Año 6 • No. 240 • Octubre 2 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Nuestro estado, con potencial y vocación para tenerla: Luis Eugenio Todd
UV, gran fortaleza de Veracruz para
tener una Ciudad del Conocimiento

Juan Carlos Plata
• Reorientar la educación para que se valore la ciencia y aumentar la productividad industrial, objetivos paralelos del proyecto

• En México, la falta de educación científica obliga a los niños a autolimitarse y a no desarrollar su creatividad y capacidad de innovación


Vista aérea de Cambridge Science Park.
Una Ciudad del Conocimiento no es una ciudad urbana, ni una empresa. Es un concepto que viene a darle al conocimiento y a la mente un lugar en la prioridad de los altos valores de una sociedad. La idea de que un complejo de este tipo sea una definición concreta ligada al sector industrial, representa una definición muy parca. En lo profundo del concepto, se trata de darle un alto valor al intelecto para producir conocimiento.

El estado de Veracruz tiene los elementos necesarios para albergar una Ciudad del Conocimiento que cumpla cabalmente con los objetivos primordiales de un proyecto de esa naturaleza: una reorientación de la educación para conducirla hacia la ciencia y lograr un aumento en la productividad industrial regional y nacional.

Luis Eugenio Todd, ex rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), ex subsecretario de Educación Superior e Investigación Científica de la SEP, y director científico de la Ciudad del Conocimiento de Monterrey, asegura que una de las principales fortalezas del estado, para pensar en un proyecto de este tipo, es precisamente la Universidad Veracruzana (UV).

“Hay muy pocas universidades con el reducto cultural con que cuenta la UV; esta universidad piensa, tiene concepción estética de la vida, analiza el concepto fundamental de ser, no sólo de hacer. Dentro del sistema de la economía liberal y de la globalización, Veracruz se ha conservado en un reducto cultural bellísimo: piensa, existe, actúa; y es precisamente aquí donde se puede generar esa preocupación por el conocimiento en toda su magnitud”, dijo durante la cátedra Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, capítulo La Ciudad del Conocimiento, organizada por la Organización de Estados Interamericanos (OEI) y llevada a cabo en la UV.
“Dentro del sistema de la economía liberal y de la globalización, Veracruz se ha conservado en un reducto cultural bellísimo: piensa, existe, actúa”: Todd

“No tenemos ciencia, investigación y conocimiento propios. Somos una sociedad que maquila”, dijo

Sin embargo, para llevar a cabo el proyecto –aseguró el ex representante de México ante la UNESCO– es necesario darle mucha importancia a la educación para la ciencia, además de que las universidades deben revisar sus planes de estudio y adecuarlos a la nueva época del conocimiento.

“Los niños, desde la primaria, deben saber que la ciencia es muy importante, que no es ritual para gente con pipas y con cara de extraño, que es parte de nuestra vida cotidiana. Y las universidades deben preguntarse si, por ejemplo, están preparando al médico de la época, si sus profesionales están preparados para entender y manejar los nuevos problemas que nos plantea la modernidad y el propio desarrollo tecnológico”, sostuvo.

Complejo industrial Silicon Valley, en San Francisco California.

Uno de los puntos importantes para el proyecto es que la entidad se fortalezca en ese rubro.
De la falta de educación científica a la autolimitación
Todas las grandes empresas del país dependen de insumos y patentes extranjeras; no tenemos valores agregados nacionales. Por lo tanto, cada vez que el Banco Mundial baja o sube el porcentaje de intereses, México tiene severos problemas económicos.

Esto se da –sostiene Todd– porque no tenemos ciencia, investigación y conocimiento propios. “Somos una sociedad que maquila, lo que resulta paradójico teniendo una creatividad cultural mayor a la de muchos países. Un mexicano cuando no puede arreglar una cosa, busca otra manera para hacerlo, pero como no tiene el ámbito científico y educativo que le dé opción para desarrollar su innovación y creatividad, simplemente se enajena en su propio proceso y se autolimita”.

En el país, la ciencia y la investigación científica son muy pobres. Tenemos gente muy preparada, pero no la suficiente; y los políticos no han entendido la importancia de la investigación científica como factor de soberanía, de identidad cultural y, sobre todo, de independencia.

“México le dedica 0.34 por ciento del PIB a la investigación científica, contra el 4.6 en Suecia, 4 en Japón, y 3.11 en Estados Unidos; y a esto hay que sumarle que la poca gente que investiga y crea conocimientos en México se va a otro país; 40 por ciento de los becados por el CONACYT no quieren regresar al país porque no hay un ambiente propicio para el desarrollo de la ciencia”, dijo el analista.


El ejemplo de Cambridge

La Universidad de Cambridge nació en 1209, y por sus aulas han desfilado 90 ganadores del Premio Nobel, además de Charles Darwing e Isaac Newton.

En 1990, un banquero ofreció préstamos a los investigadores de la universidad para que hicieran empresas. La universidad, por su parte, les cedió terrenos en comodato para que las instalaran. Posteriormente, otras empresas ya establecidas se interesaron en ubicar sus plantas en el mismo complejo.
Para el 2004 había en el Cambridge Science Park mil 440 empresas que generaban 67 mil empleos de alta tecnología. Todo este desarrollo incrementó el presupuesto de la universidad, el sueldo de maestros e investigadores, y lo más importante, empezó a hacer productos tangibles a partir de las ideas y proyectos de los científicos universitarios

La Universidad de Cambridge logró, sin sacrificar el concepto básico de lo que es una universidad, adaptarse al proceso de innovación, de productividad y competitividad internacional.
La fórmula: no copiar fórmulas
Para Asdrúbal Flores, subdirector de Investigaciones de la UV, la fórmula para que un proyecto de esta naturaleza se materialice en Xalapa es no creer que copiando la fórmula de lo hecho en Silicon Valley, en corredor de Boston, Estados Unidos; o en el tecnopolo de Tolousse, Francia, ya que por su características y circunstancias dichos modelos no son reproducibles en México.

“En Estados Unidos, el gran y repentino desarrollo de estos complejos se dio gracias a que el ejército norteamericano les pagaba miles de millones de dólares a las empresas para que le fabricaran tecnología militar. Incluso en el corredor de Boston el propio ejército construyó las naves industriales para que las empresas pudieran trabajar, y en Francia el tecnopolo se creó alrededor de ciencia aeroespacial con fuerte apoyo del gobierno”, señaló.

El investigador de la UV sostuvo que, si bien es cierto que las condiciones mexicanas son completamente diferentes, hay ciertas características que son comunes y que podrían ser tomadas en cuenta para emprender el proyecto en Xalapa, por ejemplo, el hecho de que todos estos lugares han iniciado con un proyecto netamente inmobiliario, y, por otro lado, la acumulación de talento como estrategia para atraer a las empresas.

En ese sentido, Carlos Welsh dijo que en Veracruz hay 240 miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), por lo que uno de los puntos más importantes para el proyecto es que la entidad se fortalezca en ese rubro.
• Las claves para la Ciudad del Conocimiento en Xalapa:

Carlos Welsh, investigador del Centro de Ciencias de la Tierra de la UV y asesor del Consejo Veracruzano de Ciencia y Tecnología (COVECYT), enumeró, durante su participación en la cátedra de la OEI, cuatro importantes líneas de acción que podrían favorecer la creación de este proyecto:

• La promoción de innovación en grupos con intereses similares y en cadena.
• Favorecer la investigación colectiva.
• Integrar los procesos de propiedad intelectual y propiciar su impacto.
• Identificar y diseminar aquellas prácticas mejores.