Cuando
ocurren desastres naturales como inundaciones o sismos es difícil
establecer comunicaciones debido a las pérdidas en infraestructura.
Por ello se ha desarrollado un sistema denominado Plataformas de Gran
Altitud, (HAPS, por sus siglas en inglés), que intenta resolver
el problema de cobertura y saturación en los canales de comunicación,
expresó José Luis Cuevas-Ruiz, investigador del Instituto
Tecnológico de Monterrey (ITESM), campus Estado de México.
Su intervención fue como parte del Seminario de Tecnologías
de la Información y las Organizaciones, realizado en la Facultad
de Contaduría y Administración de la Universidad Veracruzana
(UV), donde explicó que el concepto de HAPS implica no tener
necesidad de contar con una gran cantidad de antenas colocadas en
tierra, como tampoco de un enlace satelital, considerando aquéllas
como un punto intermedio entre ambos sistemas.
“La idea es que se coloquen a 20 ó 25 kilómetros
de altura y que den servicios de telecomunicaciones a una zona geográfica
en particular”, destacó. Agregó que las aplicaciones
de comunicación móvil terrestre necesitan contar con
una gran cantidad de antenas para obtener cobertura amplia y la recepción
depende de diversos factores como la lluvia o la geografía
del terreno, además de la disponibilidad de éste para
ubicar la infraestructura requerida. Todos estos factores incrementan
los costos de operación que pueden tener para las empresas
de telefonía celular.
El enlace vía satélite ha sido una de las opciones de
tales compañías, ya que permiten una mayor transferencia
de datos; no obstante, el costo del sistema es muy elevado en comparación
con las antenas, como también los factores climatológicos
reducen la calidad en la recepción de audio y video, dijo Cuevas-Ruiz.
Para ambos casos las HAPS son una opción viable pues su costo
de operación es reducido, además que la disponibilidad
del sistema les permite entrar en funcionamiento de manera inmediata
y funcionar por periodos de tiempo requeridos, es decir, no hay instalaciones
permanentes, como en el caso de las antenas, ni contrataciones por
tiempos preestablecidos, como los satélites.
Ejemplificó las aplicaciones de las HAPS para el campo empresarial
con un evento masivo, en el que la mayoría de los asistentes
desean enviar texto, audio y video, no obstante se satura el sistema
provocando lo que se llama comúnmente una “caída”.
“Para evitar un colapso en la transmisión pueden rentarse
exclusivamente para este tipo de eventos. Las plataformas de gran
altitud garantizan transmisión sin fallas durante un periodo
específico”, sostuvo el investigador. Reducir
impacto ambiental
Una de las motivaciones en el desarrollo de estas plataformas de
comunicaciones es reducir el impacto ambiental de las tecnologías
en el medio ambiente, ya que la demanda por una mayor y mejor conectividad
está generando problemas en algunos países desarrollados,
además de conflictos relacionados con la instalación
de infraestructura dentro de los países en vías de
desarrollo.
Las ventajas del sistema HAPS repercuten en una mejor calidad de
canal entre emisor y receptor, requiere menor potencia de transmisión,
es posible reutilizar estas plataformas, los costos de mantenimiento
son bajos en comparación con los otros sistemas y la actualización
tecnológica requiere de poca inversión.
En este sentido, el investigador del ITESM resaltó las posibilidades
para invertir en esta nueva tecnología, ya que no compite
ni pretende sustituir otros sistemas, pues es planteada desde un
principio como alternativa a un bajo costo y sobre un área
específica de cobertura.
Cuevas-Ruiz se refirió al papel que juegan los universitarios
en esta propuesta: “la idea es que vean el campo de aplicación
de estas tecnologías, hay muchas aplicaciones; es un campo
que no se ha desarrollado, aunque hay varios proyectos en el mundo
por parte de la NASA y de la Unión Europea. En México
no se cuenta con esta tecnología. Estamos pugnando por un
proyecto que ponga en marcha el primer prototipo de este tipo de
plataformas y que se muestre que el proyecto en sí es muy
factible”.
Concluyó que a pesar de encontrarse en una fase experimental,
se tienen casos de prototipos exitosos; por ello invitó a
los estudiantes a que se involucren en este tipo de proyectos que
reportarían beneficios económicos, así como
apoyo en casos de desastres naturales. Agregó que se espera
tener el primer prototipo mexicano en cuatro años. |