Año 6 • No. 226 • junio 12 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Sobrevivientes de experiencias traumáticas no son atendidos oportunamente
Alto índice de estrés postraumático
Carolina Cruz

Aspecto del XXXIII Congreso del Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación en Psicología (CNEIP), y el V Congreso de la Confederación Iberoamericana de Asociaciones de Psicología, celebrados en el puerto de Veracruz y organizados por el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana.

Veracruz, Ver.- De cada 100 mexicanos víctimas de un desastre de cualquier tipo, tres o cuadro desarrollan síndrome de estrés postraumático y, de éstos, entre siete y 15 del tipo incapacitante. De acuerdo con el experto Benjamín Domínguez Trejo, el porcentaje de incapacidad humana a causa del síndrome de estrés postraumático es muy elevado en México, sobre todo porque la mayor parte de los sobrevivientes de experiencias traumáticas no son atendidos ni oportuna y ni adecuadamente.

Durante la conferencia magistral que impartió en el XXXIII Congreso del Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación en Psicología (CNEIP), y el V Congreso de la Confederación Iberoamericana de Asociaciones de Psicología, celebrados en el puerto de Veracruz y organizados por el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana (UV), Domínguez Trejo señaló que en un país como el nuestro, donde lo desastres naturales, en especial los causados por huracanes, se presentan con regularidad, detectar a quienes serán víctimas del estrés postraumático es de mucha importancia porque ahorra tiempo y costos.

El académico destacó que la orientación mundial indica que después de experiencias traumáticas en una población es crucial determinar rápidamente quienes van a requerir atención psicológica y quienes no. “En un país donde no hay suficientes especialistas para su evaluación y tratamiento ni en el campo de la medicina ni en el de la psicología, determinar con anterioridad quien lo padecerá resulta en enormes beneficios emocionales y económicos”, expuso Benjamín Domínguez Trejo, experto en estrés postraumático.

Dijo que a partir del terremoto de 1985 en México la enfermedad se reconoce como un cuadro incapacitante que puede llegar a ser de larga duración, que demanda atención psicológica especializada e incluso su costo, que podría ser muy elevado en pérdidas familiares y laborales, es absorbido ya por las grandes compañías de gastos médicos.

El estrés postraumático:
Los desastres naturales son la primera causa de estrés postraumático luego de los secuestros. En ambos, la experiencia puede afectar también a los familiares, quienes llegan a presentar también características del síndrome. La labor profesional del psicólogo es documentar en las personas que han vivido desastres la presencia e intensidad de los síntomas, clasificados en tres grupos: activación fisiológica, tendencia al aislamiento y trastornos del pensamiento. Los últimos incluyen ansiedad, estrés, dificultad para concentrarse y alteraciones en el ciclo del sueño-vigilia, entre otros; y los fisiológicos palpitaciones, sudoración en las más manos, resequedad de la boca y endurecimiento de los músculos.

Entre las psicológicas destaca también la presencia de recuerdos invasivos de la situación traumática, la persona rememora y todo lo refiere a lo sucedido, con la consecuente ansiedad: “Es muy desgastante y acaba con su energía, hasta que requiere atención médica y psicológica”. El especialista en estrés postraumático y dolor crónico, asevera que si las alteraciones no son atendidas a tiempo, pueden ser la pauta para el posterior desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas o incapacitantes, porque los afectados no se recuperan y viven con ataques de pánico y ansiedad extrema.

La presencia de inmunoglobulina A en la saliva de las víctimas de un desastre a los pocos minutos de ocurrido, es un indicador de si presentará síndrome de estrés postraumático o podrá manejar adecuadamente la situación con sus propios recursos internos. Fisiológicamente lo normal después de vivir un desastre es que la inmunoglobulina disminuya, pero en un lapso de seis horas debe volver a sus niveles normales, si tarda muchas horas más y la persona posee además un perfil de vulnerabilidad al estrés, el psicólogo puede detectar quienes la padecerán e intervenir oportunamente.

Ahora, el reto para los psicólogos es “profundizar más en el tema y en los instrumentos de evaluación y detección oportuna, desde los tradicionales como la entrevista y la evaluación clínica hasta estudios en el campo de la inmunología, que han permitido detectar a futuros pacientes a través del nivel de inmunoglobulina “A” o también por la medición de niveles de alfa milasa en saliva.

Después de una evaluación adecuada, la intervención incluye una diversidad de técnicas, entre ellas la relajación para inducir estados de serenidad y tranquilidad; la escritura emocional auto-reflexiva, y entre las de reciente avance resalta la retroalimentación biológica “que consiste en utilizar equipos electrónicos portátiles que permiten mostrarle al paciente cómo su cuerpo responde en el momento en que recuerda el trauma: las alteraciones en la frecuencia cardíaca, la temperatura y el ritmo respiratorio, para que aprenda a modificar esos cambios autonómicos, buscando que logren reducir la actividad simpática: el estrés y el nerviosismo, principalmente.