Año 6 • No. 234 • agosto 21 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Fernando Apan, ejemplo de
pundonor y voluntad creadora
Jorge Vázquez Pacheco
Fernando Apan Benítez será solista de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) el viernes 22 de septiembre, como parte de la Segunda Temporada de
Conciertos 2006.

Lo extraordinario en este jovencito de 14 años de edad es que nació invidente y lo aprendido como alumno de Alejandro Corona en la Facultad de Música es una combinación de coraje, amor por el arte, dedicación y arrolladora voluntad.
Originario de Villahermosa, Tabasco, recibió las primeras lecciones en el piano por su madre, a los 5 años de edad ofrecía audiciones y contaba con 7 años cuando sus padres decidieron que en Xalapa habría de buscar el futuro artístico para el niño.

Aquí se hizo alumno de Reyna Capilla, quien le preparó para su ingreso a la Facultad de Música, donde se ha forjado bajo la guía de Alejandro Corona, quien por añadidura se ha convertido en su más notorio admirador e impulsor.

El mismo Fernando comenta que, al poco tiempo de establecerse en la capital de Veracruz, se encontraba temeroso de que Corona no lo aceptase como alumno. “Un maestro tan capaz no acepta a cualquiera. Le dije que me pusiera los ejercicios que considerara convenientes y que yo los resolvería. ¿Cómo? Mi madre me los pasa a braille y así leo las partituras. Fue así como accedió a darme clases…”

Los padres de Fernando son originarios de Morelia, Michoacán. Aquella ciudad, con su célebre Conservatorio de las Rosas, se erigía como opción. Pero los informes recibidos en torno de la actividad cultural de Xalapa les hizo tomar la decisión de llegar a este lugar, además, con la firme determinación de que debía ser alumno de Corona.

Con este profesor los avances de Fernando han sido extraordinarios. Ubicado ya en el séptimo semestre, comenta que ha tratado de avanzar en las materias teóricas, sobre todo en composición con Siwy, para dedicarse el mayor tiempo posible al instrumento. Se ha convertido, además, en un especialista en musicografía por su dedicación a la escritura de música en sistema braille.

Sólo fue asunto de que Alejandro Corona se percatara del ritmo de trabajo de Fernando, para iniciar una relación maestro-alumno que va más allá de la simple identificación artística. Para Fernando, Corona es un hombre de increíble sensibilidad y carácter, de enorme coraje y gran amor por la vida. Se ha propuesto, además, convertirse en el máximo difusor de la obra de este pianista, “de la misma forma como Corona se dedicó a difundir la obra de Mario Ruiz Armengol… Se trata de un artista cuya obra se mantiene vigente durante más de 20 años, y yo quiero difundirla de una mejor manera”.

Cuando se le pregunta en torno del compositor o estilo que mejor le acomoda, no lo duda un momento: Bach.

“Yo nunca voy a perderle el gusto a Bach. Mi afición hacia este maestro surgió desde los 5 años de edad con Diana Sepúlveda, una antropóloga de Villahermosa que no pudo estudiar música pero que interpreta el violín con sorprendente seguridad. Ella me inició en el aprecio por la obra de este compositor. En el semestre pasado puse varias obras de Bach, unas Invenciones, pero el maestro Corona me dijo ya párale, porque no te va a dar tiempo para lo demás. La tarea era poner solo dos, pero me aventé de la 3 a la 8, y quiero llegar a las 15 que compuso. Me gusta muchísimo esa creatividad”.

Fernando Apan considera que Bach no tiene paralelo en la historia de la música; para él se trata del productor de una obra tan sublime como nunca volverá a conocer la Humanidad. Se ha propuesto continuar con las suites francesas, con El clavecín bien temperado, los conciertos y, finalmente, las Variaciones Goldberg.

Fernando quedó afectado permanentemente de la vista desde el momento en que nació, debido a un parto prematuro. Pero eso no fue motivo de dolor y llanto para su madre. En lugar de lamentar la desgracia, se puso a estudiar. Encontró otras madres de hijos invidentes y ellas le instaron a prepararse para lo que habría de venir. Juntas integraron un grupo que luego se transformó en escuela para ciegos, en Villahermosa.

Al interrogarlo en torno de las actuaciones y el desafío que las mismas representan para todo el que se inicia, Fernando es terminante:
“Dicen que eso funciona como ir quitando el miedo al público, aunque yo nunca he tenido temor a eso. ¿Por qué? Porque no veo al público. Por miles que fueran, no me ponen nervioso”.

Fernando habrá de interpretar un movimiento del Concierto en fa de Haydn, un estilo clasicista que parece sentarle bien y con el que intentará buenos resultados en su debut ante el máximo organismo orquestal de Veracruz.