El
año que vivimos, el 2006, dejando al margen los lamentables
sucesos políticos, muy bien podríamos bautizarlo como
el año Sergio Pitol, periodo en que el distinguido miembro
de nuestra comunidad universitaria recibió el Premio Cervantes
en el mes de abril y a partir de ahí ha sido objeto de una
cascada de reconocimientos por parte del Gobierno del estado de
Veracruz, del municipio de Xalapa y de la Universidad Veracruzana
pero, sobre todo, de sus asiduos lectores y sus amigos. |
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Fue precisamente la Editorial de la UV la que dio luz al primer
libro de cuentos con atmósfera pitoliana, Infierno de todos.
A partir de ese momento, una parte de la producción de don
Sergio quedó plasmada en la fundamental revista La Palabra
y el Hombre.
Justo en medio de la vorágine de reconocimientos, el maestro
José Luis Rivas se dio a la tarea, junto con Rodolfo Mendoza,
Jesús Guerrero y Porfirio Castañeda, de recabar los
textos de Sergio Pitol publicados en La Palabra y el Hombre entre
1960 y 2003, para ofrecernos 43 años de la impronta marcada
por el amor a la literatura, a los viajes y al encuentro con escritores
poco conocidos en su momento en nuestro país.
El maestro Pitol incluso dirigió la revista en 1967 y en
honor a ese año, la edición monográfica que
se presenta con el cariñoso nombre de Sergio Pitol en casa,
se diseñó al estilo sesentero que incluye una viñeta
realizada por Juan Soriano en un retrato del autor de El arte de
la fuga, tal vez un pájaro que no conoce el límite
del espacio al volar en sus innumerables viajes.
El prólogo a este número especial lo escribió
Christopher Domínguez, el implacable crítico de literatura
quien apunta: “no es fácil hablar de Pitol y no lo
es porque es de los escritores que, junto con sus cuentos y novelas,
ofrecen, inseparablemente, su poética, en este caso un curso
de literatura europea donde un mismo escritor es a la vez el maestro
y el ejemplo…”
Sergio Pitol en casa contiene los ensayos: “El universo de
Bruno Schulz”, escritor polaco de “obras tan despiadadas,
tan implacables y desesperanzadas”; “Una imagen feminista
de comienzos del siglo xix” a través de la mirada de
Jean Austen; Fortunata y Jacinta, un escrito alrededor de la obra
de Benito Pérez Galdós; “Las pirámides
son estelas, que son plataformas, que son columnas, que son volcanes”
en donde Pitol dibuja el quehacer del diseñador y pintor
Vicente Rojo; “La escritura y la vida”, un lúcido
escrito del maestro quien confiesa: “Mi aprendizaje es el
resultado de una lectura inmoderada de cuentos y novelas, de mis
empeños como traductor y del estudio de algunos libros sobre
aspectos de la novela”; “Pedro Henríquez Ureña”
es un ensayo en que habla del pensador del México de inicios
del siglo xx y los comentarios que vierte Jorge Luis Borges; en
“Carlos Fuentes: el tiempo y sus misterios” hace una
revisión compacta del escritor de La región más
transparente; mientras que en “Homenaje a Augusto Monterroso”
y “Saludo a Augusto Monterroso” expresa su admiración
por el escritor guatemalteco; en “El imaginario literario
y las identidades” muestra sus preocupaciones sobre las migraciones
en el mundo; y finaliza con “Recuerdo de Sergio Galindo”
en una conversación con Guillermo Villar.
Las páginas de este número memorable se engalanan
con la creación de Sergio Pitol que incluye los relatos La
pantera, El regreso, Hora de Nápoles, Un hilo entre los hombres,
Para una exposición, El encuentro nupcial, Asimetría
y Los cuadernos de Orión.
Otra de las facetas apasionantes del maestro Pitol es la traducción
y aquí nos revela su descubrimiento y admiración por
autores polacos como Kasimierz Brandys, Jaroslaw Iwaszkiewicz, Jean
Kot, Jerzy Andrzejewski, Witold Grombowicz, la poeta inglesa Edith
Sitwell, así como E.M. Forster y Michel Leiris.
Nos ofrece también un par de reseñas a libros de Lawrence
Durrell y Angus Wilson, así como el discurso que pronunció
Pitol al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Veracruzana
y finaliza con una entrevista que le realiza Rodolfo Mendoza.
“Escribir ha sido para mí, si se me permite emplear
la expresión de Bajtín, dejar un testimonio personal
de la constante mutación del mundo”, y así lo
demuestra en este número de colección donde el arte
de la fuga, el amor por las novelas y los cuentos, el encuentro
con escritores asombrosos y sus viajes inagotables son la divisa
de Sergio Pitol en casa. Este número especial de La Palabra
y el Hombre, agosto 2006, se encuentra en el Servicio Bibliográfico
Universitario, Xalapeños Ilustres 37 o en la Dirección
General Editorial en su nueva casa, Hidalgo 9. |