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Interactúan
modernidad e historia
a 20 años del nuevo edificio del MAX
Gina Sotelo |
A
diez años de la muerte de Alfonso Medellín Zenil, el
MAX hará una revisión de sus aportaciones a la Arqueología |
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A
20 años de haber estrenado un flamante edificio que combina
de manera espléndida la arquitectura de paisaje y el diseño
modernista evocando de manera natural los nichos del Tajín,
pareciera que nunca como ahora el Museo de Antropología (MAX)
tiene tantas actividades académicas, artísticas y
culturales.
Sus salas semana a semana se llenan de cientos de niños,
universitarios y adultos quienes además de conocer la colección
permanente, las exposiciones temporales, aprender en los sábados
en la ciencia o asistir a uno de los tradicionales conciertos de
los domingos son –literalmente– cuates del MAX.
Dirigido por la doctora Sara Ladrón de Guevara, el MAX prepara
para este 2006 muchas y muy variadas actividades que nadie se puede
perder.
El
aspecto académico, su plato fuerte
En junio –y en conmemoración del décimo aniversario
de la pérdida de Alfonso Medellín Zenil– se
hará una revisión de su obra, muy específicamente
de sus estudios de cerámica. El museo propone un encuentro
de académicos que reporten qué es lo que se ha descubierto
de la cerámica de Veracruz después de la obra del
investigador, en el encuentro participarán especialistas
en cerámica prehispánica.
“La idea es proponer a la UV la revisión del libro
Cerámica del Totonacapan del maestro Alfonso, junto con una
adenda de los trabajos que ahí se presenten y publicarlo
junto con los hallazgos de los especialistas actuales” dijo
la doctora Sara Ladrón.
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Este
año se cumplen 20 años de la remodelación del
edificio que alberga el MAX, fecha que será celebrada con bombo
y platillo a finales de octubre. Esta joya de la arquitectura moderna
fue diseñada por el arquitecto neoyorkino Edward Durell and
Stone, quien ha recibido premios por su arquitectura de paisaje. Él
se inspiró en la estructura de la pirámide de los nichos
del Tajín, pero tomando en cuenta el paisaje xalapeño
aprovechando al máximo sus jardines. |
“A
diferencia de otros museos que son muy obscuros y sin ventilación
en los que luego de recorrer un par de salas uno ya se siente agotado,
el hecho de cortar la visita en los jardines en tres pérgolas
diferentes hacen el paseo muy relajado”, dijo la doctora.
También
en octubre habrá un encuentro con los olmequistas más
importantes del país y del extranjero para que expongan los
más recientes hallazgos y las últimas propuestas sobre
esta cultura: “Nuestra idea es que vengan principalmente los
jóvenes estudiantes de antropología e historia y que
reciban la información de primera mano y los ponentes serían
investigadores de la UV, del Instituto Nacional de Antropología
e Historia (INAH), de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) y extranjeros, particularmente de Estados
Unidos”.
Sara Ladrón de Guevara aseguró que la olmeca es una
de las culturas de las que menos se sabe, pues mientras más
nos alejamos en el tiempo, menos sabemos. De lo que más sabemos
es del momento del momento de contacto con los europeos, porque
los españoles escriben sus crónicas sobre los grupos
que encuentran, que eran los aztecas, los mayas e incluso de las
poblaciones huastecas: “Los españoles llegan a nuestras
costas y se entrevistan primero con los totonacos y hay descripciones
de Cempoala y Quiahuiztlan, hay referencias de Moctezuma, entonces
hay mucha información a partir de esas culturas que estaban
cuando llegan los conquistadores”. |
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Pero,
“¿qué sabemos hacia atrás?”, se pregunta
la doctora: “los olmecas son la cultura más antigua que
tenemos, de ellos no sabemos ni cómo se llamaban, cuando los
aztecas les llamaban olmecas habían pasado ya tres mil años
de que habían desaparecido los habitantes que hicieron las
cabezas colosales”.
Agregó que no sabemos que lengua hablaban, no hemos descifrado
todos sus símbolos, ni que mitos tenían y menos cómo
hicieron las cabezas o cómo las transportaban: “sabemos
que las hacían con herramientas de piedra, pero la pregunta
es cómo. Hay muchas más preguntas que respuestas sobre
los olmecas, por lo que éste será un encuentro muy enriquecedor”. |
En
el MAX, los niños de nuevo serán invitados distinguidos
No había cumplido los 10 años de edad cuando Sara
Ladrón de Guevara ya sabía que quería ser antropóloga,
quizá es por este recuerdo que comprende muy bien lo importante
que es llevar a los niños al museo a muy temprana edad: “muy
a menudo vienen los adultos con los niños pero lo que perciben
es muy diferente, la información debe adecuarse a un nivel
discursivo que los pequeñitos puedan entender”.
Para Sara, “lo que aprendemos es lo que reproducimos”,
así que los adultos que visitamos museos lo hacemos porque
nuestros papás nos llevaban a ellos. Subraya que las dependencias
culturales tienen que buscar cómo llegar a la generación
siguiente pues el convencer a los adultos a que visiten un museo
no es tan sencillo.
“Si sembramos hoy en nuestros niños que un museo es
divertido, vamos a estar sembrando para la generación siguiente.
Según las estadísticas del museo, la población
mayoritaria son niños y hacia ellos van encaminados principalmente
nuestros esfuerzos”.
Actualmente tienen en circulación un novedoso cuadernillo
interactivo que hace más divertida e interesante la visita
al MAX. Sigue además este año el exitoso programa
“Los cuates del MAX” en el que cada fin de semana los
niños conocen más a fondo la colección del
museo.
Pero los jóvenes también son tomados en cuenta en
el MAX gracias a la formación de estudiantes. Hay ahora como
prestadores de servicio social alrededor de 30 chavos de diferentes
carreras como Historia, Antropología, Artes Plásticas,
Teatro o Música que apoyan en los programas, e incluso están
haciendo sus trabajos recepcionales con información histórica
que les ofrece
el museo.
Culturas
moderna, contemporánea y prehispánica, de la mano
en el MAX
En el MAX convive en armonía lo antiguo con lo moderno y
lo contemporáneo. Son numerosas las exposiciones que se han
albergado en sus salas y van desde la escultura de Herry Moore a
las instalaciones de Claire Becker. Este año expondrá
un pintor que ocupa un muy importante lugar en la plástica
mexicana de la segunda mitad del siglo XX, el maestro José
García Ocejo, quien prepara una exposición de gran
formato que será sin duda uno de los más esperados
eventos del 2006.
Hay presencia internacional del MAX a través de muestras
itinerantes como las de Los Ángeles County Museum of Arts
en los Estados Unidos que actualmente exhibe Señores de la
creación: Los orígenes de las dinastías mayas,
o la del Centro Cultural Do Banco do Brasil de Río de Janeiro
por sólo citar un par de ellas.
El MAX abre sus puertas para todo el público en la Av. Xalapa
s/n en esta ciudad. Para conocer más de sus exposiciones,
programas y actividades académicas, culturales o recreativas,
se puede consultar su página electrónica www.uv.mx/max
o llamar directamente a los teléfonos 815-0920, 815-0708
y 8 15-4952. |
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