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Uso
de árboles forrajeros podría revolucionar la ganadería
en los trópicos
Elizabeth Vázquez |
Una
opción rentable para los productores y simultáneamente
favorable para la conservación de la biodiversidad |
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La
idea de encontrar árboles en una zona destinada a la ganadería
puede resultar contradictoria y hasta extraña para muchos de
los productores dedicados a esta actividad en México, quienes
tradicionalmente se han enfocado a sustituirlos por pastizales que
sirvan de alimento a sus animales; sin embargo, su presencia podría
convertirse en una opción muy rentable, e incluso, contribuir
a la conservación y restauración de la biodiversidad
que en los últimos años se ha perdido aceleradamente
en zonas antes ricas en recursos naturales.
Como parte de su trabajo en el Centro de Investigaciones Tropicales
(CITRO) de la Universidad Veracruzana (UV), Patricia Negreros Castillo
desarrolla un proyecto de restauración ecológica y ganadería
sustentable para el sur del estado de Veracruz, cuyo propósito
es formar sistemas de producción pecuaria en donde los árboles
juegan un papel preponderante, ya sea como alimento para el ganado
(especies forrajeras) o para la comercialización de la madera
(especies maderables).
Negreros Castillo explicó que aunque actualmente hay muchas
especies conocidas de árboles forrajeros, éstas son
utilizadas sólo a nivel doméstico. "Nosotros estamos
trabajando para que los productores puedan incorporar esta opción
en áreas de 100, 200 y hasta mil hectáreas o más,
es decir, a gran escala. Al mismo tiempo, es deseable que puedan compartir
sus terrenos con otro tipo de actividades, como pueden ser la siembra
de flores, el manejo y comercialización de la lombricomposta,
las granjas de peces, entre otras posibilidades".
Desarrollar alternativas rentables, que satisfagan las necesidades
de los productores, es una tarea prioritaria en un estado con vocación
ganadera como Veracruz, colocado como el primer productor de bovinos
del país, y entre los primeros abastecedores de carne de bovino
en canal (aporta el 14.4 por ciento de la producción nacional)
y en pie de la Ciudad de México. Con una superficie de 3.7
millones de hectáreas, el hato ganadero de la entidad, a fines
de 2000, se componía de alrededor de 4 millones de cabezas
de ganado bovino, 1.2 millones de porcinos, 515 mil ovinos y caprinos,
21.4 millones de aves y 176 mil colmenas.
En busca de lograr esa transformación que podría "revolucionar
la ganadería de los trópicos", Negreros Castillo
propició un primer acercamiento con productores de los municipios
de Acayucan, Las Choapas y Sayula, con quienes está trabajando
a partir del establecimiento de 72 parcelas de 30 por 25 metros, los
cuales tienen un diseño que obedece a una primera fase experimental.
“Se están realizando estudios para saber cómo
integrar estas especies forrajeras a un sistema de producción
de mayor escala, necesitamos conocer aspectos tales como cuánta
biomasa producen, cuántas hectáreas se requieren, en
qué tiempo crecen, qué valor nutritivo tienen, cómo
deben manejarse, si hay que podar o si los animales pueden ramonear
directamente; hay muchas preguntas para las que aún no tenemos
respuesta y éste es el primer objetivo del proyecto, contar
con más información”, apuntó la investigadora.
Frente a la receptividad que el proyecto ha tenido entre los productores,
Negreros Castillo prevé su extensión a varios municipios
de la cuenca del río Coatzacoalcos y para ello están
en búsqueda de nuevos financiamientos. Además, con la
convicción de que una de las formas de acelerar la introducción
de nuevos sistemas de producción es tomando ejemplos de casos
exitosos, la investigadora considera indispensable que algunos de
los productores veracruzanos visiten a sus homólogos de Colombia,
un país en donde ya se desarrollan de manera exitosa algunas
de las actividades que se proponen en este proyecto y donde la investigadora
tuvo una experiencia, al visitar fincas para conocer sus modos de
trabajo in situ.
Negreros Castillo admite que el establecimiento de nuevos sistemas
de producción pecuaria exige un largo trabajo en el que necesariamente
tienen que participar distintas disciplinas, sin embargo se muestra
optimista: “Una de las soluciones de alimentación de
la ganadería en las zonas tropicales es el uso de árboles
forrajeros y ejemplos de su uso exitoso los tenemos con la lucaena,
una especie nativa de México que se usa mucho en Colombia,
otras más son la gliricidia y la eritrina, todas ellas muy
conocidas”.
Actualmente, hay 10 especies sometidas a investigación en el
laboratorio –entre ellas, algunas tan populares como el guásimo
y el cocouite–, además, algunas semanas atrás
se sembró en los municipios ya mencionados el primer grupo
de árboles de especies maderables y forrajeras, actividad que
continuarán en los próximos días.
De acuerdo a un diagnóstico publicado en 2001 por el Centro
de Investigaciones Económicas y Políticas de Acción
Comunitaria (CIEPAC), la región sur sureste del país
cuenta con el 11.9 por ciento del total nacional de la superficie
con alta calidad ecológica y el 5 por ciento de la de baja
calidad ecológica del país. Seis de los nueve estados
de la región presentan más del 30 por ciento de su superficie
con calidad ecológica alta y muy alta, y los tres restantes
tienen una mala calidad ecológica, entre estos últimos
se encuentran: Puebla (52.5%), Tabasco (40%) y
Veracruz (28%). |
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