Este sistema –único en el estado– les permitirá
a los expertos en vulcanología obtener información
de base para actualizar los mapas de riesgo de los volcanes veracruzanos
y renovar los escenarios que vislumbran en cuanto a posibles áreas
de deslaves, hundimientos, deformaciones, desplazamientos de terrenos
o posibles afectaciones telúricas en asentamientos rurales
y urbanos.
Su instalación en Veracruz, así como la de otros dos
sistemas GPS de alta precisión para el Pico de Orizaba y
el Volcán de San Martín (tentativamente), fue posible
gracias a un convenio de colaboración entre la Universidad
Veracruzana y el Instituto de Geofísica de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), y los trabajos
sobre medición de parámetros corticales que realiza
el unamita Enrique Cabral.
Ignacio Mora, director del CCT, explicó que gracias al GPS
de alta precisión podrán medir, por ejemplo, la deformación
del Pico de Orizaba en el supuesto caso de que se modificara su
actividad volcánica y aumentara su presión interna,
deformación que aunque no se percibe a simple vista podría
servir como un parámetro importante para indicarnos un cambio
en la actividad volcánica.
Además, les dará a los geólogos y geofísicos
la posibilidad de mejorar los esquemas de sismicidad de Veracruz,
pues se podrán analizar los movimientos milimétricos
de las placas tectónicas que liberan energía continuamente
y que se conocen como “sismos lentos” o “silenciosos”,
mismos que según dijo el investigador, podrían ayudar
a los expertos a calcular la recurrencia sísmica y, de alguna
forma, a buscar los caminos para prevenir a la población
frente a eventos de esta naturaleza.
“Se dice que Veracruz está en una zona de sismicidad
moderada, pero sólo porque los temblores no son tan frecuentes
como en la costa del pacífico, por ejemplo, pero la intensidad
de terremotos como los de 1920, 1959 ó 1963 fue igual o mayor
que la de muchos que allá se presentan”, comentó
el universitario. De ahí la importancia de continuar y mejorar
los trabajos de monitoreo sísmico en la entidad.
Y es que de acuerdo con el investigador, la precisión de
este equipo permite ubicar con exactitud cualquier punto sobre la
superficie terrestre con un margen de error inferior a un milímetro,
a diferencia de los GPS convencionales, cuya exactitud presenta
márgenes de error que van de los 30 a los 100 metros.
“Para referenciar topográficamente poblados y otros
puntos, esa imprecisión no representa problema alguno, pero
cuando hablamos de geofísica y vulcanología, la precisión
milimétrica es indispensable”, comentó el investigador.
Además de esas aplicaciones, dijo que los GPS serán
utilizados en la UV para perfeccionar los estudios de microregionalización
sísmica, que buscan dar a las compañías de
construcción elementos científicos para planear las
edificaciones con base en las características de resonancia
los terrenos.
De hecho, con estos GPS es posible ubicar con exactitud cualquier
punto sobre la superficie terrestre, pues toma como referencia las
señales que invariablemente emiten los 24 satélites
que orbitan la tierra. A partir de esta información, es posible
conocer los movimientos que son imperceptibles para muchos otros
sistemas de monitoreo.
¿Cómo
operan los GPS?
Los satélites GPS emiten señal de radio desde el espacio,
formando una constelación de 24 satélites distribuidos
en seis órbitas con un período de rotación
de 12 horas, una altitud aproximada de 20 mil 200 km y una inclinación
de 55° respecto al plano ecuatorial. Esta distribución
espacial permite al usuario disponer de cinco a ocho satélites
visibles en cualquier momento.
A través de una serie de estaciones de rastreo, distribuidas
en la superficie terrestre, se monitorean los satélites analizando
las señales emitidas por estos y a su vez, se actualizan
los datos de los elementos y mensajes de navegación, así
como las correcciones de reloj de los satélites. Las estaciones
se ubican estratégicamente cercanas al plano ecuatorial y
en todas se cuenta con receptores y relojes de muy alta precisión.
Los receptores GPS registran la señal emitida por los satélites
para el cálculo de su posición, tomando como base
la velocidad de la luz y el tiempo de viaje de la señal,
así se obtienen las pseudodistancias entre cada satélite
y el receptor en un tiempo determinado, observando al menos cuatro
satélites en tiempo común; el receptor calcula las
coordenadas X, Y, Z y el tiempo, así se ubican con altísima
precisión los puntos sobre la tierra.
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