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En
AL, descentralizar ha significado
democratizar el Estado: experto francés
Juan Carlos Plata |
Surgida
en los 70, la descentralización del Estado no contemplaba la
participación ciudadana en los asuntos públicos |
A
pesar de que las primeras acciones encaminadas al adelgazamiento del
Estado y su descentralización se dieron en Europa a mediados
de los años 70, fue en los países de América
Latina (AL) donde este proceso incorporó, desde su propia génesis,
la participación ciudadana en los asuntos del mismo, aseguró
el investigador francés David Recondo, durante la conferencia
“Democracia participativa en América Latina y Europa:
perspectiva comparada”, organizada y llevada a cabo en el Instituto
de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana
(UV).
“El proceso de descentralización del Estado se lleva
a cabo de manera muy similar en Europa y AL, pero la más importante
divergencia es que aquí la descentralización y la democratización
están muy vinculadas; se concibe la descentralización
como uno de los elementos de la democratización, y al mismo
tiempo que se descentraliza se abren espacios de participación
ciudadana en la administración pública local, más
allá de las elecciones”, dijo el investigador francés. |
![](images/David-Recondo.gif)
David
Recondo.
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Recondo
explicó que en Europa la democratización no es un elemento
de justificación de la descentralización. En esos países
se tiene la justificación primera de mejorar la administración
pública, no democratizarla realmente. De manera muy marginal
se considera en el discurso político que acercar la administración
a los ciudadanos es una manera de transparentar y facilitar su acceso,
etcétera, pero el discurso democratizador no es nada central.
“Es en AL donde surge, en los años 80, lo que va a ser
un paradigma de la asociación de la descentralización
con la cuestión de la democracia participativa, por ejemplo,
los presupuestos participativos de Brasil, sobre todo en el ramo de
la educación, donde es un consejo ciudadano el que se encarga
de canalizar una parte de los recursos públicos a lo que se
considera prioridad”, afirmó Recondo. |
El investigador del Centro de Estudios e Investigaciones Internacionales
(CERI) de París, sostuvo que no fue solamente por influencia
del neoliberalismo que se dio el proceso de adelgazamiento del Estado,
sino por la crisis fiscal que en los años 70 sufrieron los
países europeos a consecuencia de la alza de los precios del
petróleo.
“Esta crisis llevó a pensar en racionalizar el gasto
público, eficientar la gestión pública, reducir
la administración central del Estado y descentralizarlo, sin
que esto significara que éste delegara sus responsabilidades,
sino que al reducirse pudiera evitar las trabas tradicionales de la
burocracia que le impedían responder de manera eficaz a las
demandas de la ciudadanía”, dijo.
Asimismo, Recondo sostuvo que esa misma reflexión se hizo en
AL luego del contraboom petrolero y la crisis de deuda externa en
casi todos los países productores de petróleo de Latinoamérica
en los 80, con las subsecuentes reformas y planes de ajustes estructurales
en todos los países, exceptuando Chile, que había anticipado
unas reformas del Estado con Augusto Pinochet. Espacios
de coincidencia
En medio de todas estas reformas, Recondo reconoce a dos sectores
bien marcados: por un lado la nueva administración pública,
eficientista y neoliberal, donde lo que cuenta es aligerar las estructuras
del Estado, y repartir de manera diferente la acción pública
entre éste y actores no gubernamentales –iniciativa
privada incluida–; y por el otro, los movimientos intelectuales
de izquierda y la iglesia –a través de la teología
de la liberación–, que buscan construir desde abajo
una democracia radical, así como el desarrollo.
“Así, las organizaciones radicales confluyen en su
visión del Estado y de la división del trabajo político
entre el Estado y la sociedad, con el paradigma neoliberal que se
difunde y se impone en los años 80 y 90. Un ejemplo de ello
es el caso de Bolivia, donde se aprueba la Ley de Participación
Popular en 1994 bajo el mandato de Gonzalo Sánchez de Lozada
–formado en Estados Unidos–, que tenía en su
gabinete a dirigentes de la izquierda radical”, explicó. |
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