También
estudió dirección orquestal en Venezuela, mientras que
en México hizo lo propio con Francisco Savín, Gonzalo
Romeu, Enrique Bátiz y otros más.
Al obtener una beca procedente de la Organización de Estados
Americanos (OEA) para complementar su preparación en Venezuela,
este maestro tuvo la oportunidad de observar y analizar de cerca uno
de los planes más completos y ambiciosos para la formación
de jóvenes músicos. Y comenta en torno de aquella experiencia:
“En Venezuela hay entidades federativas de mediana importancia
que tienen de cinco a diez orquestas juveniles profesionales, sin
contar las infantiles que pueden llegar a treinta, y todas con excelente
nivel… El maestro José Antonio Abreu, con la colaboración
de un equipo formidable en que se cuentan maestros argentinos, ha
creado un sistema de orquestas infantiles y juveniles que ha revolucionado
el concepto de la formación y creatividad musical, con centenares
de miles de jóvenes integrados”
Con preparación artística como ejecutante de violín
y viola, desde 1995 se desempeñó como uno de los cuatro
concertinos con que contaba la entonces Camerata Juvenil (hoy Orquesta
Sinfónica Juvenil del Estado de Veracruz), al tiempo que realizaba
arreglos que fueron registrados en grabación por la misma Camerata
bajo la dirección del argentino Efraín Guigui.
La
Camerata y sus inicios
Pero Conde también vivió de cerca todo aquel proceso
de gestiones que dio origen a la Camerata, un enorme cúmulo
de formulismo y trámites que realizó el incansable
Mateo Oliva hasta lograr el apoyo de Roberto Bravo Garzón,
cuando éste se desempeñaba como secretario de Educación
y Cultura.
“Desde que yo era alumno de la Facultad de Música,
me invitaba el maestro Mateo a ensayar. Las sesiones eran desde
las 8 de la mañana en el auditorio de la Normal. La convocatoria
de Oliva lograba reunir a muchos jóvenes de aquel entonces;
gente nueva que aportaba su colaboración con la mejor de
las intenciones”
Recuerda perfectamente el primer ensayo, ya con la designación
formal de Camerata Juvenil. “Fue el 1 de mayo de 1995. Tan
sólo unas jornadas de práctica y antes de finalizar
ese mes la Camerata ya iniciaba su primera gira, una serie de conciertos
brutal, con audiciones didácticas por la mañana y
conciertos formales por la noche. En tres semanas ofrecimos como
cuarenta audiciones así, y el programa constaba de una obertura
de Schubert, una suite de Stravinski, la Primera Sinfonía
de Beethoven y el Concierto de Aranjuez de Rodrigo, con Alfonso
Moreno como solista. El director fue Efraín Guigui. Así
recorrimos la mayor parte del estado, desde la sierra norte hasta
Coatzacoalcos, en tan sólo tres semanas”.
Una vez que concluyó el ciclo de Guigui con la Camerata,
Rey Alejandro se encuentra con la oportunidad de asumir la dirección
titular de la Sinfónica “Daniel Ayala” de Veracruz,
en sustitución del capitalino David Flores.
“Eso fue un tanto complicado, porque Guigui se iba de la Camerata
y yo no podía viajar tranquilamente a Veracruz cuando sabía
que los compañeros se quedaban en el campo de batalla sin
director. Fue cuando se dio aquella histórica manifestación
con música sinfónica en la Plaza Lerdo. Nunca se había
visto algo semejante; toda una orquesta tocando obras de Moncayo,
de Chaikovski y otros más… ¡para el recuerdo!”
Aprendizaje
mutuo con la “Daniel Ayala”
En Veracruz, Rey se encontró con un conjunto en pleno proceso
formativo, que ya había dirigido como huésped en alguna
otra ocasión. “Nos tocó trabajar en un contexto
de desarrollo y aprendizaje mutuo. Ellos y yo aprendimos mucho juntos.
Aquello resultó interesante porque la “Daniel Ayala”
depende de una escuela, la Municipal de Bellas Artes, que expide
sus certificados a nivel técnico.
