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El único esparcimiento de la familia se da alrededor
del complejo mediático, centro cultural que dicta la visión
de la vida, los valores, lo correcto e incorrecto, lo aceptable
o no
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Fernanda
Melchor
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Boca
del Río, Ver.- Debido a las grandes transformaciones urbanas
y a los cambios en el comportamiento de la familia, los medios
masivos de comunicación electrónicos se han posicionando
como el primer poder ideológico en la sociedad mexicana, con
una omnipresencia fortalecida por la amplitud de su cobertura y
la incorporación de las nuevas tecnologías, aseguró
Javier Esteinou Madrid, investigador de la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM), frente a estudiantes de la Maestría en
Comunicación de la Universidad Veracruzana (UV).
El doctor en ciencias políticas, lo explica de esta manera:
“Los cambios sociales, entre ellos la inseguridad y la
merma económica, han hecho que el único esparcimiento
de la familia sea alrededor del complejo mediático, especialmente
de la televisión, que ha adoptado el papel de centro cultural
de la vida cotidiana desde donde se dicta a la sociedad normas y reglas
como la visión de la vida, los valores, lo correcto e incorrecto,
lo aceptable o no”.
Afirmó que éste ha desplazando a los partidos, las iglesias,
los poderes constitucionales, convirtiéndose en el centro del
poder contemporáneo. Además, insistió en el peligro
porque desde sus programas se prescriben ahora las coordenadas de
la visión de la vida.
“Sobre todo la Radio y la TV, son grandes consorcios económicos que
han tenido un impacto relevante en la cultura: una ventaja política
que han rentabilizado para conseguir posiciones más sólidas
y de mayor preeminencia sobre otras áreas del estado de la
sociedad y la cultura, y han quedado ubicados como los centros
hegemónicos desde donde hoy se guía a la sociedad en
su conjunto”, explicó. |
Se han desplazado estructuras jerárquicas
y de valores socialmente tradicionales para constituirse en el centro
del poder de donde emana la cultura que consume la sociedad: la
cultura parasitaria, chatarra o telebasura
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Esteinou
aseveró que el hecho de que el estado permita que los medios
electrónicos rijan los valores y la cultura en las familias
“es un problema muy delicado, pues han venido desplazando otras
estructuras jerárquicas y de valores socialmente tradicionales
para constituirse en el centro del poder de donde emana ahora la cultura
que consume la sociedad: la cultura parasitaria, chatarra o telebasura,
que ellos generan”. |
¿Por qué a los medios les conviene esta enajenación?
“Porque podemos ser manejados fácil ideológicamente.
La cultura idiota busca tener una sociedad nublada desviada del análisis,
la reflexión y la solución de los problemas sociales:
la vivienda, el trabajo, la educación, la salud, para que el
espectador no se centre en lo fundamental, así que idiotizada
por los medios posponga la resolución de sus contradicciones
y problemas, de generación en generación,
hasta que finalmente explote en grandes conflictos que el propio estado
no sabrá cómo enfrentar”. |
¿Por qué a los medios les conviene esta enajenación?
“Porque podemos ser manejados fácil ideológicamente.
La cultura idiota busca tener una sociedad desviada del análisis
de problemas sociales: la vivienda, el trabajo, la educación,
la salud, para que el espectador no se centre en lo fundamental”
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¿Qué
hacer ante este panorama? “Lo que tenemos que hacer hoy
día es despertar y organizarnos como sociedad civil, plantear
al gobierno otra propuesta de reforma a la Ley de Radio y Televisión,
aunque sea una reforma parcial, porque no podemos permitir que estas
condiciones abusivas, injustas, draconianas y tan ambiciosas sean
las que nos gobiernen en las próximas cuatro décadas,
porque van a generar un empobrecimiento cultural, democrático
y espiritual en la sociedad como pocas veces
se ha dado”.
