|
|
La
UV, sus libros y sus autores
Un libro con Olor de santidad
Germán Martínez Aceves |
Se
presentará el miércoles 15 de noviembre en la
USBI-Xalapa |
 |
“En
este libro los lectores hallarán las huellas de un hombre,
antes que las de un santo”, así inicia su libro Olor
de santidad el antropólogo Félix Báez-Jorge en
el cual realiza un trabajo exhaustivo sobre la vida y obra del recién
santificado Rafael Guízar y Valencia e indaga a profundidad
a través de su tiempo histórico y político, lleno
de simbolismos en la devoción popular. |
Si bien para Veracruz, especialmente para Xalapa, la canonización
de Guízar y Valencia se convirtió en un hecho histórico
combinado entre lo celestial y lo terrenal, la visión de un
estudioso permanente de las prácticas religiosas, como Báez-Jorge,
nos da otras luces que apuntan más allá del mito.
Esta obra monumental (no es exagerado el calificativo) se presentará
el próximo miércoles 15 de noviembre en la Sala de Videoconferencias
de la USBI a las 18:00 horas y será comentada por Abel Juárez,
José Velasco Toro, Mario Muñoz y, por supuesto, por
su autor, fungiendo como moderadora Celia del Palacio.
En Olor a santidad podemos encontrar un trabajo histórico y
antropológico que ha adquirido plena madurez en el discernimiento
y exposición de las investigaciones por parte de Félix
Báez-Jorge, quien anteriormente ha publicado bajo el sello
editorial de nuestra Universidad: Los oficios de las diosas, Entre
los naguales y los santos, La parentela de María y Los disfraces
del diablo.
En el 2001, el antropólogo inició este proyecto en el
Instituto del Investigaciones Histórico-Sociales de la UV,
en el cual examina los procesos sociopolíticos y simbólicos
que se encuentran en el camino a la santidad de Rafael Guízar
y Valencia. Con erudición y agudeza rescata a este hombre en
su cotidianidad y sus acciones públicas que lo llevarían
a los altares católicos.
Guízar y Valencia nace en Cotija, Michoacán, el 28 de
abril de 1878 en un ambiente de acendrado catolicismo con espíritu
conservador. No olvidemos que en esas épocas donde apenas se
construía un concepto de Nación entre liberales y conservadores,
las elites consideraban básica la inclusión de la vida
clerical en las familias que, para mostrar su progreso, tenían
hijos que pronto serían convidados a ser abogados, maestros
o sacerdotes.
El caso de Rafael Guízar y Valencia, predestinado para portar
los hábitos, es un ejemplo de búsqueda del verdadero
cristianismo considerado como un apostolado llevado hasta sus últimas
consecuencias. De ahí que la herencia de sus padres se convierta
en una misión para vender propiedades y traslade el dinero
a obras de caridad que fortalecían sus proyectos eclesiásticos.
Además de esa convicción, Guízar y Valencia tenía
un gran carisma. El papa León XIII lo designa misionero apostólico
y le confía la formación de seminaristas, junto con
ello lleva adelante su proyecto de catolicismo social (para algunos
era una especie de Robin Hood que sabía obtener dinero de los
ricos para dárselo a los pobres), la consolidación del
Partido Católico Nacional y la creación del periódico
de crítica política La Nación.
El movimiento revolucionario polarizaría aún más
la lucha contra la iglesia católica y sus privilegios que habían
arraigado desde la época colonial. Guízar y Valencia
tiene que campear la prohibición de culto que vivió
sus etapas más álgidas durante el periodo de Plutarco
Elías Calles a nivel nacional y Adalberto Tejeda, a nivel estatal.
Las coyunturas políticas lo hicieron blanco de acciones persecutorias
y se fue a Estados Unidos, Guatemala y Cuba, donde es designado obispo
de Veracruz. Justo en los primeros días de 1920, Guízar
y Valencia llega a Xalapa en medio del desastre provocado por un terremoto.
Ahí aflora su vocación apostólica y compromiso
social. Como considera Félix Báez-Jorge, el obispo de
Xalapa fue un “hombre rico que eludió la frivolidad de
la teología de la prosperidad para comprometerse por los pobres
y desamparados”.
El 6 de junio de 1938 fallece víctima de los padecimientos
que los achacaban, principalmente la diabetes. En 1950 exhuman su
cadáver para trasladarlo a la capilla Santa Teodora en la Catedral
de Xalapa. Al momento que los encargados de esa labor desentierran
los despojos, no encuentran signos de putrefacción. A partir
de ese momento, la devoción popular, el reforzamiento de la
Iglesia y las prácticas adyacentes que lindan con los milagros,
llevan a este ser terrenal a la canonización.
El libro se divide en: Introducción; Coordenadas teóricas
y conceptuales; Perfil biográfico; Las aristas de la intolerancia
y el fanatismo; Rumbo a los altares: el imaginario colectivo y el
papel de la jerarquía eclesiástica; San Rafael Guízar
y Valencia: reflexiones finales y; Notas y referencias bibliográficas
donde se incluyen apéndices enriquecedores que incluyen cartografías
con las diócesis del estado de Veracruz, estadísticas
de la población y sus religiones en Veracruz, una cronología,
una autobiografía con las experiencias del autor, diversos
documentos y fotografías.
Como apunta Elio Masferrer Kan, experto en asuntos religiosos y quien
prologa el libro: “es una obra maestra de la historia, la etnohistoria
y la antropología de las religiones mexicanas”.
Olor de santidad. San Rafael Guízar y Valencia: articulaciones
históricas, políticas y simbólicas de una devoción
popular es de la Colección Biblioteca y se puede adquirir en
el Servicio Bibliográfico Universitario, la Dirección
General Editorial, ubicada en Hidalgo 9; y en diversas librerías
de la ciudad. Comentarios a esta reseña favor de enviar a gemartinez@uv.mx |
Escucha
este martes el programa Oye, lee y dile
a las 18:00 horas a través de Radio UV. Se comentará
el libro Olor de santidad, se narrarán fragmentos del cuento
de Sergio Pitol, Semejante a los dioses y habrá comentarios
de la Biblioteca del Universitario. |
|