Año 6 • No. 232 • Julio 24 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Valores y ética, indispensables al ejercer el derecho
Imposibles, las interpretaciones
dogmáticas en Derecho: R. Ibáñez
Juan Carlos Plata
Contrario a la doctrina dogmática del derecho del siglo XIX en la que se buscaba únicamente la aplicación estricta de la ley, los valores, la ética, e incluso la política y la economía, son fundamentales para la buena interpretación del Derecho, y por consiguiente, una mejor impartición de justicia, aseguró el jurista Roberto Ibáñez, durante su participación en la Semana del Derecho, llevada a acabo en la Universidad Veracruzana (UV).

Roberto Ibáñez Mariel, durante su participación en la semana del Derecho.
“Economía, política, ética y valores, eran consideradas –por los defensores del Código de Napoleón y de la doctrina dogmática del derecho– como impurezas del Derecho; pero no se puede pensar un problema humano sin valores, por ejemplo, la premisa que deben tener los jueces de proteger al débil y al pobre”, aseguró el experto.

Ibáñez Mariel dijo que los comentadores del Código de Napoleón pensaban que la ley era un mandato dogmático que no le tocaba discutir o poner en duda ni al juez ni al jurista; pero esta idea fue destruida en los Tribunales de Nuremberg, creados para enjuiciar a los generales nazis luego de la Segunda Guerra Mundial.

“Los enjuiciados alegaron en su defensa que ellos actuaron obedeciendo a la ley positiva alemana, emitida por un congreso legislativo democráticamente constituido, y que si ellos no hubieran obedecido órdenes superiores, hubieran sido sujetos a una corte militar y hubieran sido condenados a muerte. Pero el tribunal resolvió que ninguna ley positiva puede justificar un crimen de esa humanidad, como el genocidio”, explicó.

A partir de ese hecho –sostuvo Ibáñez Mariel–, se empezaron a ver sentencias en las que los principios ético-jurídicos tenían mayor peso que las disposiciones de derecho positivo.

El código de Napoleón
Cuando se publica el Código Civil ordenado por Napoleón, en 1805, el escrito se recibió con gran esperanza, y se saludó como un instrumento maravilloso en el cual la sociedad encontraría seguridad jurídica porque todo estaría comprendido en este código.

Sin embargo, “sus creadores querían que el Derecho se comportara como la física o las matemáticas, que partiera de verdades axiomáticas (los artículos), que todos aceptaran. Así, la interpretación jurídica se restringiría a ver que la hipótesis que se prevé en la enunciación normativa se ajustara al hecho a juzgar, y de ser así, aplicar la consecuencia normativa”, aseguró Ibáñez Mariel.

Esto suponía un rompimiento total con la tradición romana, ya que los romanos pensaban que el derecho era resolver conforme a la justicia un problema jurídico y en el siglo XIX se buscaba, únicamente, la aplicación de la ley.

“Para finales del siglo XIX algunos jueces, al no encontrar leyes que se ajustaran a las situaciones a las que se enfrentaban, comenzaron a inventar que la ley decía cosas que en realidad no decía para justificar sus sentencias. Se empezó a ver que no es posible resolver toda la problemática social basada únicamente en una interpretación tan elemental, como decir que el derecho es la ley”, aseguró.