“Gracias
a los periódicos, la radio, la televisión y las revistas,
a programas fantásticos que hablan de nuestra maravillas
naturales, la conciencia de la conservación es muy grande
en Brasil, pero hacer es diferente; si tenemos la conciencia y no
pasamos a la práctica, nos estamos estancando”, comentó.
Reconoció que la devastación que provoca la falta
de acciones concretas nunca es motivada por el placer, sino por
razones económicas, para cubrir la necesidad de alimento,
habitación, energía e industria, necesidades que con
la explosión demográfica que hoy enfrenta el planeta
se han convertido en una verdadera amenaza para la biodiversidad.
Como ejemplo mencionó el caso europeo, un continente donde
no existe una sola floresta original: “Todos los bosques ahí
fueron replantados luego de que prácticamente acabaron con
ellos. Lo mismo podría ocurrir en muchos ecosistemas americanos
si seguimos a este ritmo”, aseguró Thiago de Mello,
miembro de la New York Academy of Sciences.
Su propuesta para enfrentar este problema radica en la educación,
pero en una educación ambiental proactiva: “No sólo
es cuestión de discursos. El punto básico para tener
éxito en la conservación es hacer que la gente conviva
con la naturaleza, que observe la flora y fauna, que conozca sus
problemas, que sepa cómo viven en ella las comunidades”.
De hecho, Milton Thiago de Mello dirige en Brasil uno de los institutos
–que lleva su nombre– más activos en educación
ambiental, pues ofrece año tras año cursos internacionales
de taxonomía y genética; conservación y manejo
de la amazonía; cría, manejo y patología de
primates en cautiverio, así como de conservación de
áreas de gran impacto ambiental, en los que participan estudiantes
e investigadores de países latinoamericanos, principalmente.
En ellos, el profesor Thiago de Mello pone en práctica su
propuesta de educación ambiental, llevando a los participantes
al corazón del Amazonas a convivir con las comunidades de
la cuenca que saben, a pesar de ser analfabetas, cómo funciona
la biota en ese ecosistema.
Aunque aceptó que la educación ambiental tiene mucho
más impacto en los niños, dijo también que
formar adultos que puedan enseñar a los pequeños es
hoy condición indispensable para alcanzar el éxito
en el futuro, “y actualmente no hay muchas personas que quieran
y puedan hacerlo”.
Justamente para impulsar esta área, el Instituto Milton Thiago
de Mello y la UV, a través del área Biológico
Agropecuaria, preparan un convenio de colaboración que permita
la participación de investigadores, académicos y estudiantes.
El doctor en microbiología Thiago de Mello ha sido fundador
de 14 sociedades científicas mundiales, y es miembro de 30;
ha recibido 20 premios internacionales por su trabajo de conservación,
y publicado más de 150 artículos científicos
y técnicos sobre brucelosis, peste bubónica, micología,
primatología, conservación y enseñanza veterinaria.
Es también responsable de la formación ambiental de
numerosas generaciones de conservacionistas en Brasil y América
Latina.
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