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Edgar
Onofre |
El
miércoles 7 de diciembre, el filósofo español
Fernando Savater se incorporó al claustro académico
de la Universidad Veracruzana por la vía más prestigiosa,
el otorgamiento del Doctorado Honoris Causa, máximo reconocimiento
que puede conceder nuestra Casa de Estudios. En la sesión solemne
del Consejo Universitario General, celebrado en presencia del gobernador
Fidel Herrera, el rector Raúl Arias Lovillo le impuso el grado
y lo reconoció como un defensor radical e inteligente de la
democracia como forma de vida social.
Al recibirlo, Savater destacó el sitio que ocupa nuestro país
en su vida: “En México he compartido mucho, he hablado
mucho, he bebido mucho y he amado un poco. Ha sido una época
extraordinaria para mí: no entiendo mi vida sin México,
así que sepan que este honor es para uno de los suyos, y más
ahora que formo parte del claustro académico de esta distinguida
Universidad Veracruzana”.
¡Bienvenido maestro! |
No
hay democracia mientras exista la miseria y la ignorancia, ambas excluyen
al individuo del ejercicio democrático y deberían considerarse
ilegales de la misma forma que la esclavitud, afirmó el filósofo
español Fernando Savater durante la ceremonia en que la Universidad
Veracruzana le otorgó el doctorado Honoris Causa, su máxima
distinción académica.
En sesión solemne del Consejo Universitario General (CUG) celebrado
el miércoles 7 de diciembre, Savater afirmó que la lucha
contra la pobreza y la ignorancia no es cuestión de altruismo
sino un elemento básico para la democracia y, como ejemplo,
citó al economista canadiense John Kennet Galbraith: “Todas
las democracias sienten miedo de la influencia de los ignorantes”.
Sin embargo, explicó que por ignorancia debe entenderse aquella
que impide expresar nuestras demandas con claridad, escuchar las demandas
de los demás, valerse de la argumentación y la persuasión
y aquella que no posee más información que la página
deportiva de los diarios. |
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Ante
consejeros universitarios encabezados por el rector Raúl Arias
Lovillo, y en presencia del gobernador Fidel Herrera Beltrán,
el filósofo se refirió a la situación latinoamericana
y aseguró que América Latina «no necesita caudillos,
sino buenos líderes políticos, pero es necesario salir
de la ignorancia para no caer en manos de caudillos que fascinan».
“En la democracia, todos somos políticos. Los malos políticos
son responsabilidad nuestra: los elegimos y no los revocamos. La costumbre
es que los candidatos propongan, cuando somos nosotros quienes debemos
proponer y exigir que se comprometan con nuestras necesidades”. |
Añadió
que en la democracia, la población tiende a evitar sus responsabilidades
–“viajan de polizones en la sociedad”– y muestra
pereza política, mientras otros toman las decisiones importantes.
En este sentido explicó que existen dos tipos de pereza: la
del optimista que piensa que el tiempo lo resolverá todo –»a
pesar de que el tiempo no resuelve los problemas, acaso los pudre»–
y la pereza del pesimista –»que goza de mayor prestigio»–
que piensa que frente a las multinacionales, el capitalismo y el presidente
[George] Bush nada podemos hacer y que todo está destinado
al fracaso: “uno espera que el que larga este discurso inmediatamente
se arroje por la ventana de un octavo piso, pero resulta que viven
sus vidas normales”, ironizó.
Savater se autodefinió como un pesimista activo y en lucha
contra el optimismo y el pesimismo irracionales: “si no hacemos
lo que debemos, estaríamos peor; hay que hacerlas o arder en
las llamas de cualquier incendio”. Criticó a “quien
condena y no se mueve [para hacer algo]” por resultar absurdo
y retomó El Poema del Mío Cid para advertir: “Debemos
ser bocas con manos y mostrar a los jóvenes que muchas cosas
se pueden hacer en la democracia”, aunque aclaró que
la democracia “no es para echarse a dormir, es una herramienta
para conocer y transformar la realidad”.
