, quien hoy tiene a su cargo el proyecto desde el
Inecol, explicó que si bien Flora de Veracruz
ha mantenido su prestigio en estas décadas, es necesario
darle un nuevo impulso en dos vertientes principales: desarrollo
de conocimientos municipales y estudio de la flora de las Áreas
Naturales Protegidas (ANP), ahora con la participación protagónica
de la Universidad Veracruzana, que asegurará la incursión
de las nuevas generaciones en la investigación para ampliar
el catálogo de estudios científicos.
Es necesario lograr un conocimiento florístico más
puntual, alimentando las colecciones científicas pero también
haciendo que la información esté al alcance de los
ayuntamientos y les sirva para tomar decisiones para la conservación,
por lo cual han planeado “traducir” la información
dura en conocimientos accesibles para las comunidades, empezando
por Zozocolco y Atzalan, donde la UV ya opera otros proyectos.
Conocimiento
para compartir
Castillo dijo que la construcción del conocimiento será
colectiva, pues los recorridos de campo serán conjuntos y
habrá un permanente intercambio de información tradicional
y científica, en la que enfatizarán la difusión,
que se realizará mediante sistemas de cómputo (a través
de Internet), que pondrá a disposición de
cualquiera el resultado de los estudios: “Lo más importante
es que la información sea usada”, comentó.
Comentó que uno de los objetivos del proyecto es lograr que
la población de municipios rurales y urbanos adquiera conocimientos
valiosos para la conservación, “que entienda, por ejemplo,
por qué se secan los cuerpos de agua cuando se tala el bosque,
por qué un conjunto de plantas puede beneficiar a la población,
cuáles son las especies más valiosas por su madera,
leña, propiedades medicinales, comestibles; cuáles
están desapareciendo, etcétera”.
Castillo, quien ha participado en el proyecto desde sus inicios
en la UNAM, aseguró que es urgente dar a conocer que casi
el 90 por ciento de las especies que había originalmente
en nuestros ecosistemas han dejado de existir, reemplazadas por
flora secundaria, y que se está perdiendo esa vegetación
que es capaz de captar agua, nutrientes, carbono (frenando la contaminación
o el calentamiento global), o que contiene en sí misma sustancias
útiles para el hombre: “Un árbol de pino, por
ejemplo, capta hasta 60 litros de agua por hora, podemos imaginar
lo que significa un bosque”.
Arturo Gómez-Pompa dijo que los principales destinatarios
para las publicaciones municipales serán los estudiantes
y maestros de las escuelas secundarias y de bachillerato, además
de productores y presidentes municipales, a quienes también
planean llevar la información de las bases de datos que ya
existen con ambientes amigables, que a través de preguntas
y respuestas pueda proporcionar información sobre los recursos
naturales de la región.
El Citro ya cuenta con un sistema de este tipo para la
identificación de árboles tropicales de México,
Belice y Guatemala, creado bajo la dirección de Nisao Ogata,
especialista en ecosistemas tropicales, disponible en Internet
(www.uv.mx/citro),
que permite consultar los nombres comunes de los árboles
en más de 60 lenguas, saber dónde se encuentran, para
qué sirven y cómo se utilizan.
El otro eje del proyecto implica la investigación exhaustiva
en Áreas Naturales Protegidas. “Tener zonas bajo custodia
sin inventarios biológicos es como tener una biblioteca sin
catálogos”, aseguró Gómez-Pompa, y recalcó
que implica el desconocimiento de lo que se está protegiendo.
“Flora de Veracruz es uno de esos catálogos,
pero falta mucho por ampliar”, aseguró el científico,
reconocido internacionalmente como un explorador excepcional.
Adicionalmente, el proyecto tiene como propósito la creación
de empleos para las nuevas generaciones de biólogos, quienes
podrán integrarse a los equipos de trabajo que formen tanto
la UV como el Inecol, y realizar investigaciones primero
tuteladas, para seguir después sus propias líneas.
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