Año 6 • No. 249 • Diciembre 4 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Gina Sotelo
El arte, cuando es profesional, conduce a la autorreflexión y la autoconciencia, dice el artista y catedrático de la Facultad de Artes Plásticas de la UV
Tal parece que Manuel Velázquez, al igual que Pablo Picasso, prefiere que la inspiración lo sorprenda trabajando. Así lo demuestra su quehacer artístico: cantidades industriales de obra tan variada como original. Artista polifacético, guerrero de mil batallas, el chiapaneco ha mostrado su destreza igual en el dibujo que en la pintura; sus esculturas –como sus fotografías– reflejan su pasión por la experimentación. En su obra, la única constante es el cambio.

Académico de la Universidad Veracruzana (UV), de personalidad retraída –y tímida, por qué no decirlo– Manuel habla en cada una de sus creaciones y deja, como en la historia de Bruno Traven, “un pedacito de su corazón” en cada una de sus artesanías. Aún no finaliza el año y tiene casi cubierta su agenda para el 2007. En enero expondrá en la Galería Aurora de San Miguel de Allende, Guanajuato, y en febrero en la Galería del Hotel California, en Los Cabos. Además expondrá con una colectiva en varios espacios de Canadá.

Alógicos es su nueva aventura. La serie consta de instrumentos que – explica– a primera vista pareciera que sirvieran para algo… pero al final de cuentas no sirven para nada: “Lo lógico es todo aquello que tiene una congruencia, una explicación; lo alógico no puede ser entendido como algo claro”.

Se trata de pinturas muy sintéticas. Elementos sobre fondos planos, a veces metalizados, meras sugerencias para que el espectador complete la obra volviéndose partícipe en esta conceptualización.
Como en pocos casos, las líneas de investigación de Manuel se interrelacionan a veces de forma contrastante y radical, además de que goza de gran libertad para producir diferentes formas estéticas a la conveniencia de un proyecto que puede atacar otras inquietudes diferentes a las económicas.

Opina sin apasionamientos que –a diferencia de Oaxaca– aquí no se puede hablar de un movimiento artístico xalapeño: “Ellos tienen una figura muy fuerte en Francisco Toledo o Rufino Tamayo; están Rodolfo Morales o Rodolfo Nieto. Digamos que visualmente hay una escuela oaxaqueña de pintura, hay ciertas tradiciones, temas que los identifican”.
En Xalapa –continúa– se puede hablar de la influencia japonesa en la escultura jalapeña, y aunque hay una gran cantidad de artistas que está produciendo arte, hay poca repercusión fuera de la región: “Hay que impulsar el trabajo fuera del estado, lo que ayudaría a fortalecer la propia creación y nos posicionaría realmente”.

Retroalimentación creativa
Manuel Velázquez no sólo se arriesga a la hora de exponer. Su trabajo y cotidianeidad la enriquece como tutor de grandes promesas y realidades. Edgar Cano es un ejemplo: “El tratar de estar al nivel de las exigencias de los estudiantes me va orientando hacia un trabajo más abierto y propositivo, que pueda ir variando constantemente dependiendo de la influencia que recibo de ellos”.

Su experiencia como maestro es un canal de retroalimentación que influye en sus alumnos: “Creo en la influencia. Trato de que mis clases sean muy abiertas, que los estudiantes puedan desarrollar su propio estilo. Hay quienes hacen hiperrealismo, realismo fotográfico, instalación o performance, pintura figurativa o abstracta, un abanico muy grande de propuestas”.

Sería ocioso pensar en alguna pieza o disciplina como la favorita de este creador. Cada una tiene su encanto, corresponden a momentos claves en un proyecto determinado como sus Cronopias o Lo sagrado y lo profano: “Hay piezas cuya importancia adviertes con el tiempo. Cuando ves el desarrollo de un proyecto puedes emitir juicios no sobre las mejores piezas, sino las que sintetizan el concepto”.

Su faceta de artesano le ha traído grandes satisfacciones. Tiene una especie de “sello personal” que en más de una ocasión ha sido imitado. Al respecto opina que esto puede ser algo positivo en la medida en que lo mueve a ir perfeccionando sus diseños, a renovarlos: “Sería muy fácil quedarse estancado o siguiendo sólo una fórmula. El hecho de que haya quienes traten de imitar mis piezas me permite depurar y transformar la obra. Cuando son estudiantes que incursionan por primera vez en esto no me preocupa, sé que es un proceso y ellos encontrarán su propio camino. Pero cuando alguien trata de aprovecharse de un cierto mercado me desilusiona”.

Retrato de Manuel Velázquez
Nacido en Tuxtla Gutiérrez, Manuel pudo haber sido biólogo o psicólogo, pero le ganó la vena artística. Desde muy joven llegó a Xalapa buscando a Carlos Jurado, de quien fue discípulo. La vida misma se ha convertido en su influencia máxima; sus lecturas filosóficas se vuelven propuestas, posibilidades del arte como lenguaje.

De 1999 al 2002 fue director del Jardín de las Esculturas, tarea que le dejó un dulce sabor de boca: “Ahí aprendí estar del otro lado; aprendí el valor de la difusión, de la organización, además tuvimos el Simposio de Esculturas, los Encuentros de Cerámica y exposiciones muy buenas como la de Arte Popular. Creo que esa parte fue muy satisfactoria para mí”.

Manuel Velázquez no descansa. Es creador de tiempo completo, actividad que disfruta pero a la vez le desgasta. Lejos están los días en que el niño retraído que no practicaba el fútbol descubrió que el arte le permitía interiorizar y crear nuevos mundos: “La característica que tiene el arte es que, cuando lo desarrollas de manea profesional, te conduce a la autorreflexión y la autoconciencia. Eso me gusta”.

Manuel estudió pintura y dibujo en la Escuela de Artes Plásticas de Chiapas. Es Licenciado en Artes por la UV. Ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas en México, Canadá, Estados Unidos, Austria, Serbia, Japón, Eslovaquia, Italia, Holanda, Guatemala, Cuba, Argentina, Chile y otros países. Ha sido director de la Escuela de Artes Plásticas del ICACH y del Jardín de las Esculturas.

Su obra suele ser de gran formato, sobre madera en técnicas mixtas, aunque también realiza instalaciones y desde hace algunos años incursiona en la producción de imágenes digitales manipuladas. Es catedrático de la materia de Pintura en la Facultad de Artes Plásticas de la UV. Como académico se interesa en renovar y fortalecer los procesos de enseñanza- aprendizaje y dedica buena parte de su tiempo a la investigación y a la reflexión teórica. Actualmente vive y trabaja en Xalapa, Veracruz.

Para conocer su obra se puede consultar su página electrónica http://www.manuelvelazquez.com.mx/