La
pluralidad de imágenes de México y lo mexicano, de
Estados Unidos y lo gringo, no son estáticas ni fijas sino
fluidas, modeladas continuamente por una compleja relación
con la realidad y otros discursos sociales y psicológicos,
aseguró Leticia Mora Perdomo, del Instituto de Investigaciones
Lingüístico-Literarias (IIL-L), al participar en la
jornada cultural del programa de estudios sobre Estados Unidos de
la Escuela para Estudiantes Extranjeros (EEE) de la Universidad
Veracruzana (UV).
Al exponer acerca de la inmigración en la literatura mexicana,
Leticia Mora explicó que la idea de imágenes en plural
descarta el sueño conductista de localizar empíricamente
al auténtico mexicano o al auténtico norteamericano;
“son sólo un aspecto de un sistema representacional
en un punto específico del devenir histórico. Si las
esencias no existen ni han existido, nuestras ambigüedades
históricas hacia el español otro, son ahora desplazadas
hacia ese otro que es el gabacho”.
Dijo que los estudiosos de la cultura en sus varias ramas se preguntan
cómo abordar las muchas manifestaciones del fenómeno
inmigrante en el arte, música, comida, literatura “o
en el leve trazo que transforma la fisonomía cultural del
terruño. Como asunto de muchas aristas es difícil
entrarle sin espinarse la mano”, expresó.
En el salón Azul de Humanidades, Mora Perdomo, coordinadora
de la maestría en Literatura Mexicana del IIL-L, afirmó
que existen pocos estudios culturales sistemáticos sobre
la presencia estadounidense en el imaginario mexicano, en las letras
en particular. Excepto, recordó, el reciente anuncio de la
publicación Los hijos del desastre, un trabajo de Javier
Perucho que reúne en una antología los temas del chicano
y el pocho.
Precisamente por la falta de atención en el tema, con su
ponencia quiso empezar a llenar el hueco fincándose en la
premisa de que “para comprender la ambigua representación
y recepción del problema migratorio en la cultura mexicana,
es necesario desentrañar la leyenda negra de las representaciones
estadounidenses, el amor-odio que las matiza y las encubre, su función
simbólica”.
Hasta el momento, mencionó, existen algunos libros y ensayos
literarios importantes que contienen invocaciones a la amenaza yanqui,
como Ulises criollo y la raza cósmica de José Vasconcelos,
Los hijos de Caín de José Revueltas, El laberinto
de la soledad de Octavio Paz, El perfil del hombre y la cultura
en México de Samuel Ramos, Tiempo mexicano de Carlos Fuentes
y Mexican Postcards de Carlos Monsiváis, entre otros.
La doctora en Filosofía que ha escrito sobre las relaciones
entre literatura y arte, comentó que después del texto
de El laberinto de la soledad, los escritores construyen sus imágenes
sobre las ideas de Paz de lo propio y de la alteridad, pero retoman
también lo expresado por José Vasconcelos en su obra
antes citada, donde se enfatiza la decadencia moral y cultural de
EU.
En el caso de Carlos Fuentes en La frontera de cristal, “retoma
a Vasconcelos cuando señala la mediocridad de la cultura
norteamericana, su loco consumismo y materialidad desaforada, su
carencia de espiritualidad y su individualismo”, señaló
la también co-editora de Hacia el paisaje del mezcal, quien
también tiene en prensa Las atribulaciones de una literatura
decente: Género, clase y nación. Antes de concluir,
Mora Perdomo invitó a reflexionar sobre el posible papel
que se debe asumir al confrontar estas nuevas modalidades culturales.
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