Año 6 • No. 231 • julio 17 de 2006

Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 Libros

 General

 
Reportaje

 Arte


 Becas y oportunidades
 
 Deportes

 Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 
Magia y maravillas naturales en el
Festival Jalco 2006
Dunia Salas Rivera/Gina Sotelo
Los jóvenes universitarios de la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas demostraron su compromiso con la comunidad y el medio ambiente
Al margen izquierdo del río Los Pescados, a 39 kilómetros de Jalapa, se encuentra “el rincón de arena”, que es el significado en náhuatl de Jalcomulco. El municipio se encuentra ubicado en la zona central del estado de Veracruz, sobre las últimas estribaciones orientales del Cofre de Perote. Ahí, con las barrancas de Tuzamapan como el mejor escenario para que más de mil espectadores disfrutaran del Festival Jalco 2006, se presentaron los grupos artísticos que llevó el Grupo Publicitario Hunabkú el pasado 24 de junio.

A las nueve horas, el presidente municipal de Jalcomulco José Luis Zapata Cuellar; los académicos de la Universidad Veracruzana (UV) Francisco Morosini, Jose Luis Bretón Arredondo y Guadalupe Su Morales; así como el director del Instituto Mexicano de la Juventud, Humberto Torio, inauguraron de manera oficial los festejos de este festival que cumplió su objetivo de dar a conocer la importancia del lugar, así como la imperiosa necesidad de proteger su ambiente.

Iniciaron las actividades con el Foro Ambiental Jalcomulco 2006, donde especialistas en temas ambientales, así como autoridades municipales, estatales y universitarias expusieron la problemática del municipio y plantearon propuestas para hacer de este sitio un mejor lugar con futuro largo y firme.
Magia, abundancia y maravillas naturales, todas a la orden del visitante conocedor de dicha riqueza y magnificencia, fueron el contexto ideal para el Mitote, foro artístico donde Aldo García hizo una parada en el Jalco 2006 antes de irse con sus Brujos a París –con sus ritmos africanos que salieron del djembé movieron hasta al más desvelado por el fandango del día anterior–, además, los gemelos batuqueros, el grupo El Aguacero y el ballet folklórico de la escuela primaria de Jalcomulco pusieron a vibrar a los más de 500 asistentes que encontraron en estos números artísticos la alegría que se habían llevado los gauchos en la cancha apenas unos momentos antes.
Rayando las siete de la noche, cuando la niebla empieza a comulgar con la hilera de montañas que rodean el valle de Jalcomulco, el arpa, las guitarras, las percusiones y la maestría en la interpretación del internacional Tlen Huicani transportaron al público a la cordillera de los Andes mientras entonaban Fina Estampa, Alma Llanera y otros temas.

De los picos volcánicos andinos, el grupo musical de la UV aterrizó el viaje en la costa soleada del Golfo de México. Ahí, donde hacen su nido las olas del mar, el más variado público –adultos, jóvenes, niños, extranjeros, periodistas, despistados– entonó las canciones de Agustín Lara.
Preservar el ambiente, responsabilidad de todos
Al ser éste el único mundo que tenemos, debemos de cuidarlo si queremos que las bellezas naturales que posee permanezcan y se multipliquen. El tiempo nos ha dicho que los recursos que se creían abundantes –como el agua– son cada vez más escasos y, por ende, más preciados. Pero la conservación de recursos no deberá recaer en manos de las instituciones o gobiernos, sino que es una responsabilidad civil su custodia y protección.

Así lo consideraron los panelistas del Foro Ecológico que se llevó a cabo como parte del programa académico del Jalco Fest 2006. Entre otras, estuvieron las participaciones “Agua para el desarrollo sustentable” de Laura Ruelas Monjardín, del Instituto de Ecología (INECOL) y “La restauración ambiental mediante la participación de la comunidad”, a cargo de Francisco Morosini Cordero.

La doctora Ruelas Monjardín basó su ponencia en su libro Los conflictos por la distribución del agua, como parte de su tesis doctoral. En el foro mencionó que queramos o no, conscientes o no, los recursos naturales y su aprovechamiento están íntimamente ligados a los profundos hábitos, costumbres y un sinnúmero de actividades de la creciente población humana.