¿Lo fundamental versus la telebasura? “Efectivamente,
la visión de los medios es que el televidente logre evadirse
de la necesidad, alejarse, negarla, no encararla, huir
a través de la propuesta fantasiosa del entretenimiento,
la diversión, el espectáculo basado en el show, en
el morbo, en el abuso excesivo de la sexualidad, el alcohol, el hedonismo, para
evitar enfrentar los problemas que significan un cambio de sistema
que las estructuras mediáticas no estén dispuestas a
que se dé”.
“Hay grandes prioridades nacionales que no son cuestiones ideológicas
sino asuntos fundamentales por resolver para vivir mejor como el desempleo,
la escasez de agua, la organización de las urbes, el
acceso a la vivienda, a la educación, salarios bien remunerados,
un proyecto de desarrollo en equilibrio con la naturaleza”,
citó, entre otros más, como el legado que nuestra generación
enajenada le dejará a las venideras.
¿En verdad son tan malos para nuestro desarrollo los medios
de comunicación, así como los pinta? “Los medios
por sí mismos no: por su avance tecnológico representan
un aporte fundamental para la inteligencia humana y para que
los hombres nos podamos comunicar e interactuar; el gran problema
es el proyecto económico-político-cultural-social y
psicológico, que existe detrás de cada medio y cómo
lo usan”. |
Los medios no son miserables por sí mismos, incluso representan
un aporte fundamental a la inteligencia humana; el problema es el
proyecto económico que hay detrás de cada uno
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•La
Ley Televisa |
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Por
ejemplo, tenemos la Ley Televisa: la realidad es que los partidos
políticos dependen de los medios, por eso no quisieron
enfrentarse contra Televisa para detener en el congreso su propuesta
de ley, porque fueron amenazados con que si no aprobaban esta propuesta
jurídica que necesitaba para convertirse en una entidad más
poderosa, entonces iba a marginar espacios a sus candidatos y
ellos, ante una contienda electoral próxima, no podían
arriesgarse a eso. La aprobaron. |
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Ante esta situación, los mexicanos sólo tienen por esperanza
que el Poder Judicial detenga la Ley Televisa, que contiene normas
abusivas, verticales, marginadoras y discrecionales que harán
que la sociedad mexicana viva bajo ellas durante los próximos
50 años: es decir, sin tener acceso a los derechos comunicativos,
que los ciudadanos no puedan participar en los medios, que los poderes
públicos se debiliten, que tengamos la pantalla llena de telebasura
y de información parasitaria y que, finalmente, triunfe la
cultura idiota”.
Respecto a la participación ciudadana, el investigador
de la UAM, aclara que debemos pensar acerca de las concesiones que
se han dado a cada grupo mediático y vigilar de qué
manera explota su proyecto como medio electrónico y si
lo está haciendo de manera correcta o incorrecta y si no, plantear
al estado la sustitución o renovación de esa concesión,
para que sea licitada a otro grupo que presente un proyecto
más participativo y humanista.
Sin embargo, suena algo utópico. “Es muy difícil,
tenemos ciertas bases legales, pero la sociedad ha sido muy
comodina e irresponsable. Hay que reconocer que estamos avanzando
en la maduración que necesitamos como sociedad civil, pero
aún así estamos ‘muy verdes’. Por ejemplo,
cuando a principios de este año se planteó a la Cámara
de Senadores la Reforma a la Ley de Radio y Televisión,
fue un sector comunitario muy pequeño el que protestó
y la mayor parte de la sociedad estuvo dormida, hubo muy poca participación
social para analizar las consecuencias que dicha reforma iba a tener”,
responde.
Los medios impresos, dijo, son la alternativa, “porque
es donde se da la mayor pluralidad, apertura y discusión. Luego
seguiría la Radio, pero la Televisión es más
hermética y menos plural. La Prensa es donde circulan
aunque de manera reducida, diversos puntos de vista”. Otros
medios a los que Esteinou sugirió recurrir son Internet y la
red de radiodifusoras y televisoras educativas y culturales del país,
por cierto, todas ellas amenazadas a desaparecer por la Ley Televisa,
entre ellas las radios comunitarias, a quienes esta iniciativa condenó
a morir lentamente. |
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