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No
traicionó la Constitución del 57 ni la Reforma en su
provecho
Juárez no consintió un país conservador porque
significaba intervención extranjera Dunia
Salas Rivera |
Para
el Benemérito, modificar las Leyes de Reforma significaba
que el pueblo perdiera su soberanía |
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En
1860, la consigna para los liberales era que si de verdad querían
poner fin a la Guerra de Reforma, debían desconocer la Constitución
de 1857. Pero para Benito Juárez esto era desleal a la Presidencia,
a la Reforma y a la misma Constitución, aseguró el historiador
británico Brian Hamnett.
Juárez actuó así, explicó el experto Invitado
por la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana (UV), “no
sólo porque se veía a sí mismo como la encarnación
de la soberanía nacional y la virtud republicana, sino también
porque, de haber abandonado la Constitución, habrían
negado su gobierno ya que ésta le daba legitimidad a su reclamo
por la sucesión presidencial a la caída de Comonfort,
cuando el oaxaqueño se desempeñaba como presidente de
la Suprema Corte”. |
Hamnett, para quien el gran poder de Juárez residía
en su capacidad de identificar y entender la trascendencia precisa
del momento histórico que atravesaba el país, señaló
que lo principalmente peligroso para Juárez era que los conservadores
querían modificar las Leyes de Reforma, y en consecuencia,
no podía tolerar en esos momentos ninguna tentativa de pacto
con las potencias europeas que simpatizaban con el ala conservadora:
Gran Bretaña, España y Francia.
“La intervención tripartita europea –de esos países–
fue una consecuencia del fracaso de las dos propuestas de mediación
que el gobierno británico presentó al de Juárez,
la primera en enero de 1860 y la segunda en septiembre del mismo año,
el cual fue crucial porque la Guerra de Reforma finalizaba”,
comentó quien es considerado como un referente internacional
en los estudios sobre Juárez.
Agregó que la firme decisión de éste al respecto
lo llevó a romper relaciones con Santos Degollado, uno de sus
colaboradores más leales, quien tenía la idea de llegar
a un arreglo entre los dirigentes liberales y los militantes conservadores
para poner fin a la guerra civil.
Este evento merece especial atención porque Santos Degollado
fue gran promotor de las Leyes de Reforma, ministro de relaciones
exteriores en 1860 –época en que los británicos
hicieron su primera propuesta–, y comandante supremo de las
fuerzas liberales prestando su apoyo a la segunda propuesta de mediación
británica.
“Este acuerdo tenía implicaciones políticas importantes,
ya que involucraba a países extranjeros en los asuntos internos
del país”, explicó Hamnett. Y es que una vez concedido,
el convenio presagiaba la intervención de los mismos en la
deuda extranjera, en el pago de intereses y de tenedores de abonos,
lo cual podía llevar a la supervisión de las aduanas
marítimas que eran la fuente de mayor ingreso del país. |
Así,
el 25 de enero de 1860, narró Hamnett, el ministro de Relaciones
Exteriores de Inglaterra pidió que se pusiera en armisticio
la primera propuesta de mediación británica. Este
plan contemplaba que después de la paz se propondría
un nuevo Congreso para crear una nueva Constitución, hecho
que llevó a Juárez a romper relaciones diplomáticas
con Inglaterra.
“Esto se explica porque las prioridades de Juárez eran
la legitimación del ejercicio del poder político y
contrarrestar la amenaza de subordinación de las potencias
europeas”. Y es que para Juárez el artículo
31 constitucional era fundamental, ya que establecía que
la soberanía residía en el pueblo y sólo éste
tenía la fuerza para cambiar al gobierno, puntualizó
el autor de Concise history of Mexico, publicado recientemente por
Cambridge University Press. |

El
historiador británico Brian Hamnett aseguró que las
prioridades de Juárez eran la legitimación del ejercicio
del poder político y contrarrestar la amenaza de subordinación
de las potencias europeas |
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