Año 6 • No. 246 • noviembre 13 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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La UV, sus libros y sus autores
Un libro con Olor de santidad

Germán Martínez Aceves
Se presentará el miércoles 15 de noviembre en la
USBI-Xalapa
“En este libro los lectores hallarán las huellas de un hombre, antes que las de un santo”, así inicia su libro Olor de santidad el antropólogo Félix Báez-Jorge en el cual realiza un trabajo exhaustivo sobre la vida y obra del recién santificado Rafael Guízar y Valencia e indaga a profundidad a través de su tiempo histórico y político, lleno de simbolismos en la devoción popular.
Si bien para Veracruz, especialmente para Xalapa, la canonización de Guízar y Valencia se convirtió en un hecho histórico combinado entre lo celestial y lo terrenal, la visión de un estudioso permanente de las prácticas religiosas, como Báez-Jorge, nos da otras luces que apuntan más allá del mito.

Esta obra monumental (no es exagerado el calificativo) se presentará el próximo miércoles 15 de noviembre en la Sala de Videoconferencias de la USBI a las 18:00 horas y será comentada por Abel Juárez, José Velasco Toro, Mario Muñoz y, por supuesto, por su autor, fungiendo como moderadora Celia del Palacio.

En Olor a santidad podemos encontrar un trabajo histórico y antropológico que ha adquirido plena madurez en el discernimiento y exposición de las investigaciones por parte de Félix Báez-Jorge, quien anteriormente ha publicado bajo el sello editorial de nuestra Universidad: Los oficios de las diosas, Entre los naguales y los santos, La parentela de María y Los disfraces del diablo.

En el 2001, el antropólogo inició este proyecto en el Instituto del Investigaciones Histórico-Sociales de la UV, en el cual examina los procesos sociopolíticos y simbólicos que se encuentran en el camino a la santidad de Rafael Guízar y Valencia. Con erudición y agudeza rescata a este hombre en su cotidianidad y sus acciones públicas que lo llevarían a los altares católicos.

Guízar y Valencia nace en Cotija, Michoacán, el 28 de abril de 1878 en un ambiente de acendrado catolicismo con espíritu conservador. No olvidemos que en esas épocas donde apenas se construía un concepto de Nación entre liberales y conservadores, las elites consideraban básica la inclusión de la vida clerical en las familias que, para mostrar su progreso, tenían hijos que pronto serían convidados a ser abogados, maestros o sacerdotes.

El caso de Rafael Guízar y Valencia, predestinado para portar los hábitos, es un ejemplo de búsqueda del verdadero cristianismo considerado como un apostolado llevado hasta sus últimas consecuencias. De ahí que la herencia de sus padres se convierta en una misión para vender propiedades y traslade el dinero a obras de caridad que fortalecían sus proyectos eclesiásticos.

Además de esa convicción, Guízar y Valencia tenía un gran carisma. El papa León XIII lo designa misionero apostólico y le confía la formación de seminaristas, junto con ello lleva adelante su proyecto de catolicismo social (para algunos era una especie de Robin Hood que sabía obtener dinero de los ricos para dárselo a los pobres), la consolidación del Partido Católico Nacional y la creación del periódico de crítica política La Nación.

El movimiento revolucionario polarizaría aún más la lucha contra la iglesia católica y sus privilegios que habían arraigado desde la época colonial. Guízar y Valencia tiene que campear la prohibición de culto que vivió sus etapas más álgidas durante el periodo de Plutarco Elías Calles a nivel nacional y Adalberto Tejeda, a nivel estatal.

Las coyunturas políticas lo hicieron blanco de acciones persecutorias y se fue a Estados Unidos, Guatemala y Cuba, donde es designado obispo de Veracruz. Justo en los primeros días de 1920, Guízar y Valencia llega a Xalapa en medio del desastre provocado por un terremoto.

Ahí aflora su vocación apostólica y compromiso social. Como considera Félix Báez-Jorge, el obispo de Xalapa fue un “hombre rico que eludió la frivolidad de la teología de la prosperidad para comprometerse por los pobres y desamparados”.

El 6 de junio de 1938 fallece víctima de los padecimientos que los achacaban, principalmente la diabetes. En 1950 exhuman su cadáver para trasladarlo a la capilla Santa Teodora en la Catedral de Xalapa. Al momento que los encargados de esa labor desentierran los despojos, no encuentran signos de putrefacción. A partir de ese momento, la devoción popular, el reforzamiento de la Iglesia y las prácticas adyacentes que lindan con los milagros, llevan a este ser terrenal a la canonización.

El libro se divide en: Introducción; Coordenadas teóricas y conceptuales; Perfil biográfico; Las aristas de la intolerancia y el fanatismo; Rumbo a los altares: el imaginario colectivo y el papel de la jerarquía eclesiástica; San Rafael Guízar y Valencia: reflexiones finales y; Notas y referencias bibliográficas donde se incluyen apéndices enriquecedores que incluyen cartografías con las diócesis del estado de Veracruz, estadísticas de la población y sus religiones en Veracruz, una cronología, una autobiografía con las experiencias del autor, diversos documentos y fotografías.
Como apunta Elio Masferrer Kan, experto en asuntos religiosos y quien prologa el libro: “es una obra maestra de la historia, la etnohistoria y la antropología de las religiones mexicanas”.

Olor de santidad. San Rafael Guízar y Valencia: articulaciones históricas, políticas y simbólicas de una devoción popular es de la Colección Biblioteca y se puede adquirir en el Servicio Bibliográfico Universitario, la Dirección General Editorial, ubicada en Hidalgo 9; y en diversas librerías de la ciudad. Comentarios a esta reseña favor de enviar a gemartinez@uv.mx
Escucha este martes el programa Oye, lee y dile
a las 18:00 horas a través de Radio UV. Se comentará el libro Olor de santidad, se narrarán fragmentos del cuento de Sergio Pitol, Semejante a los dioses y habrá comentarios de la Biblioteca del Universitario.