Boca
del Río, Ver.- Contrariamente a lo estimado, el índice
de delincuencia mundial está decreciendo, aunque por otro
lado está surgiendo otro tipo de delincuencia más
fina y sutil. La información acerca de la inseguridad a la
que está sometida la sociedad es magnificada por los medios,
que crean un ambiente de temor y miedo, señaló Cristina
Rechea Alberola, de la Universidad Castilla de la Mancha de España.
Durante el Primer Congreso Internacional de Ciencias Forenses e
Investigación Criminológica, organizado por la UV
a través del Instituto de Medicina Forense, la especialista
dijo que el fenómeno descendiente es, por el momento, más
notable en Europa y Estados Unidos.
Añadió que existe una fuerte polémica entre
los investigadores respecto a ciertas teorías que abogan
más por plantearse el hecho de que es la sociedad la que
pone “en la mesa” las situaciones para que el ladrón
delinque: “No solamente es el delincuente lo que estudia la
criminología si no también las situaciones en las
que se cometen los delitos y, de alguna forma, si evitas la situaciones,
evitas al ladrón”, explicó.
La expresidenta de la Sociedad Criminológica Internacional
en España atribuye este descenso en la delincuencia común
al incremento en las medidas de seguridad para ciertos delitos,
pero por otro lado –explica– están surgiendo
delitos nuevos.
Los delitos emergentes que refiere la académica son el trato
de blancas que en Europa está alcanzando altos niveles, fraudes
de cuello blanco, fraudes cibernéticos, pornografía
virtual, robos electrónicos con tarjetas bancarias, la mayoría
basados en las tecnologías de comunicación e información.
Asegura que “la delincuencia es consecuencia de múltiples
factores, tanto individuales como sociales. Sociales a nivel de
microgrupos, como la familia y la escuela, o macrogrupos como la
sociedad. La sociedad genera su propio tipo de delincuente, por
eso yo siempre he dicho que tenemos la delincuencia que merecemos”.
Respecto de las causas principales para que surja un delincuente,
la especialista explicó que se trata de un proceso complicado
“porque delincuente es tanto el funcionario que comete un
fraude o la empresa que produce productos que están contaminados,
como el que roba en la calle a mano armada o simplemente le da un
tirón a tu bolso”.
Señala, por ejemplo, que no es lo mismo la delincuencia de
cuello blanco, que la delincuencia común, no es lo mismo
las mafias organizadas, la delincuencia organizada, que el raterillo
que va por ahí robando o atrapando un banco. En cada caso
la criminología aplica teorías diferentes. La especialista
aclara que ella “no está de acuerdo con la información
de que hay una personalidad delincuente, más bien es el resultado
de los primeros años de su vida, que son claves”.
La criminología actualmente trabaja esa línea: “En
algunos casos, al delincuente se considera una víctima de
su entorno, del maltrato, la violencia o el alcoholismo familiar:
es un producto de su entorno, de lo que ha aprendido en sus hogares
y de sus padres: ‘si viven en un ambiente violento serán
violentos’”, dice.
Así, para la académica el delincuente no nace, se
hace. “La personalidad es algo que se va formando en el tiempo,
la persona posee características bastantes estables, va evolucionando
de forma diferente en función del tratamiento que le dan
los grupos sociales que tiene a su alrededor, empezando por la familia,
la escuela y luego su inmersión en la sociedad”. Es
la sociedad la que moldea a la persona, afirma. “Ahora, hay
quien tiene suficientes recursos internos para superar situaciones
difíciles y otros no, en ellos es más probable que
se dé la predisposición a la delincuencia”.
Por otro lado, insiste en que en la medida en que los medios son
los principales protagonistas en la formación de la opinión
pública, han jugado un papel muy importante en el desarrollo
del sentimiento de inseguridad que priva en la población.
“Especialmente si se tiene en cuenta que la inseguridad ciudadana
es un sentimiento subjetivo que está vinculado no sólo
a las condiciones materiales de la sociedad, sino también
a lo que las personas y grupos piensan, hablan y actúan con
relación a ella”.
“Si entendemos que la inseguridad ciudadana es un sentimiento
ambiguo y complejo que no guarda ninguna relación con problemas
que en principio la componen, como la droga o el terrorismo, ni
con otros sentimientos ligados a situaciones de incertidumbre respecto
a su futuro, y que no existe tampoco relación alguna entre
el mayor o menor sentimiento de inseguridad ciudadana con la evolución
de la delincuencia oficial, entonces la mirada se vuelve al proceso
de creación de opinión pública en la medida
que éste ha podido influir en la propagación de ese
sentimiento de inseguridad”, explicó.
Al respecto, añadió que al tener actualmente la sociedad
más información, especialmente a través de
los medios de comunicación, se piensa que la delincuencia
va en aumento: “Antes se sabía únicamente del
delito que se cometía en su mismo pueblo, pero ahora sabe
de los cometidos en China, o en Japón o en España
o en África”, aclaró.
Eso hace parecer que la delincuencia está avanzando a grandes
pasos. “El problema es que tenemos demasiada información
sobre los delitos que se perpetran a miles de kilómetros
de nosotros y estamos escuchando continua y cotidianamente hablar
de delitos, de asesinatos, de cosas tremendas. Eso es lo que crea
el sentimiento de inseguridad, pero si uno va a las cifras reales,
no es así”, afirma. |