Año 6 • No. 249 • Diciembre 4 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Instalación en el MAX que propone mantener viva la cultura prehispánica
La comedora de inmundicias,
diálogo entre dos continentes
David Sandoval
Los artistas contemporáneos deben establecer un diálogo serio y responsable con las tradiciones de un país, señala Pablo Alonso Herraiz, quien presenta esta instalación en Xalapa
Con la instalación titulada La comedora de inmundicias, diseñada especialmente desde España para el Museo de Antropología de Xalapa (MAX), el artista plástico Pablo Alonso Herraiz plantea la posibilidad de un encuentro entre dos continentes como “una oportunidad única para establecer un diálogo entre el viejo mundo y el nuevo mundo”.

Ante la pregunta sobre la elección del título para su obra, expresó: “Me refiero al sobrenombre que se le dio a la diosa azteca Tlazoltéotl, quien se identificaba con este nombre porque antes de morir una persona, un sacerdote invocaba la presencia de la diosa para que literalmente comiera todos sus pecados, los males y expulsara lo bueno”.

La instalación de Pablo Alonso Herraiz busca establecer un diálogo entre la cultura europea y precolombina.

El artista plantea también otras facetas de Tlazoltéotl relacionadas con la sexualidad y la procreación, comparándola con la diosa de la cultura griega Afrodita, “una diosa vinculada con el amor, que incitaba a los humanos a la libido, al sexo”, y agrega: “Hay una serie de aspectos en la condición humana que son universales y han estado presentes desde que el hombre tiene capacidad simbólica, entre ellos estarían la sexualidad, la procreación y la muerte”.

La intención de trabajar este tema se debe en gran medida al deseo de mantener viva una cultura, la tradición de un pueblo: “la memoria de un país –en este caso México– permanece viva si los artistas contemporáneos la rescatamos y elaboramos un diálogo con ella, un diálogo serio y responsable”.
Señaló que esta instalación tienen un sentido de totalidad en relación con el diálogo que puede establecer con las obras del MAX en particular y con el arte precolombino en general, ya que para Alonso Herraiz “es un alto honor para mí exponer en este museo, que es uno de los más importantes del mundo en antropología; me parecía que era una ocasión irrepetible para dialogar con las piezas del museo y con la cultura precolombina, con el arte olmeca y mantener viva esa memoria”.
La instalación que se expone en el mezanine del MAX está compuesta de 50 obras, realizadas en pliegos de papel de 50 x 70 cm., la técnica utilizada es plumón (marcador de colores), y se establece una serie a modo de espiral. “Digamos que tiene una lectura continuada de principio a fin y de fin a principio, planteando una de las figuras que aparece en el arte azteca”.

Alonso Herraiz es originario de Sevilla, España, con licenciatura en Bellas Artes por la Universidad de Granada. Sus obras se han expuesto en Nueva York, Lisboa, París y Madrid; sus diversos intereses abarcan la ciencia, filosofía, medicina, literatura y antropología, como él mismo deja entrever en la conversación.
La exposición está abierta al público en el MAX durante noviembre y diciembre. La entrada es libre.