De la educación, una de las facetas más queridas por
el filósofo, dijo que “no resuelve todos los problemas,
pero en la solución de todos los problemas siempre interviene
la educación en alguna medida”. Recordó su tarea
docente de 30 años y dijo: “Lo que menos mal hago es
ser maestro, pero no en el sentido honorífico, sino en el más
simple, el de maestro de pueblo, porque entiendo la ignorancia –de
la cual tengo mucha. Los sabios no son buenos maestros porque consideran
la ignorancia como un insulto”.
Mostró su regocijo por la recepción del Doctorado Honoris
Causa en México, país al que lleva 30 años afiliado.
“En México he compartido mucho, he hablado mucho, he
bebido mucho y he amado un poco. Ha sido una época extraordinaria
para mí: no entiendo mi vida sin México, así
que sepan que este honor es para uno de los suyos, y más ahora
que formo parte del claustro académico de esta distinguida
Universidad Veracruzana”. |
Defensor
radical e inteligente de la democracia:
Arias Lovillo |
Como
Octavio Paz en México y Mario Vargas Llosa en Perú,
Fernando Savater ha sido en España un defensor radical e inteligente
de la democracia como forma de vida social, aseguró el rector
Raúl Arias Lovillo, durante la ceremonia en que se otorgó
el grado de Doctor Honoris Causa al imprescindible pensador español.
“Lo ha sido en un país que tiene una enorme deuda con
la democracia, luego de la larga noche del franquismo y de los delirios
y las fantasías de nacionalismos fanáticos e intolerantes.
Lo ha sido, entonces, en un campo minado para la democracia. Esto
le confiere un significado y un valor especiales a su labor. El precio
que como individuo ha debido pagar ha sido alto. No importa; más
allá de los riesgos que ha debido correr, le queda, sin duda
alguna, la satisfacción de ser consecuente con lo que cree
y de expresar libremente lo que piensa. En eso radica precisamente
la democracia”, afirmó Arias Lovillo.
Sin embargo, explicó que “salir en defensa de la democracia
no ha sido tarea fácil. Por el contrario: las más de
las veces se ha tratado de una tarea difícil, incomprendida,
tratada injustamente y, en no pocos casos, como el que hoy aquí
nos congrega, mucho más difícil si recordamos que la
libertad de expresión es como la vida misma: expuesta en su
rica variedad frente al fanatismo, que diría el propio Savater,
monoteísta del nacionalismo que, por desgracia, no cesa en
su empuje antiilustrado”. |
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Como
en la mayoría de las veces, explicó, ha sido una labor
a contracorriente que han tenido que asumir las minorías, “tan
lúcidas como valientes, sí, pero también minorías
atacadas, vilipendiadas e, incluso, asesinadas. Los obstáculos,
las acechanzas, los riesgos que la construcción de la democracia
ha tenido que sortear han sido también, toda proporción
guardada, los obstáculos, las acechanzas, los riesgos que sus
defensores han tenido que enfrentar. ¿Quienes han atacado a
esas minorías –me pregunto- ya descubrieron el precio
que ellos mismos han tenido que pagar por su dogmatismo, su sectarismo,
su intolerancia?”. |
Respecto a otro de los temas fundamentales para Savater, el Rector
agregó: “A la luz de las experiencias históricas,
sin embargo, una lección salta a la vista: no hay necesidades
históricas; el progreso social no nos conduce, inevitablemente,
a un fin imaginado, esperado o deseado. Las utopías no son;
pueden ser, y pueden serlo a condición de que, como quería
el poeta, sean acordes con la tradición y el genio de nuestros
pueblos. La democracia, en cambio, ha sido, es y puede seguir siendo
una realidad”.
Si tuviera que elegir entre el Savater filósofo profundo y
esclarecedor, el ético que es al mismo tiempo un catedrático,
el ensayista literario lúcido y agudo, el novelista y dramaturgo,
el polemista de artículos periodísticos tan finos como
acerados, “por supuesto, me quedo con todos. No en balde André
Glucksmann lo llamó el Sartre español”.
