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Gina Sotelo |
El
arte, cuando es profesional, conduce a la autorreflexión y
la autoconciencia, dice el artista y catedrático de la Facultad
de Artes Plásticas de la UV |
Tal
parece que Manuel Velázquez, al igual que Pablo Picasso, prefiere
que la inspiración lo sorprenda trabajando. Así lo demuestra
su quehacer artístico: cantidades industriales de obra tan
variada como original. Artista polifacético, guerrero de mil
batallas, el chiapaneco ha mostrado su destreza igual en el dibujo
que en la pintura; sus esculturas –como sus fotografías–
reflejan su pasión por la experimentación. En su obra,
la única constante es el cambio.
Académico de la Universidad Veracruzana (UV), de personalidad
retraída –y tímida, por qué no decirlo–
Manuel habla en cada una de sus creaciones y deja, como en la historia
de Bruno Traven, “un pedacito de su corazón” en
cada una de sus artesanías. Aún no finaliza el año
y tiene casi cubierta su agenda para el 2007. En enero expondrá
en la Galería Aurora de San Miguel de Allende, Guanajuato,
y en febrero en la Galería del Hotel California, en Los Cabos.
Además expondrá con una colectiva en varios espacios
de Canadá.
Alógicos es su nueva aventura. La serie consta de instrumentos
que – explica– a primera vista pareciera que sirvieran
para algo… pero al final de cuentas no sirven para nada: “Lo
lógico es todo aquello que tiene una congruencia, una explicación;
lo alógico no puede ser entendido como algo claro”.
Se trata de pinturas muy sintéticas. Elementos sobre fondos
planos, a veces metalizados, meras sugerencias para que el espectador
complete la obra volviéndose partícipe en esta conceptualización.
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Como
en pocos casos, las líneas de investigación de Manuel
se interrelacionan a veces de forma contrastante y radical, además
de que goza de gran libertad para producir diferentes formas estéticas
a la conveniencia de un proyecto que puede atacar otras inquietudes
diferentes a las económicas.
Opina sin apasionamientos que –a diferencia de Oaxaca–
aquí no se puede hablar de un movimiento artístico xalapeño:
“Ellos tienen una figura muy fuerte en Francisco Toledo o Rufino
Tamayo; están Rodolfo Morales o Rodolfo Nieto. Digamos que
visualmente hay una escuela oaxaqueña de pintura, hay ciertas
tradiciones, temas que los identifican”. |
En
Xalapa –continúa– se puede hablar de la influencia
japonesa en la escultura jalapeña, y aunque hay una gran cantidad
de artistas que está produciendo arte, hay poca repercusión
fuera de la región: “Hay que impulsar el trabajo fuera
del estado, lo que ayudaría a fortalecer la propia creación
y nos posicionaría realmente”. Retroalimentación
creativa
Manuel Velázquez no sólo se arriesga a la hora de
exponer. Su trabajo y cotidianeidad la enriquece como tutor de grandes
promesas y realidades. Edgar Cano es un ejemplo: “El tratar
de estar al nivel de las exigencias de los estudiantes me va orientando
hacia un trabajo más abierto y propositivo, que pueda ir
variando constantemente dependiendo de la influencia que recibo
de ellos”.
Su experiencia como maestro es un canal de retroalimentación
que influye en sus alumnos: “Creo en la influencia. Trato
de que mis clases sean muy abiertas, que los estudiantes puedan
desarrollar su propio estilo. Hay quienes hacen hiperrealismo, realismo
fotográfico, instalación o performance, pintura figurativa
o abstracta, un abanico muy grande de propuestas”.
Sería ocioso pensar en alguna pieza o disciplina como la
favorita de este creador. Cada una tiene su encanto, corresponden
a momentos claves en un proyecto determinado como sus Cronopias
o Lo sagrado y lo profano: “Hay piezas cuya importancia adviertes
con el tiempo. Cuando ves el desarrollo de un proyecto puedes emitir
juicios no sobre las mejores piezas, sino las que sintetizan el
concepto”.
Su faceta de artesano le ha traído grandes satisfacciones.
Tiene una especie de “sello personal” que en más
de una ocasión ha sido imitado. Al respecto opina que esto
puede ser algo positivo en la medida en que lo mueve a ir perfeccionando
sus diseños, a renovarlos: “Sería muy fácil
quedarse estancado o siguiendo sólo una fórmula. El
hecho de que haya quienes traten de imitar mis piezas me permite
depurar y transformar la obra. Cuando son estudiantes que incursionan
por primera vez en esto no me preocupa, sé que es un proceso
y ellos encontrarán su propio camino. Pero cuando alguien
trata de aprovecharse de un cierto mercado me desilusiona”.
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Retrato
de Manuel Velázquez
Nacido en Tuxtla Gutiérrez, Manuel pudo haber sido biólogo
o psicólogo, pero le ganó la vena artística.
Desde muy joven llegó a Xalapa buscando a Carlos Jurado,
de quien fue discípulo. La vida misma se ha convertido en
su influencia máxima; sus lecturas filosóficas se
vuelven propuestas, posibilidades del arte como lenguaje.
De 1999 al 2002 fue director del Jardín de las Esculturas,
tarea que le dejó un dulce sabor de boca: “Ahí
aprendí estar del otro lado; aprendí el valor de la
difusión, de la organización, además tuvimos
el Simposio de Esculturas, los Encuentros de Cerámica y exposiciones
muy buenas como la de Arte Popular. Creo que esa parte fue muy satisfactoria
para mí”.
Manuel Velázquez no descansa. Es creador de tiempo completo,
actividad que disfruta pero a la vez le desgasta. Lejos están
los días en que el niño retraído que no practicaba
el fútbol descubrió que el arte le permitía
interiorizar y crear nuevos mundos: “La característica
que tiene el arte es que, cuando lo desarrollas de manea profesional,
te conduce a la autorreflexión y la autoconciencia. Eso me
gusta”.
Manuel estudió pintura y dibujo en la Escuela de Artes Plásticas
de Chiapas. Es Licenciado en Artes por la UV. Ha participado en
numerosas exposiciones individuales y colectivas en México,
Canadá, Estados Unidos, Austria, Serbia, Japón, Eslovaquia,
Italia, Holanda, Guatemala, Cuba, Argentina, Chile y otros países.
Ha sido director de la Escuela de Artes Plásticas del ICACH
y del Jardín de las Esculturas.
Su obra suele ser de gran formato, sobre madera en técnicas
mixtas, aunque también realiza instalaciones y desde hace
algunos años incursiona en la producción de imágenes
digitales manipuladas. Es catedrático de la materia de Pintura
en la Facultad de Artes Plásticas de la UV. Como académico
se interesa en renovar y fortalecer los procesos de enseñanza-
aprendizaje y dedica buena parte de su tiempo a la investigación
y a la reflexión teórica. Actualmente vive y trabaja
en Xalapa, Veracruz.
Para conocer su obra se puede consultar su página electrónica
http://www.manuelvelazquez.com.mx/
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