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En
México, uno de cada tres está infectado
Los virus reducen, hasta en 50 por ciento, el rendimiento de los
cultivos agrícolas
Edith Escalón |
Los
virus de las plantas, que penetran al nivel íntimo de la célula
y la fuerzan a producir más virus, reducen hasta 50 por ciento
el rendimiento de los cultivos, lo que afecta la economía agrícola
mexicana, pues en nuestro país, una de cada tres siembras está
infectada, aseguró Rosa Navarrete Maya, especialista en fitopatología
y tecnología de semillas de la UNAM. |
Rosa
Navarrete Maya. |
El
control de estos agentes patógenos es muy complejo, pues atacan
a las plantas a nivel interno, por lo que el planteamiento central
en este tema es la prevención con barreras o métodos
biotecnológicos.
Aunque reconoció que no hay riesgos directos para el ser humano
ni para los animales por la presencia de virus en las plantas, dijo
que los riesgos indirectos son igual o más peligrosos, pues
afectan directamente la producción: “La calidad, el sabor,
la textura, el tamaño, la producción de semillas, de
frutos, el crecimiento, el desarrollo, todo puede verse afectado en
un cultivo por la presencia de los virus”. |
Al participar en la Facultad de Ciencias Agrícolas, en el marco
de la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología, la también
asesora del Consejo Consultivo Nacional Fitosanitario (Conafi),
sostuvo que algunos virus pueden abatir la producción o el
rendimiento de los cultivos hasta en un 50 por ciento, dependiendo
del tipo de patógeno y del momento en el cual se relaciona
con la planta.
“Si la planta apenas va naciendo, como el virus puede venir
en la semilla, no habrá progreso de esa planta; si fuera cuando
empieza la producción y la ataca, probablemente no produzca
grano o fruto, en general, pueden causar baja calidad en sus características
y propiedades”.
Puso como ejemplo el virus de la mancha anular de la papaya, que afectó
de tal manera los cultivos de la papaya amarilla –por su rápida
propagación y su efecto– que hubo la necesidad de cambiar
este cultivo por el de la papaya maradol, que aunque también
es atacada por la mancha anular, es más tolerante a su presencia
y puede desarrollarse de manera casi normal.
No obstante, reconoció que aún en esta variedad existen
efectos del virus que no han podido controlarse: “Si observamos
las papayas maradol aún podemos ver anillos concéntricos,
como las marcas de sacabocados, eso nos demuestra la presencia del
virus, además de que las papayas infectadas no maduran completamente,
sino que tienen grumitos con sabor amargo, lo cual ya afecta su calidad”.
Una gran parte de los cultivos que se producen en México, tanto
básicos (frijol, maíz, trigo, arroz, cebada) como frutales
y ornamentales pueden ser afectados por dos o más tipos de
virus, e incluso pueden combinarse varios a la vez y causar la muerte
de la planta, lo que complica su protección.
De hecho, la variedad de climas, ecosistemas y cultivos en México
propicia el desarrollo de los virus, así como la presencia
de insectos relacionados con la transmisión de los patógenos,
entre ellos los pulgones que pican las plantas, los gusanos que las
muerden y otros insectos que actúan como propagadores de las
enfermedades vegetales, aseguró Navarrete Maya, quien fue asesora
del programa de Leguminosas Comestibles del Inifap.
Agregó que la defensa contra los virus debe partir de la utilización
de semillas sanas (o material propagativo en las mismas condiciones,
como esquejes, varas, bulbos, etcétera), lo que sólo
se logrará mediante evaluaciones por técnicas científicas,
como son las pruebas inmunológicas y el uso de antisueros.
Sugirió tener en observación a las plantas (en invernaderos),
controlar las poblaciones de insectos transmisores y asegurar que
los implementos y herramientas estén en condiciones limpias,
desinfectándolas constantemente con agua
jabonosa.
Semillas
portadoras
Uno de los ejes fundamentales de la propuesta de Rosa Navarrete
Maya radica en el cuidado de las semillas, pues son las portadoras
del material celular. “Si empezamos por analizarlas podemos
tener un buen avance, pues ya estamos descartando que seamos nosotros
mismos quienes propaguemos la enfermedad”.
Según sus estadísticas, apenas el 15 por ciento de
la semilla que se produce en México está certificada,
aunque sólo para calidad y no para sanidad, por lo que recomendó
un cuidado más científico de la producción
agrícola en el país: “Las universidades y los
centros de investigación tenemos que estar cada vez más
ligados con los productores, porque los conocimientos que tenemos
no sirven de mucho si no se llevan al campo”.
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