Las limitaciones de un conjunto como ése pueden desanimar
a cualquiera, no obstante el indudable talento de varios de los
integrantes. Hubo allí niños talentosos como un chiquillo
que tocaba el oboe, Alejandro Tello, que ahora se desenvuelve en
la Ciudad de México. Fernando Guijarro, el eficiente y joven
clarinetista, también se inició allí. Pero
eso no permitía salvar todos los obstáculos. Mucho
de lo que a cualquier orquesta profesional resulta de rutina, era
misión imposible para la “Daniel Ayala”. Y Rey
Alejandro lo explica así:
“Es cierto, no podíamos programar una sinfonía
de Brahms o algo de Stravinski, pero a cambio pusimos algunas obras
muy interesantes y bien hechas. Y conocer perfectamente el medio
artístico de Xalapa me ayudó para contar con la presencia
de solistas como Alejandro Corona, Alfonso Moreno, Edgar Dorantes,
Rafael Jiménez, Patricia Castillo; con el Trío Clásico
de la Universidad Veracruzana pudimos hacer el Triple concierto
de Beethoven. Recuerdo también cuando fueron Míkhail
Medvid y Andrzej Kalarus, importantes instrumentistas de la Sinfónica
de Xalapa, a tocar el Dúo para violín y contrabajo
y la Pasión amorosa de Bottesini”.
La
actualidad en la Sinfónica Juvenil
Rey Alejandro ha tenido como tarea elemental, al lado de Antonio
Tornero, la reorganización de una Orquesta Sinfónica
Juvenil de Veracruz y labor mancomunada con el Instituto Superior
de Música.
“Al hablar de la orquesta es necesario tomar en cuenta también
al instituto. Los contemplamos como una unidad vital indivisible,
dos entidades que marchan de la mano y que se nutren la una de la
otra. En el instituto, Antonio Tornero ha otorgado su merecido lugar
a los asuntos académicos y ha dado prioridad a la integración
de los grupos de cámara. Es evidente que estudiantes y maestros
se encuentran entusiasmados con los planes de trabajo que se han
implementado y la intensa actividad salta a la vista”.
Bravo
Garzón, Oliva, Guigui Conde comenta en torno de las experiencias
que representa trabajar al lado de personas verdaderamente significativas.
Y uno de ellos es Roberto Bravo Garzón, “un hombre
renacentista, con un conocimiento impresionante de la música
y de la dotación instrumental de las obras básicas”.
A Mateo Oliva lo considera uno de los mejores músicos veracruzanos,
con indudable trascendencia en todo el país y en el extranjero.
“Estamos hablando de un personaje que se encuentra entre nosotros,
al que afortunadamente podemos manifestarle directamente nuestro
respeto y admiración como arreglista, compositor, director,
instructor y, sobre todo, como ser humano. Es todo un genio…”
“Y Efraín Guigui me enseñó que el trato
hacia el músico es muy importante. No solamente debes contar
con el debido conocimiento de la obra en cuestión. Es una
virtud hacer de los ensayos una fiesta de buen humor, una jornada
de transmisión de conocimientos que resulte placentera. Guigui
se las ingenia como nadie para hacer agradable las sesiones de trabajo”.
Para finalizar, Rey Alejando nos habla del repertorio con que se
trabajará básicamente. “Es necesario voltear
nuestra atención hacia la música escrita en México,
como la obertura de Beristáin o la Sinfonía de Antonio
Sarrier que recientemente hemos tocado. Si no lo hacemos nosotros
¿debemos esperar a que otros vengan y lo hagan? En el instituto
se fomentará y estimulará, de acuerdo a los proyectos
del maestro Tornero, el trabajo de investigación sobre la
música escrita aquí, en Xalapa. Y no sólo eso.
También se contempla la posibilidad de hacer las ediciones
correspondientes. Hay creaciones que son verdaderas joyas como las
de Eduardo Hernández Moncada, el más poderoso e importante
compositor xalapeño, a las que no se concede la debida importancia.
Trabajaremos intensamente en la difusión de las mismas y
en la conformación de nuestro propio acervo de música
mexicana…” |