Boca
del Río, Ver. Más que motivada por carencias económicas,
la conducta criminal es causada por la baja autoestima, la marginalidad,
los sentimientos de culpa y la búsqueda inconsciente de un
castigo, afirmó Patricia Rosa Linda Trujillo Mariel, directora
del Instituto de Medicina Forense de la Universidad Veracruzana (UV).
Autora de libros como Medicina Forense, Criminología dinámica
y La historia clínica criminal (publicados por Editorial Alfil)
y de otros dos volúmenes que aún se encuentran en edición,
Trujillo Mariel expresó que a diferencia de la percepción
común, el móvil económico pesa menos para el
criminal que la búsqueda inconsciente de un castigo, producto
de la necesidad insatisfecha de amor, atención y respeto que
distorsiona la visión del mundo del individuo y que produce
agresividad, rencor y deseos de autodestrucción.
“Tú puedes fabricarte una personalidad pero tus hechos
revelarán finalmente quién eres. Si tú te amas
y tienes una estima alta, eres incapaz de dañar a terceros,
porque esto significa dañarte a ti mismo”, dijo la funcionaria.
La
pobreza no “fabrica” delincuentes
La preocupación de Trujillo Mariel es entender la manera
en que se desarrolla la génesis delictiva para generar parámetros
hacia la política preventiva de la criminalidad. “He
trabajado, tanto en Veracruz como en Reynosa, la marginación,
el aislamiento y la soledad, que son imperativos más fuertes
dentro de la conducta delictiva que la necesidad económica”,
añadió.
Asimismo, indicó que si bien en nuestro país hay muchas
deficiencias económicas y altos índices de deterioro
social, “no todos somos delincuentes”. La pobreza no
produce delincuentes; es la carencia de valores, de creatividad
y de visión frente a la vida lo que restringe las alternativas
y provoca las conductas antisociales: “la puerta fácil
que lleva a la autodestrucción”. Por ello, la experta
cree firmemente en la readaptación, “siempre y cuando
exista la disposición de hacerse una nueva vida.
Ofrece
IMF posgrado reconocido por CONACYT
Reconocida por su calidad ante el Padrón Nacional de Posgrado
del CONACYT por ser la única en su tipo a lo largo del país,
la maestría en Medicina Forense del IMF de la UV cuenta con
una beca de 6 mil 100 pesos mensuales, que permite al estudiante
dedicar parte importante de su tiempo al estudio y la investigación
en este campo.
El perfil del egresado de este posgrado es el de un profesional
capacitado para ejercer con excelencia un trabajo dentro del campo
de las ciencias forenses y áreas afines, principalmente en
el sector público. “De hecho, la mayoría de
los peritos médicos que ejercen en el estado de Veracruz
y en el ámbito nacional, son egresados de esta maestría”,
afirmó la directora del IMF.
La generación actual de estudiantes de la Maestría
en Medicina Forense es la primera en 16 años en estar conformada
exclusivamente por mujeres, lo que rompe con el estereotipo clásico
de la práctica criminalística como una actividad propiamente
masculina.
Una de las estudiantes, Linda Guadalupe Pérez Lozada, perito
médico forense de la Agencia Especializada en Delitos Sexuales
y contra la Familia del distrito judicial de San Andrés Tuxtla,
dijo que este campo de la medicina representa, para ella, el ejercicio
de una profesión científica y de un compromiso social
muy fuerte. “Desgraciadamente, aunque la muerte cause dolor,
un cadáver es un libro abierto para la medicina y para los
procesos de investigación desde el punto de vista patológico
y legal”, afirmó. “Las huellas que encontramos
en el cadáver nos ayudan a esclarecer un caso criminal: el
maltrato infantil, el maltrato familiar y las violaciones, y establecer
quién o quiénes son los culpables”, refirió.
Por su parte, Priscila Ferro, médica del deporte, explicó
que la comunidad médica y la población en general
tienen una idea desvirtuada de lo que es la medicina forense. “Creen
que es estar abriendo muertos nada más, cuando lo que hacemos
es analizar la problemática de la sociedad a través
de un hecho criminal, obviamente enfocado esto hacia la vida y la
prevención de las conductas criminales”, subrayó.
Igualmente, Margarita Herrero resaltó que la práctica
forense es una labor que involucra principalmente a la gente viva.
“La sociedad tiene el mito de que vemos puros muertos, y es
una gran mentira: trabajamos con gente viva porque estudiamos las
causas de la criminalidad en nuestra sociedad para llegar al origen
del crimen para que ésta pueda avanzar y pueda funcionar
como debería ser”, concluyó la joven médico. |