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Investigación
de estudiantes y docentes apoyará su registro
En puerta, patente de biofertilizante
creado en la UV
Edith Escalón
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Como parte de su clase de Biotecnología, estudiantes realizan
ensayos científicos y generan nuevos conocimientos
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Sus investigaciones ayudarán al registro de la patente
de Micofert, un biofertilizante que desarrolló un equipo
científico
en la UV
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Arena
y otros sustratos sirven para evaluar la efectividad del fertilizante. |
Para
lograr ante el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial (IMPI) el
registro de la patente de Micofert, un fertilizante ecológico
creado en la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad
Veracruzana (UV), estudiantes y académicos de esta dependencia
realizan a marchas forzadas ensayos científicos e investigación
de campo, a fin de reportar a este instituto información complementaria
en torno a la efectividad del biofertilizante. |
Ramón
Martínez Tress, quien establecerá una parcela demostrativa
de piña biofertilizada en Isla, Veracruz. |
Las
últimas pruebas permitirán definir científicamente
la resistencia de Micofert a diferentes tipos de fungicidas, su efectividad
en tipos de suelo (arena, tepezil, tezontle), así como el tiempo
que tarda el hongo (base del biofertilizante) en entrar a la raíz
de las plantas, pues ya ha sido comprobado que este producto logra
que almacenen más nutrientes, mejoren su resistencia y se libren
de enfermedades.
Los ensayos, que se fundamentan en pruebas estadísticas, son
realizados por alumnos que cursan la experiencia educativa Biotecnología,
que se imparte en la Facultad de Ciencias Agrícolas a estudiantes
de distintos semestres. Así, los académicos combinan
la investigación y la docencia, y convierten las prácticas
cotidianas de una clase común en propuestas y apoyos de investigación
para generar nuevos conocimientos y recursos externos. |
De
hecho, la investigación que luego de diez años de trabajo
derivó en la creación del Micofert ha sido desarrollada
por académicos de la UV gracias al apoyo de estudiantes de
licenciatura, maestría y doctorado, y ha obtenido seis premios
en cuatro reuniones científicas, el reconocimiento del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), así como
recursos externos nacionales e internacionales.
Para Ramón Martínez Tress, quien ha cursado los cuatro
módulos de esta materia, la experiencia de incluir a estudiantes
en proyectos de investigación es lo que garantiza el aprendizaje:
"No es lo mismo memorizar la teoría que ponerla en práctica.
Para nosotros han sido muy formativos los trabajos en laboratorio,
en vivero y en el campo, nos han dado más habilidades y más
seguridad, y estoy seguro que nos harán también mejores
profesionistas", manifestó. |
Estudiantes
analizan la efectividad del fertilizante en arena y otros tipos
de suelo, con ensayos en vivero. |
Ramón, quien hoy es el responsable de hacer los ensayos para
evaluar la resistencia del biofertilizante a fungicidas, también
ha promovido esta biotecnología universitaria entre productores
de flores en Villa Guerrero, Toluca, y actualmente estableció
una parcela demostrativa para hacer lo mismo con el productor número
uno de piña en el municipio de Isla, Veracruz, de donde el
estudiante es originario.
Según dijo, este productor cultiva más de 800 hectáreas
de piña, pero la parcela demostrativa en la que utilizarán
Micofert será sólo de media hectárea, pues no
hay suficiente biofertilizante. "Si logramos la patente y podemos
producir más Micofert estoy seguro que los productores –que
siembran en Isla más de 10 mil hectáreas de piña–
serán nuestros primeros clientes", comentó.
Luego de reconocer en la biotecnología "el futuro de la
investigación", Ramón Martínez insistió
en la necesidad de promover este tipo de alternativas entre los productores:
"Los productores están acostumbrados a resolver todo con
fungicidas y pesticidas comunes, pero nosotros podemos mostrarles
que hay alternativas más económicas y sustentables para
el campo".
Por otra parte, reconoció que la pasión que siente por
la investigación es producto del trabajo que en estos dos años
ha realizado en la Facultad de Ciencias Agrícolas, y motivada
en gran parte por sus maestros: "Yo me acuerdo que a veces llegaba
desde las 7 de la mañana y trabajaba hasta las 10 de la noche,
porque el gusto por el trabajo científico yo lo aprendí
aquí, en la escuela".
Junto con sus estudiantes, los cuatro profesores de Biotecnología
(César Moreira, Ramón Zulueta, Liliana Capistrán
y Dora Trejo) están analizando la posibilidad de dar otras
formas de presentación comercial al inóculo: "Antes
lo presentábamos en perlas, ahora los chicos están analizando
alternativas para usarlo con plantas ya establecidas en campo",
comentó Dora Trejo.
Además de trabajar con el biofertilizante y de terminar de
generar los datos que exige el IMPI para otorgar la patente, en los
módulos de Biotecnología han estudiado bacterias fijadoras
de nitrógeno de vida libre y simbióticas, así
como un helecho llamado azola, que tiene la capacidad de captar nitrógeno,
uno de los nutrientes principales de las plantas.
Cabe señalar que el trabajo de docentes-investigadores incluye
también la búsqueda de recursos externos que garanticen
la continuidad de los trabajos, lo que beneficia también a
estudiantes, pues para las prácticas dentro y fuera de la escuela
requieren apoyos económicos que en ocasiones no puede facilitarles
la propia Facultad, y representan además una oportunidad de
incorporarlos laboralmente a los proyectos. |
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