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En
México se tienen científicos pero no ciencia: investigadores
de la UV |
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David
Sandoval |
Deben
desarrollarse programas pedagógicos que generen nuevas propuestas
La investigación debe incluir también
el aspecto estético |
Hoy,
América Latina atraviesa una crisis en el desarrollo de la
ciencia, mientras que en México el capital invertido por el
gobierno federal en investigación ha disminuido. La escasa
inversión de la iniciativa privada en materia científica,
es ocasionada por la falta de incentivos fiscales y, a su vez, provoca
que se compre tecnología en el extranjero.
Rogelio De la Mora, académico de la Universidad Veracruzana
(UV), sostuvo que, como algunos científicos mexicanos lo han
expresado, debe reforzarse la presencia de la ciencia en el proceso
de aprendizaje de los niños. Para tal efecto, destacó
que ejemplo, que la inversión en investigación para
nuestro país se redujo de 0.4 a 0.36 por ciento del Producto
Interno Bruto. |
Ciencia
democrática
De la Mora aseguró que de la combinación entre la
ciencia y la cultura se desprende la cuestión de la democracia,
y su propuesta consiste en encontrar programas pedagógicos
viables, ya que “el desarrollo de la ciencia la ha llevado
a alejarse de sus raíces culturales y olvidarse de sus verdaderas
dimensiones”.
En la actualidad, destacó De la Mora, la investigación
se ha convertido en tecnociencia, donde el conocimiento práctico
ha tenido primacía sobre los saberes, y los investigadores
en su formación no reciben conocimientos de la historia y
filosofía de la ciencia, que “equivale a privarlos
de elementos de comprensión indispensables donde los saberes
y el conocimiento práctico, aplicativo, mecánico,
no puede estar más separado de su contexto social”.
Por su parte, el académico e investigador de la Facultad
de Filosofía, José Antonio Hernánz, tituló
su participación “Aprovechemos lo que nos da qué
pensar”, refiriéndose a que al hablar de creatividad
e investigación se tiene que hablar también de un
proceso previo que exige la posibilidad de la creatividad, que es
la apropiación del conocimiento científico. No obstante
que, dijo, en los países de América Latina este proceso
aparece rodeado de dificultades.
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Ciencia
en el contexto mexicano
El problema que surge en las instituciones de educación superior
es cómo formar investigadores, ya que el proceso donde interactúa
el ser humano con la ciencia y cultura occidentales ha creado un
ciclo de construcción de problemas que resulta improductivo
por su constitución lineal.
“Lo que yo creo que tenemos que hacer es incorporar procesos
culturales, históricos y epistemológicos que nos permitan
hacer las cosas pero pensando en nuestro contexto. Nosotros no podemos
y no debemos intentar pensar como los alemanes o como los chinos;
tenemos que pensar como mexicanos y, en ese sentido, tenemos que
hacer frente a nuestros propios problemas y resolverlos de una forma
global”, aseguró el investigador.
El resultado sería elaborar un proceso que estuviera tamizado
por tres vectores: el mundo de la vida cotidiana, la mentalidad
y la cosmovisión, “porque estos tres elementos nos
permiten construir excedentes epistemológicos que van a permitir
resolver de forma creativa los problemas”.
Planteó que no debe concebirse la objetividad del método
científico como aséptica, ya que la ciencia y la tecnología
son un producto sociohistórico, cultural, determinado y concreto.
“En la medida en que seamos capaces de hacer que nuestros
estudiantes y nosotros mismos podamos incluir todo ese bagaje semántico
a la investigación daremos sentido a los problemas y, por
lo tanto, podremos resolverlos”, precisó el académico.
Como preámbulo a su ponencia, Feliciano García Aguirre,
investigador del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales
(IIH-S), realizó preguntas a los asistentes relacionados
con la investigación científica: ¿A qué
sujetos sociales –concretamente– puede interesarles
formar investigadores y científicos? ¿Cuáles
son los recursos humanos y materiales que habría que poner
en movimiento para garantizar la creación científica
y difusión social de los saberes? ¿Cómo unir
el saber científico con los otros saberes ancestrales de
nuestros pueblos? ¿Cómo iniciar un diálogo
provechoso donde la lucha de clases se complica con la lucha generacional? |
Saberes
científicos vs. saberes populares
En opinión del académico, lo que se tiene en México
son científicos pero no ciencia: “La ciencia que hemos
cultivado desde el siglo XVII es una ciencia simplificadora de la
realidad. Por esta razón con frecuencia no encontramos las
conexiones que deberíamos haber hallado hace mucho tiempo;
esto permite que los saberes denominados ‘científicos’
se impongan a los saberes ‘populares’, ya que permiten
la expansión del capitalismo y buscan adaptar todos los elementos
de las sociedades en valores de uso y valores de cambio”, manifestó.
