Año 6 • No. 238 • septiembre 18 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Uso de árboles forrajeros podría revolucionar la ganadería en los trópicos

Elizabeth Vázquez
Una opción rentable para los productores y simultáneamente favorable para la conservación de la biodiversidad
La idea de encontrar árboles en una zona destinada a la ganadería puede resultar contradictoria y hasta extraña para muchos de los productores dedicados a esta actividad en México, quienes tradicionalmente se han enfocado a sustituirlos por pastizales que sirvan de alimento a sus animales; sin embargo, su presencia podría convertirse en una opción muy rentable, e incluso, contribuir a la conservación y restauración de la biodiversidad que en los últimos años se ha perdido aceleradamente en zonas antes ricas en recursos naturales.

Como parte de su trabajo en el Centro de Investigaciones Tropicales (CITRO) de la Universidad Veracruzana (UV), Patricia Negreros Castillo desarrolla un proyecto de restauración ecológica y ganadería sustentable para el sur del estado de Veracruz, cuyo propósito es formar sistemas de producción pecuaria en donde los árboles juegan un papel preponderante, ya sea como alimento para el ganado (especies forrajeras) o para la comercialización de la madera (especies maderables).

Negreros Castillo explicó que aunque actualmente hay muchas especies conocidas de árboles forrajeros, éstas son utilizadas sólo a nivel doméstico. "Nosotros estamos trabajando para que los productores puedan incorporar esta opción en áreas de 100, 200 y hasta mil hectáreas o más, es decir, a gran escala. Al mismo tiempo, es deseable que puedan compartir sus terrenos con otro tipo de actividades, como pueden ser la siembra de flores, el manejo y comercialización de la lombricomposta, las granjas de peces, entre otras posibilidades".

Desarrollar alternativas rentables, que satisfagan las necesidades de los productores, es una tarea prioritaria en un estado con vocación ganadera como Veracruz, colocado como el primer productor de bovinos del país, y entre los primeros abastecedores de carne de bovino en canal (aporta el 14.4 por ciento de la producción nacional) y en pie de la Ciudad de México. Con una superficie de 3.7 millones de hectáreas, el hato ganadero de la entidad, a fines de 2000, se componía de alrededor de 4 millones de cabezas de ganado bovino, 1.2 millones de porcinos, 515 mil ovinos y caprinos, 21.4 millones de aves y 176 mil colmenas.

En busca de lograr esa transformación que podría "revolucionar la ganadería de los trópicos", Negreros Castillo propició un primer acercamiento con productores de los municipios de Acayucan, Las Choapas y Sayula, con quienes está trabajando a partir del establecimiento de 72 parcelas de 30 por 25 metros, los cuales tienen un diseño que obedece a una primera fase experimental.

“Se están realizando estudios para saber cómo integrar estas especies forrajeras a un sistema de producción de mayor escala, necesitamos conocer aspectos tales como cuánta biomasa producen, cuántas hectáreas se requieren, en qué tiempo crecen, qué valor nutritivo tienen, cómo deben manejarse, si hay que podar o si los animales pueden ramonear directamente; hay muchas preguntas para las que aún no tenemos respuesta y éste es el primer objetivo del proyecto, contar con más información”, apuntó la investigadora.

Frente a la receptividad que el proyecto ha tenido entre los productores, Negreros Castillo prevé su extensión a varios municipios de la cuenca del río Coatzacoalcos y para ello están en búsqueda de nuevos financiamientos. Además, con la convicción de que una de las formas de acelerar la introducción de nuevos sistemas de producción es tomando ejemplos de casos exitosos, la investigadora considera indispensable que algunos de los productores veracruzanos visiten a sus homólogos de Colombia, un país en donde ya se desarrollan de manera exitosa algunas de las actividades que se proponen en este proyecto y donde la investigadora tuvo una experiencia, al visitar fincas para conocer sus modos de trabajo in situ.

Negreros Castillo admite que el establecimiento de nuevos sistemas de producción pecuaria exige un largo trabajo en el que necesariamente tienen que participar distintas disciplinas, sin embargo se muestra optimista: “Una de las soluciones de alimentación de la ganadería en las zonas tropicales es el uso de árboles forrajeros y ejemplos de su uso exitoso los tenemos con la lucaena, una especie nativa de México que se usa mucho en Colombia, otras más son la gliricidia y la eritrina, todas ellas muy conocidas”.

Actualmente, hay 10 especies sometidas a investigación en el laboratorio –entre ellas, algunas tan populares como el guásimo y el cocouite–, además, algunas semanas atrás se sembró en los municipios ya mencionados el primer grupo de árboles de especies maderables y forrajeras, actividad que continuarán en los próximos días.

De acuerdo a un diagnóstico publicado en 2001 por el Centro de Investigaciones Económicas y Políticas de Acción Comunitaria (CIEPAC), la región sur sureste del país cuenta con el 11.9 por ciento del total nacional de la superficie con alta calidad ecológica y el 5 por ciento de la de baja calidad ecológica del país. Seis de los nueve estados de la región presentan más del 30 por ciento de su superficie con calidad ecológica alta y muy alta, y los tres restantes tienen una mala calidad ecológica, entre estos últimos se encuentran: Puebla (52.5%), Tabasco (40%) y
Veracruz (28%).