“Los beneficios que la naturaleza nos concede no son inagotables y recientemente nos hemos dado cuenta de ello. El desarrollarnos como humanidad en un ambiente exuberante de vida generó la idea contraria, y ese pensamiento nos ha llevado a caminar en la cuerda floja de nuestra otrora ‘confortable y segura’ supervivencia”.

El recurso natural por antonomasia es el agua –explicó–, y es sobre el cual ejercemos mayor presión tomando en cuenta que el número de pobladores crece sin detenerse y que la demanda por espacio, alimentos y servicios es directamente proporcional a este aumento. Y para desarrollar todo esto es necesario contar con agua.
Estas necesidades, aunadas a la idea de que el agua es un recurso que es de todos, renovable y que de alguna manera “no nos cuesta”, han agotado los recursos a un nivel alarmante debido principalmente a que los lugares donde este recurso se genera, los bosques y las selvas, han sufrido un grave deterioro al utilizar estos espacios para paliar las necesidades de alimentación y vivienda, principalmente.
Concluyó que una de las formas más convenientes es integrar el uso de los recursos naturales dentro de un proceso de colaboración: “Todos los recursos naturales son indispensables para nosotros, que vivimos en un planeta que bajo ciertas condiciones y circunstancias ha sido capaz de sustentar la feliz coincidencia que llamamos vida”.

Asimismo, en “La restauración ambiental mediante la participación de la comunidad”, Francisco Morosini, académico de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales, partió de lo que llamó “un hecho incontrovertible” la degradación de los ecosistemas: “Si el ecosistema ha sufrido alteración en sus elementos constitutivos, lo único inteligente que queda por hacer, si es que somos conscientes de nuestra responsabilidad, es: primero, tratar de detener el proceso degenerativo, que consistiría en evitar malas prácticas ambientales. Segundo, la restauración del ecosistema”.

Tomando como ejemplo los ríos de Veracruz, expresó: “Lo que hasta el momento ha sido atractivo para que visiten la zona un buen número de personas amantes de la naturaleza y de los deportes extremos que pueden practicarse en la región, más temprano que tarde podría variar, debido al deterioro ambiental que presentan estos ríos así como otros ecosistemas circundantes. Asunto no privativo, ya que casi todos los ríos que corren por nuestra entidad tienen este mismo problema”.

Para Morosini, cuando se trata de contaminación natural, la respuesta es sencilla, ya que el propio ecosistema en relativamente poco tiempo se auto equilibra. El problema se complica cuando la contaminación es antropogénica, porque la mayor parte de esos residuos que confluyen –en este caso en el cuerpo de agua– no son fácilmente dragados por los organismos desintegradores, ya que se trata de compuestos inorgánicos y tóxicos, resultado de las actividades productivas de la comunidad.

Este tipo de degradación ambiental es posible corregirla –como señaló– gracias a la capacidad de auto regeneración de los ecosistemas, aunque para alcanzarla es necesario cumplir con dos aspectos: dejar de verter residuos contaminantes en el ecosistema y darle el tiempo necesario para que se realice el proceso denominado de sucesión ecológica y el propio ecosistema se equilibre:
“En el caso del agua, si bien se deben exigir sistemas de tratamiento para las aguas residuales, es conveniente que las comunidades planteen sistemas alternativos novedosos, que sirvan tanto para el cuidado del agua como para su tratamiento y reuso”.

En no pocos casos, la restauración ambiental se ha convertido en un asunto de interés prioritario para las comunidades, las que sin renunciar al apoyo gubernamental han decidido tomar en sus manos los problemas ambientales y afrontarlos directamente. Para esto, el principal ingrediente ha sido la organización de las propias comunidades, y para lograrlo se han preguntado qué mundo quieren para sus hijos, ya que hasta ahora es el único mundo que tenemos para vivir.

Y concluyó: “La restauración de los ecosistemas sin la participación de la comunidad, sin contar con metas sociales y culturales perfectamente claras, que la propia comunidad ha de establecer, difícilmente llegará a buenos términos.

Este es un punto fundamental que deben atender las autoridades gubernamentales encargadas de los asuntos ambientales: la participación de la comunidad en la toma de decisiones. Ninguna acción en contra o a espaldas de la comunidad”.

El Jalco Fest 2006 fue organizado por jóvenes de Publicidad y Relaciones Públicas de la Universidad Veracruzana (UV) agrupados como Hunabku, con el objetivo de promover el sitio como una de las mejores opciones del país para practicar deportes de aventura y ecoturismo.