Año 6 • No. 244 • Octubre 30 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Privatizó neoliberalismo políticas sociales
Estados promueven la filantropía
para evadir su responsabilidad
Edith Escalón
Buscan que la ‘bondad’ de los ciudadanos para con los pobres sustituya los programas sociales
Para evadir su responsabilidad de implementar programas de educación, salud y proyectos específicos de atención a la pobreza, los estados neoliberales han privatizado la política social mediante la promoción de las filantropías privadas y de la responsabilidad social de las empresas, a quienes empujan a subsidiar los programas sociales que el estado debería implementar.


Alberto Olvera, politólogo e investigador de la UV.
Así lo señaló Alberto Olvera, politólogo e investigador de la Universidad Veracruzana (UV), al analizar frente a estudiantes de Economía cómo los conceptos de “participación ciudadana” y “sociedad civil” implican, en estados neoliberales, una filosofía muy distinta al modelo que han implementado hoy en día países como Brasil, donde la democracia no sólo se acota al terreno electoral.

Responsabilidad delegada a la ciudadanía
Según dijo, el patrón de filantropía privada es completamente funcional al modelo neoliberal, porque profundiza un proceso ya en marcha de “desresponsabilización del Estado con respecto a las necesidades sociales de la sociedad”, y necesita para ello un tipo de sociedad civil y de participación ciudadana.

Aseguró además que este modelo ha construido un discurso que sostiene que la bondad de los ciudadanos, la solidaridad y el apoyo colectivo para con los pobres ha de sustituir los programas sociales que el Estado debería implementar, es decir, ha constituido una filosofía que sustenta y justifica el esquema neoliberal.

“Hay una privatización de la política social que puede ser mayor o menor dependiendo del caso”, dijo Olvera, y señaló que el ejemplo paradigmático es el caso de Brasil en la década de los noventa, cuando el presidente Cardoso puso en marcha un programa llamado Comunidad solidaria, que permitió al Estado evadir su responsabilidad de atender los derechos sociales fundamentales.

De acuerdo con el investigador, mediante convenios específicos con ciertas organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, el gobierno del presidente Cardoso descargó la responsabilidad de implementar proyectos de educación, salud, atención a ancianos, niños y adolescentes.

En cambio, explicó que el modelo que actualmente ha puesto en práctica Brasil, concibe la participación ciudadana como un eje de co-decisión de la sociedad en la política pública, pues a través de consejos cívicos la gente tiene la posibilidad de influir en ciertos ámbitos de la política social. Como ejemplo habló de los llamados presupuestos participativos.

“En algunos de los municipios grandes de ese país el ejercicio de una parte del presupuesto público municipal –que va del 9 al 15 por ciento– se decide a través de un ciclo de asambleas en las colonias populares, es decir, a lo largo de todo el año es la propia sociedad civil la que prioriza y decide cuál es la obra pública que van a llevar a cabo en ese ayuntamiento”.

El investigador, actual director del Instituto de Investigaciones Históricos-Sociales (IIH-S) de la UV, advirtió que aunque ocupa un porcentaje pequeño del presupuesto municipal, ésta es una experiencia interesante porque permite que el clientelismo tradicional de los políticos sea controlado y también que haya un tipo de debate colectivo en relación a las prioridades de la política pública.

Participación ciudadana en México
En México, según dijo el investigador, opera también el modelo de sociedad civil y de participación ciudadana del sistema neoliberal, pero con ciertas particularidades: “Como la proporción de inversión pública destinada a la educación o a la salud ha venido disminuyendo, lo que tenemos es un intento de llevar a cabo también esta política. Sin embargo, a diferencia de Brasil, nuestro país tiene muy pocas organizaciones con esta capacidad”.

Por otro lado, aclaró que en México hay un programa mucho más extendido en el territorio que no ha dejado de cumplir estas responsabilidades, aunque sea en la pequeña escala en que lo ha hecho históricamente. “Hay que reconocer que la política de subsidios de Oportunidades, articulada como está a la atención en la escuela y al programa de salud, ha permitido que se mantenga un estándar que, si bien es cierto que es bajísimo, es a fin de cuentas un estándar de atención de necesidades”.

Reconoció además que si es verdad que en nuestro país existen consejos consultivos en las secretarías de Estado, por ejemplo, éstos lejos de permitir la participación ciudadana en las desiciones de la política pública como en Brasil, son más bien ficticios, “son consejos de notables que cuando mucho avalan las decisiones de las autoridades”, puntualizó.

Por último, aseguró que estos modelos corresponden a dos formas de entender la democracia. Por un lado, en el sistema neoliberal, limitada y acotada al terreno electoral que hoy en día crea tanto descrédito en América Latina porque coincide con el empobrecimiento masivo y con esta especie de aislamiento de la clase política respecto a la sociedad; y por otro lado, un proyecto de democracia que lo que busca es acercar el gobierno a la gente, pero otorgándole a ésta espacios de co-decisión.