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Gina
Sotelo
Fotos: Carlos Cano
Boca del Río, Ver.- Anualmente, los mexicanos
generamos más de tres millones de toneladas de basura, que
en promedio representa un kilo diario por persona, de la cual se recolecta
sólo alrededor del 83 por ciento y únicamente la mitad
tiene un manejo adecuado.
El resto, poco más de 12 millones de toneladas, se deposita
en tiraderos a cielo abierto sin ninguna clase de control y sin las
condiciones necesarias para evitar la contaminación de suelos,
mantos acuíferos y aire, ocasionada por los lixiviados y el
biogás que genera la descomposición de los desechos.
Para intercambiar experiencias sobre qué soluciones hallar
ante esta situación, la Secretaría del Medio Ambiente
y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Secretaría de Educación,
el Consejo Estatal de Protección al Ambiente, el Centro Universitario
Hispano Mexicano y la Universidad Veracruzana (UV), se reunieron los
días 21 y 22 de junio en la USBI-Veracruz para realizar el
foro “Manejo de residuos sólidos”, en el que se
reafirmó que el problema es complejo y revestido de tintes
económicos, políticos y educativos, por lo que las soluciones
deben provenir de diversas instancias que actúen coordinadamente.
En este sentido, la batalla se está dando desde los tres niveles
de gobierno y las instituciones se han unido de manera participativa
para intercambiar acciones, pero la solución radica “en
la necesidad de asumir una cultura ambiental que mejore nuestra calidad
de vida porque todos somos generadores de residuos”, aclaró
Laura Medina Aguilar, subdelegada de Planeación y Fomento Sectorial
de la SEMARNAT.
Entre las conclusiones a las que llegaron los 155 participantes procedentes
de 20 municipios, 15 empresas ambientales y 20 instituciones educativas,
destacan la necesidad de proporcionar a la ciudadanía más
información sobre la problemática, fomentar la conciencia
y participación ciudadana, evitar el consumismo, abatir la
apatía y falta de compromiso individual y darle continuidad
a los programas institucionales. La solución radica, básicamente,
en campañas de educación ambiental que modifiquen los
hábitos personales en cuanto al manejo de la basura.
En Orizaba, por ejemplo, existe la iniciativa –explica Rafael
Pacheco Mejía– de Limpia Pública Municipal, la
cual consiste en “promover un programa en donde se recolecten
desechos susceptibles de reciclaje y a cambio se analizará
la posibilidad de canjearlos por productos de la canasta básica,
así como la posibilidad de cobrar al generador de basura”.
Una cosa, no obstante, quedó clara: el desconocimiento y la
no aplicación de la ley ambiental fortalece la cultura de la
ilegalidad. |
Alternativas
para modificar hábitos personales de manejo
de basura:
• Proporcionar a la ciudadanía más información.
• Fomentar la conciencia y participación ciudadana.
• Evitar consumismo.
• Abatir apatía y falta de compromiso individual.
• Dar continuidad a los programas institucionales. |
Educación
Ambiental y reciclaje
Un
tema a discutir fue si la educación ambiental debe estar dirigida
hacia el sector infantil y/o abarcar al sector adulto. La mayoría
de los participantes votaron por un enfoque integral, que incluya
a todos los sectores y en los ámbitos formal y no formal, para
que se genere una plataforma de conciencia y corresponsabilidad integral
y no parcial. Sin embargo, los niños son más susceptibles
al cambio en su cultura, por lo que ratifican que la educación
ambiental debe ser desde preescolar. Los adultos tienen en las nuevas
generaciones depositadas grandes esperanzas, “porque van creciendo
conscientes de que somos los generadores y que si no cooperamos nos
espera un esquema de calidad ambiental bastante lamentable”,
explicó Medina Aguilar.
En opinión de Laura Guerrero Ortega, también de la SEMARNAT:
“También es necesario un mayor nivel de compromiso del
sector educativo no formal (la sociedad), para que corrija sus actitudes
adversas”. Sin embargo, la mayoría de los ponentes coincidieron
en que el sector educativo no puede ir más allá de su
esfera de acción ya que su misión y su visión
consisten en educar formalmente, respetando la normatividad establecida,
incluso privilegiando su vinculación con la comunidad; lo único
que puede hacer es coadyuvar a prevenir y corregir esta problemática
desde su perspectiva.
La alternativa más viable es el reciclado, pero requiere de
la concurrencia de la ciudadanía, dijo por su parte Leticia
Garibay Pardo, de la Facultad de Biología de la UV, quien agregó:
“Los desechos sólidos se deben clasificar. El vidrio
es completamente reciclable, así como los plásticos
de baja, mediana o alta densidad como serían respectivamente
la bolsa que comúnmente utilizamos, la botellita de agua o
los reticulados como sillas de plástico, que se pueden compactar
para hacer construcciones”. Cita como ejemplo el problema común
de qué hacer con las llantas: “Con la tecnología,
las llantas se pueden utilizar para hacer bardas, se rellenan de tierra
y luego queda un material fuerte e impresionante”.
Respecto a determinados residuos como las pilas (cuya mayoría
tiene altos contenidos de elementos tóxicos contaminantes como
el mercurio, metal altamente tóxico que daña los cuerpos
de agua, los suelos y la atmósfera), los académicos
proponen fomentar la conciencia del uso de pilas recargables, mientras
que con las botellas trabajar con las empresas refresqueras para que
incorporen a su producción envases retornables.
