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Afirma investigadora del IPN
Políticas educativas en México:
neoliberales y neoconservadoras
David Sandoval |
El
proceso de globalización es un factor crucial en las reformas
educativas que se aplican en el país, no obstante ser sugeridas
por organismos internacionales |
La
globalización, la modernidad y el capitalismo son un conjunto
dado por sentado en las políticas internacionales que determinan
los planteamientos de la educación en el ámbito mundial,
manifestó Rosa Nidia Buenfil Burgos, investigadora del Instituto
Politécnico Nacional (IPN) en su conferencia “Reforma
educativa desde el análisis político del discurso”,
organizada por el Instituto de Investigaciones en Educación
(IIE) de la Universidad Veracruzana (UV).
La investigadora del IPN dijo que los organismos desde donde se emiten
las recomendaciones internacionales son la UNESCO, el Banco Mundial
y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), mismos que definen las políticas educativas
globales que posteriormente se resignifican a nivel nacional.
Expresó que el proceso de globalización es un significante
nodal del futuro de la educación, principalmente en su incorporación
con la política de modernización educativa implementada
en México: “logra aglutinar muchos de los sentidos de
la educación, entreteje y articula de manera peculiar el neoliberalismo
y el neoconservadurismo. Ésa es la versión mexicana
de la globalización”.
Según la investigadora, cada país adapta las recomendaciones
sobre políticas educativas de diferente forma; son modificadas,
alteradas, transformadas e incluso omitidas, dependiendo del momento
histórico que se viva en el país, y agregó que
en México tal planteamiento se realiza por medio de la modernización
educativa.
“Modernización educativa es el nombre de una política
de reforma educativa mexicana vigente desde 1988, aunque como tendencia,
la modernización ha sido impulsada desde mucho antes”,
apuntó.
Una característica –destacó– es que el gobierno
mexicano asumió el liberalismo social como un eufemismo para
evitar el satanizado neoliberalismo como el eje filosófico
de esta reforma, subordinando una vez más la educación
a perspectivas económicas.
Sin embargo, “hay condiciones locales que no se prevén
en el programa de la modernización educativa. Este margen de
ambigüedad en las políticas educativas nacionales permite
una opción de intervención para los investigadores y
académicos involucrados en la modificación de las políticas
públicas de la educación”, afirmó. Concluyó
que es en este punto donde se puede participar con propuestas que
incorporen diversos enfoques y no sean dependientes del discurso educativo
propuesto por los organismos internacionales presentes en el contexto
de la globalización. Pero sobre todo, “responder con
políticas originales que planteen perspectivas alternativas
a los intereses de países desarrollados”. |
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