Año 6 • No. 226 • junio 12 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Crisis de valores en adolescentes
refleja deterioro social mundial
Dunia Salas Rivera
Conflicto mundial se refleja en la familia, relaciones grupales e instituciones educacionales: Laura Domínguez, Universidad de La Habana
La crisis de valores que aqueja a los adolescentes y a la juventud de México, Cuba y del mundo entero, es un reflejo de la propia realidad social, de la crisis mundial, de la confrontación entre países, entre la derecha y la izquierda. Lo que sucede a nivel macro se refleja en el seno familiar, en las relaciones grupales y en las instituciones educacionales, por eso los jóvenes tienen que buscar otros derroteros, aseguró Laura Domínguez, académica de la Universidad de La Habana, Cuba.

Durante su participación en el Seminario de Psicología, celebrado en la Facultad de la disciplina de la Universidad Veracruzana (UV), dijo: “Todos los cambios que ha habido en el mundo contemporáneo han hecho que la célula fundamental, que es la familia, también esté en crisis”, añadió Domínguez, quien dijo que el número de divorcios es muy alto en todos los países y la violencia familiar crece, aunado a que hay maestros que no están suficientemente preparados, no se puede esperar que haya una formación de valores a la altura de lo que el mundo necesita.

Laura Domínguez, de la Universidad
de la Habana, Cuba.

Sin embargo, aseguró la especialista en temas de adolescentes, el panorama no es tan desalentador, ya que quienes se desarrollan en el ámbito educativo pueden realizar algunas acciones para preservar determinados valores que, al menos en su esencia, son universales, como la honestidad, el patriotismo, la familia, lo laboral, la salud.

En este sentido, Domínguez consideró que hay dos vías fundamentales para formar valores: “Una tiene que ver con la actividad que se realiza al interior de la escuela, ya que el maestro debe organizar actividades que tengan sentido para los jóvenes, pero hay que tener en cuenta que las actividades no son formadoras de la personalidad en abstracto, sino hasta que logran atrapar el sistema de necesidades y motivos de las personas”.

La otra vía, explicó, se da a partir de la comunicación basada en el diálogo, en lo que uno puede tomar o estar en desacuerdo con el punto de vista de la otra persona, respetarlo y tratar de colegiar las decisiones: “En la educación de los adolescentes, si malo es establecer un límite rígido, peor es la inconsistencia de los límites”.
 

Proyecto de vida
Acerca de la dificultad que tienen los adolescentes de forjarse un proyecto de vida y de la posible frustración que implica el que no lo puedan llevar a cabo, Laura Domínguez manifestó que debemos exaltar una cualidad de la personalidad madura y desarrollada, que es la flexibilidad: “Todas las personas que se propongan una meta, tienen que saber que se puede llegar a ella por muchos caminos”.

Ejemplificó este concepto con su experiencia: “Mi gran vocación es el ser humano, y la psicología es un camino, pero pudo ser la sociología, la historia, el derecho. Tenemos que ser flexibles para tratar de llegar a un mismo objetivo, pero al mismo tiempo prever que podemos tomar distintas alternativas”.

A este respecto agregó que la religión es un factor que favorece mucho: “Varios de mis alumnos que son creyentes tienen una muy buena estructuración de sus proyectos a partir de su cosmovisión religiosa del mundo, pero ésta no es una condición sine qua non, porque también hay muchos ateos que tienen muy bien establecido su proyecto de vida”.

Sin embargo, puntualizó que se debe tener cuidado en este aspecto porque si bien es cierto que hay religiones que dan más posibilidades de activismo al sujeto, también hay las que llenan la cabeza de éste, acusando que todo es pecado y que todo está mal; éstas, está claro, no son organizadoras de un proyecto de vida.