Savater forma parte, dijo, de “esa destacada minoría
de pensadores que en nuestros países (hablo de España
y de América Latina) han tenido la visión, la claridad
y el valor de salir en defensa de la democracia” y que hoy ocupan
un lugar privilegiado en la filosofía de una “casa de
estudios comprometida con una formación integral de sus estudiantes,
con una formación que incluya, entre otras cosas, la educación
en y a favor de la democracia, de su construcción, de su crítica
reflexiva, de su plena realización”.
Arias Lovillo destacó el legado cultural que su obra representa
para lectores, universitarios y seres humanos comprometidos con la
construcción de un mundo cada vez más habitable y disfrutable,
y el hecho de que una pequeña pero importante parte de su obra
circule bajo el sello de nuestra casa de estudios (Apóstatas
razonables, A decir verdad y el prólogo de La isla del tesoro
de Stevenson). |
Poner
la sociedad al servicio del individuo, la convicción de Savater:
Héctor Subirats |
Poner la sociedad al servicio de los fines del individuo, “rescatándole
de su sacrificio irrestricto y ciego” es convicción de
Fernando Savater, aseguró el filósofo mexicano y representante
de la UNAM en Madrid, Héctor Subirats, durante la semblanza
que hizo de su homólogo español.
“Defensor incansable de los derechos humanos, es decir, de los
derechos del individuo frente al absolutismo tribal, dicho para enojo
de quienes disfrutan con el calor del establo”, Fernando fue
para mí “alguien que dijera en mi lengua, por fin, todo
lo que detestaba de la academia y de la verborrea seudoizquierdosa
que padecía yo en una Facultad que más bien carecía
de cualquier facultad”, explicó.
“Es un experto en transmitir con precisión y fluidez
todo aquello que la pedantería académica convierte en
palabrería hueca. Dicho de otra manera, Savater consigue que
lo que parece sólo para iniciados vuelva a la polis contribuyendo
a profundizar el diálogo público de los ciudadanos”.
Respecto de la obra y persona del filósofo, Subirats señaló:
“Decía [George] Orwell que si la libertad significara
algo, ha de ser el derecho de decirle a la gente lo que no quiere
oír, y Savater lo decía y además lo escribía
y lo sigue haciendo con una prosa clara, incisiva y siempre abierta
a la ironía, en pocas palabras: era un insumiso dedicado a
sacudir conciencias soñolientas”.
Subirats destacó que Savater, como natural heredero del filósofo
Baruch Spinoza, opone a la prédica y la creencia, la vivencia
de la insumisión; “frente a los tratadistas cuyos diplomas
sólo prueban que poseen un diploma de limitación, aparece
alguien que considera que filosofar es hacer de la curiosidad una
virtud. La obra de Savater representa desde el principio, entre la
grisura de los manualistas, la osadía de un pensamiento racionalista
cuya ética se basa en la alegría y la vida, creyendo
en un ser humano que pueda vencer las servidumbres a las que parece
destinado”. |

Héctor
Subirats.
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Una
de sus cualidades es que su discurso está elaborado de manera
que quienes no son especialistas puedan seguir sus argumentaciones,
asentir o discrepar, rechazar o compartir las sospechas y las certezas
que se comunican. El académico mexicano destacó la debilidad
de Savater por lo políticamente incorrecto, en contraposición
a “autores que uno ya no lee porque sabe de memoria por dónde
van a salir”. A Savater “le sobran las banderas y no le
basta una causa y quizás un aforismo de Lichtenberg lo defina:
aunque mi filosofía tampoco descubra nada, al menos tiene suficiente
corazón para considerar inexistente los pensamientos establecidos”. |
A Savater le interesa la ética porque hace la vida humanamente
aceptable, y la estética porque la hace humanamente deseable.
“Hay quien lo critica por estar en demasiados frentes, pero
el asunto es simplemente visceral»; resaltó su vocación
por expresar razones que huyen del dogma como la peste, con una dosis
gratificante de humor y con fascinación por los juegos de palabras».
Se refirió temas en los que Savater no transige: “Por
ejemplo, en su defensa de la educación pública y laica,
asunto no menor en tiempos donde la regresión religiosa avanza
implacable y la educación pública es menospreciada por
las elites en el poder”. |
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