Para tener acceso a ese patrimonio fue necesario acudir a los expertos,
fundamentalmente: hombres cuyo rango de edad fluctúa entre
los 50 y 104 años de edad; y establecer con ellos un diálogo
mediante talleres y entrevistas realizados en comunidades de los
municipios de Papantla, Coxquihui, Coyutla, Filomeno Mata, Zozocolco
y Mecatlán para documentar historias de los tiempos en que
las tierras no se restringían al monocultivo, ni privilegiaban
la cría de ganado.
Estos talleres forman parte del proyecto de investigación
Paisaje cultural en el Totonacapan a partir del conocimiento de
agricultores líderes, conocedores de prácticas tradicionales,
financiado por CONACYT y SEMARNAT y a cargo de Silvia del Amo Rodríguez,
del Centro de Investigaciones Tropicales (CITRO) de la Universidad
Veracruzana (UV), quien describe esta dinámica como “un
ejercicio de memoria histórica cultural para recordar cómo
era el paisaje y las prácticas que utilizaban para mantenerlo,
todo ello como punto de partida para lograr una comparación
con el actual y pensar en mejorarlo para el futuro”.
La investigadora explicó que cada uno de estos testimonios
está registrado en audio y video, cuyo objetivo final es
promover un centro de reapropiación de saberes: “como
un espacio de reflexión, que emule la historia oral y la
transmisión del conocimiento entre generaciones, algo que
ahora –al igual que otras muchas actividades sociales–
se ha perdido y, con ello, la sabiduría que anteriormente
recorría este camino para expresarse en las nuevas generaciones”,
señaló la doctora.
Este centro de reapropiación de saberes será parte
de la Casa de la Universidad que la UV tiene proyectada para 2007
en el municipio de Zozocolco de Hidalgo, en la sierra totonaca.
El último de estos talleres se llevó a cabo precisamente
en Zozocolco de Hidalgo, con la participación de siete “abuelos”.
Para esta actividad fueron especialmente invitados alumnos de una
de las sedes de la Universidad Intercultural Veracruzana, localizada
en el municipio de El Espinal, así como estudiantes del Centro
Regional Universitario del Totonacapan –en Papantla–,
en un intento por reforzar los vínculos de estos futuros
profesionistas con sus comunidades. Ya que muchos de los participantes
del taller hablan en totonaco, también se contó con
la colaboración de Crescencio Ramos, antropólogo lingüista
de la UV, quien fue de gran ayuda para enriquecer este taller y
hacerlo bilingüe.
La investigadora comentó que una queja constante de los abuelos
es que desde que llegó la escuela a su comunidad se ha roto
un vínculo que por muchos años fue la única
herramienta para preservar el conocimiento a través del tiempo,
así como para tener cierto control sobre sus hijos y nietos;
ahora, los niños ya no escuchan a los viejos. |