Un caso especial de reciclado lo constituye el polietileno tereftalato,
más conocido como PET, el cual se extrae del petróleo
que no es renovable y es uno de los materiales que más contaminación
generan en el mundo. Es un plástico caracterizado por su gran
ligereza y resistencia mecánica y física, alto grado
de transparencia y conserva el sabor y aroma de los alimentos, además
de que es una barrera contra los gases y es reciclable 100 por ciento,
utilizado en botellas para bebidas carbonatadas, aceites, aguas minerales,
zumos, té, salsas y otros alimentos, detergentes y productos
de limpieza, productos cosméticos, productos químicos,
entre otros; su abundancia se ha vuelto un serio problema, pese a
que podría ser una fuente importante de inversión con
su reuso y reconversión. |
Universitarios
toman la iniciativa
En
Veracruz, la Facultad de Psicología, desde hace cuatro años,
inició un programa que se ha consolidado con la participación
de más de 40 alumnos, producto de la experiencia educativa
“Intervención en procesos comunitarios y medio ambiente”,
a través de la cual los estudiantes recaban primero en su propia
Facultad y luego en escuelas primarias y entre sus vecinos la basura,
para luego separarla y reciclarla.
Al respecto, Salvador Sarmiento, catedrático y supervisor del
programa, explicó: “Se apoyaron en carteles, en pláticas
y en labores de convencimiento entre sus vecinos, logrando que la
facultad se volviera un centro de acopio para la SEMARNAT, a la que
se le entrega el material separado para su venta que sirve como donativo
para la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con cáncer”.
Según Sarmiento, el reto actual de la psicología ambiental
es crear conciencia sobre el problema, cambiar conductas y crear nuevos
hábitos: “Informar acerca del fatal impacto que tiene
la falta de cultura del reciclaje en el medio ambiente y cómo
nos afecta”, porque aún mucha gente no sabe qué
es, cómo se hace y por qué se debe reciclar. |
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Señala
que una cultura del reciclaje implica la aceptación del individuo
al cambio de acciones que perjudican al medio ambiente y la interiorización
de valores ambientales (no sólo hacerlo por imitación
sino por convicción). Para lo cual los estudiantes decidieron
tomar la iniciativa en las actividades de reciclaje para motivar a
la comunidad a llevarlas a cabo.
El Programa de separación de residuos “Únete a
la cadena de reciclaje”, que lleva a cabo la SEMARNAT, tiene
el objetivo de inducir a los consumidores a reducir, reutilizar y
reciclar los productos: “darle otro uso a los desechos y utilizar
la materia prima para nuevos productos”. Incluso imparten talleres
periódicamente. Pero en opinión de María Livia
Campos Pérez, enlace de fomento sectorial de la dependencia,
la respuesta de la ciudadanía es muy escasa. Menciona por ejemplo:
en Xalapa se recogen 400 toneladas de basura diariamente, en Veracruz-Boca
del Río son 1,200. De esas cantidades el 30% es reciclable.
El reciclado disminuye la cantidad de desechos que van al relleno
sanitario, aumentando su tiempo de vida. |
“Es
necesario un mayor nivel de compromiso del sector educativo no formal
(la sociedad), para que corrija sus actitudes adversas”, se
dijo |
Tiraderos
vs. rellenos sanitarios
El
problema es grave debido a la magnitud de la basura que se genera.
Cuando éramos sólo 30 millones de habitantes se producían
apenas 3 toneladas de basura al año; ahora hablamos de 103.2
millones de mexicanos produciendo diariamente un kilo de material
que impacta a la salud y daña el ambiente. Además
es muy común que la basura sea depositada en barrancas, ríos
y lotes baldíos, donde es arrastrada por el agua o dispersada.
El problema del tiradero es que la basura se quema y las cenizas
cargadas de contaminantes se esparcen a las poblaciones cercanas,
la materia orgánica se descompone y prolifera fauna nociva
como moscas, perros, ratas y gatos. Los líquidos percolados,
mejor conocidos como lixiviados o biogases, contaminan las corrientes
de agua y los acuíferos subterráneos.
La alternativa, el relleno sanitario, es una obra de ingeniería
donde la basura se extiende y se compacta con maquinaria pesada,
aparte de que se cubre con material arcilloso evitando la contaminación,
el suelo se impermeabiliza con geomembrana, se construyen lagunas
de evaporación para los lixiviados, no existe quema de basura
y no se permite la “pepena”.
Sin embargo, “ningún relleno sanitario o sitio de disposición
final, aunque funcione dentro de las normas, va a ser suficiente
para tanto acopio, de manera que debemos buscar alternativas para
el manejo de la basura”, señala Medina Aguilar. La
colaboración entre municipios es fundamental, pues “como
institución lo que estamos haciendo es enlazar a los municipios
–que son también responsables del manejo de los residuos–
con empresas recicladoras que reutilizan los materiales o les dan
complemento final”.
Con este fin se elaboró a nivel federal el programa “Cruzada
por un México limpio”, que en sus dos vertientes busca
fortalecer el manejo ambiental de los residuos sólidos urbanos,
bajo el esquema de aportar metodologías que sirvan de guía
a los municipios para hacer su plan de regularización y establecer
su propio programa de educación ambiental en la ciudadanía.
El manejo de los desperdicios es relativamente fácil: los
orgánicos, como restos de frutas, vegetales, comida, café,
huesos de pollo, pescado, hojas y ramas, hierbas, etcétera,
se pueden utilizar en casa para hacer alguna composta, que luego
se transforma en abono para plantas y hortalizas; el metal, vidrio,
plástico, latas, cartón y papel no contaminado se
separan para reciclarlos y convertirlos en otros productos, mientras
que en los desechos médicos, pilas, unicel, papel y toallas
sanitarias se van al relleno sanitario.

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La
cultura del reciclaje implica interiorizar valores ambientales
(hacerlo por convcción y no por imitación):
Psicología
UV-Veracruz |
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