Año 6 • No. 200 • noviembre 7 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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En México, uno de cada tres está infectado
Los virus reducen, hasta en 50 por ciento, el rendimiento de los cultivos agrícolas
Edith Escalón
Los virus de las plantas, que penetran al nivel íntimo de la célula y la fuerzan a producir más virus, reducen hasta 50 por ciento el rendimiento de los cultivos, lo que afecta la economía agrícola mexicana, pues en nuestro país, una de cada tres siembras está infectada, aseguró Rosa Navarrete Maya, especialista en fitopatología y tecnología de semillas de la UNAM.

Rosa Navarrete Maya.
El control de estos agentes patógenos es muy complejo, pues atacan a las plantas a nivel interno, por lo que el planteamiento central en este tema es la prevención con barreras o métodos biotecnológicos.

Aunque reconoció que no hay riesgos directos para el ser humano ni para los animales por la presencia de virus en las plantas, dijo que los riesgos indirectos son igual o más peligrosos, pues afectan directamente la producción: “La calidad, el sabor, la textura, el tamaño, la producción de semillas, de frutos, el crecimiento, el desarrollo, todo puede verse afectado en un cultivo por la presencia de los virus”.
Al participar en la Facultad de Ciencias Agrícolas, en el marco de la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología, la también asesora del Consejo Consultivo Nacional Fitosanitario (Conafi), sostuvo que algunos virus pueden abatir la producción o el rendimiento de los cultivos hasta en un 50 por ciento, dependiendo del tipo de patógeno y del momento en el cual se relaciona con la planta.

“Si la planta apenas va naciendo, como el virus puede venir en la semilla, no habrá progreso de esa planta; si fuera cuando empieza la producción y la ataca, probablemente no produzca grano o fruto, en general, pueden causar baja calidad en sus características y propiedades”.

Puso como ejemplo el virus de la mancha anular de la papaya, que afectó de tal manera los cultivos de la papaya amarilla –por su rápida propagación y su efecto– que hubo la necesidad de cambiar este cultivo por el de la papaya maradol, que aunque también es atacada por la mancha anular, es más tolerante a su presencia y puede desarrollarse de manera casi normal.

No obstante, reconoció que aún en esta variedad existen efectos del virus que no han podido controlarse: “Si observamos las papayas maradol aún podemos ver anillos concéntricos, como las marcas de sacabocados, eso nos demuestra la presencia del virus, además de que las papayas infectadas no maduran completamente, sino que tienen grumitos con sabor amargo, lo cual ya afecta su calidad”.

Una gran parte de los cultivos que se producen en México, tanto básicos (frijol, maíz, trigo, arroz, cebada) como frutales y ornamentales pueden ser afectados por dos o más tipos de virus, e incluso pueden combinarse varios a la vez y causar la muerte de la planta, lo que complica su protección.

De hecho, la variedad de climas, ecosistemas y cultivos en México propicia el desarrollo de los virus, así como la presencia de insectos relacionados con la transmisión de los patógenos, entre ellos los pulgones que pican las plantas, los gusanos que las muerden y otros insectos que actúan como propagadores de las enfermedades vegetales, aseguró Navarrete Maya, quien fue asesora del programa de Leguminosas Comestibles del Inifap.

Agregó que la defensa contra los virus debe partir de la utilización de semillas sanas (o material propagativo en las mismas condiciones, como esquejes, varas, bulbos, etcétera), lo que sólo se logrará mediante evaluaciones por técnicas científicas, como son las pruebas inmunológicas y el uso de antisueros.

Sugirió tener en observación a las plantas (en invernaderos), controlar las poblaciones de insectos transmisores y asegurar que los implementos y herramientas estén en condiciones limpias, desinfectándolas constantemente con agua jabonosa.

Semillas portadoras
Uno de los ejes fundamentales de la propuesta de Rosa Navarrete Maya radica en el cuidado de las semillas, pues son las portadoras del material celular. “Si empezamos por analizarlas podemos tener un buen avance, pues ya estamos descartando que seamos nosotros mismos quienes propaguemos la enfermedad”.

Según sus estadísticas, apenas el 15 por ciento de la semilla que se produce en México está certificada, aunque sólo para calidad y no para sanidad, por lo que recomendó un cuidado más científico de la producción agrícola en el país: “Las universidades y los centros de investigación tenemos que estar cada vez más ligados con los productores, porque los conocimientos que tenemos no sirven de mucho si no se llevan al campo”.