Las instituciones son otro de los factores que influyen en la creación
del conocimiento: el Estado, la iglesia, el ejército y las
empresas. García Aguirre señaló como ejemplo
al complejo militar industrial, gran motor de desarrollo de los Estados
Unidos desde antes de la Segunda Guerra Mundial. “Sin embargo,
en nuestra nación, la Iglesia ha participado enormemente en
la construcción de nuestras propias visiones del mundo”.
“Los recursos que se dedican a la ciencia y la tecnología
no son ingenuos, siempre han tenido que resolver problemas del supersistema,
no tiene que ver con la inteligencia y sagacidad del investigador.
No obstante, ha habido investigadores que plantean diferentes enfoques
como Boaventura De Sousa Santos, Pablo González Casanova y
Edward Said”, agregó, señalando algunas de las
limitantes que la misma ciencia impone a su desarrollo. |
Estética,
factor decisivo para realizar ciencia
En su participación, Manuel Morales, académico
de la Facultad de Física de la UV, coincidió que la
práctica de investigación y los aspectos creativos de
la misma están moldeados por una serie de determinaciones escolares
como extraescolares, pero también de un aspecto estético
que debe ser valorado. |
Esto se relaciona con la preocupación personal y de sus compañeros
académicos cuando se enfrentan a la tarea de formar jóvenes
investigadores desde la licenciatura.
Señaló que la investigación tiene que abordarse
desde un aspecto estético y regirse sobre ciertos criterios,
ya que estamos condicionados a reproducir el conocimiento: “Enseñamos
al estudiante que la investigación es una receta; eso es falso.
¿Dónde se falla? No se le ha propuesto lo creativo al
conocimiento”, aseguró, además de señalar
que el problema sigue siendo el mismo: la transmisión del conocimiento.
En el trabajo con sus estudiantes –agregó– se ha
planteado como alternativa una propuesta pedagógica desarrollada
por él mismo –que considera no acabada– a la que
denomina “protométodo”, referente a lo que antecede
a las preguntas sobre el método, “cuando uno está
definiendo un trabajo de investigación”, el cual consiste
fundamentalmente en darle libertad a los alumnos para proponer enfoques
originales en la investigación y considerar las determinaciones
sociales en todas las propuestas. |
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Aclaró
que “somos víctimas de cómo nos enseñaron
a nosotros las cosas y así tendemos a reproducirlas, y entonces
enseñamos que la investigación, lo que transmitimos
al estudiante, es como una receta”, por lo que a los estudiantes
no se les brindan los elementos de creatividad para que puedan abordar
problemas de manera diferente a como han trabajado durante sus estudios.
“Lo creativo, en mi opinión, está no tanto en
las respuestas que se den a un problema sino hasta en el planteamiento
mismo del problema; en cómo tratar de ver el mismo problema
desde otra óptica es donde reside la creatividad del proceso”,
puntualizó.
Como conclusión de esta mesa, José Velasco Toro, investigador
del IIH-S, planteó una respuesta a la pregunta ¿qué
es aprender? Dijo que aprender no significa memorizar conocimientos
sino “significa comprender y comprender no depende de la memorización,
sino de disponer de conceptos que permitan el desarrollo del pensamiento
y el desarrollo de su capacidad para descubrir, relacionar y explicar
la estructura de la realidad”. |
Aprendizaje
permanente
El investigador explicó que hoy se habla de que la
educación debe enseñar para el aprendizaje. Esto significa
que la sociedad requiere individuos formados para el aprendizaje continuo,
no obstante esta situación es consustancial a la dinámica
de mercado, “un mercado global cuya lógica excluye a
los individuos que no son capaces de mantenerse dentro de un estado
de aprendizaje permanente”.
Señaló que para mantenerse en dicho ritmo se requiere
de creatividad, de curiosidad constante, ya que ahora no basta aprender
ciertos contenidos programáticos de manera mecánica.
“Toda vez que el conocimiento se ha convertido en imprescindible,
la educación actual está obligada a cambiar su visión
y su antigua práctica de replicar el conocimiento para generar
condiciones que permitan el movimiento creativo del pensamiento”.
De lo que se trata –manifestó– es de crear una
“ecología cognitiva”: ambientes para propiciar
la experiencia del conocimiento, ya que un aprendizaje que no se goza
no logra despertar el espíritu creativo que es fundamental
para todo proceso de investigación. El conocimiento no será
aplicado de manera creativa si no se mezcla con las experiencias en
la vida cotidiana de quienes investigan. “Aprender es siempre
descubrir lo nuevo, sino no es aprender. Por ello al educar se debe
crear un espectro de posibilidades para enfrentar la realidad”. |
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Creatividad:
arte de resolver problemas |
Comúnmente
se relaciona la creatividad con el arte, cuando tiene que ver más
con la originalidad para enfrentar un problema. “Además
ser creativo significa tener una mente libre, abierta y sensible para
descubrir y crear nuevas ideas y conceptos”. Esto, aseguró
Velasco Toro, involucra también ser perceptivo, encontrando
las diferencias y las similitudes; “esto es urgente ya que el
aprendizaje mecánico ahoga la creatividad”. |
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