Año 6 • No. 251 • enero 2 de 2007

Xalapa • Veracruz • México
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Señaló la experta francesa Simona Cerutti
Obviar el contexto cultural,
error de historiadores

Juan Carlos Plata


Simona Cerutti, durante su participación en el seminario Retomar la complejidad después de la Microhistoria, organizado por el IIH-S de la UV.
En los inicios de la disciplina llamada microhistoria, uno de los errores de los historiadores sociales fue tratar de obviar la parte cultural, es decir, el contexto que rodeaba una acción a la hora de realizar un análisis, sostuvo la historiadora francesa Simona Cerutti, durante su participación en el seminario Retomar la complejidad después de la Microhistoria, organizado por el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV).

“La diferencia entre la contextualización social y la cultural no responde a una diferencia de intereses o a una división del trabajo; al principio de la microhistoria se tomó en cuenta una reflexión común entre ambas –historia social y cultural–, que se creó y que se construyó oponiéndose a las tradicionales categorías externas con las que la historia intentaba analizar a sus objetos de estudio”, dijo Cerutti.

La investigadora francesa explicó que la diferencia radicaba en el estatuto que tenía la historia social acerca del comportamiento y las relaciones sociales, ya que se consideraba que las relaciones y vínculos sociales no permitían acceder al contexto de esos intercambios, pero sí a un contexto normativo.

“La idea es que los comportamientos son regulados, normados, pero esas normas no están en el exterior, sino dentro de las relaciones mismas, a la espera de intercambios y reciprocidad. Es decir, la idea de reconstituir la historia en base al actor, a su biografía, parecía permitir un contexto pertinente y suficiente, a la vez social y cultural”, aseguró.

Asimismo, la historiadora afirmó que dos puntos donde la reflexión ha sido tradicionalmente insuficiente, y en los que se podrían obtener resultados positivos para lograr el objetivo de crear un marco incluyendo las dos ramas de la historia, son las fuentes y el análisis de las implicaciones de las acciones.

“La naturaleza y el carácter de los materiales usados por el historiador para construir la historia social, las fuentes, no son rasgos, no son residuos, no son vehículos neutros describiendo la historia social, sino que tienen que ser objeto de investigación, ya que siempre testifican la voluntad de los actores sociales y sus implicaciones, porque cada una de esas acciones tiene implicación”.

Esto nos obliga –prosigue– a promover un nuevo encuentro entre la historia social y la historia cultural. El punto medular es contextualizar la acción y saber cuáles son los instrumentos de los que disponemos para hacerlo”, aseguró.

La crisis de los 90
Cerutti sostuvo que los historiadores sociales están saliendo de un periodo muy difícil. La mayoría de los medios historiográficos tienen un diagnóstico bastante severo sobre la historia social, lo cual se puede ver reflejado en muchas revistas anglosajonas, que hablan del fin de la historia social.

“Eso viene después de la corriente lingüística construccionista, con la cual se planteó que era muy difícil tener acceso a la realidad social de verdad, y que sólo se podía tener acceso al discurso sobre la realidad. En los 90’s muchos estudios aparecieron sobre discursos, en los que no se presentaba directamente la realidad social, sino los discursos sobre ella, con muchas fuentes discursivas, incluso literarias”, dijo.

Después de la euforia culturalista de los 90 –explicó la investigadora francesa– se observó un regreso de la historia social, reapareciendo bajo la forma de un positivismo burdo con grandes paradigmas –como el Estado y el mercado–. Al respecto, el más grande historiador del siglo, Thompson, se pregunta: ¿Realmente no tenemos otra alternativa? ¿Tendremos que elegir entre un positivismo burdo y un idealismo? “Pero yo creo que no tenemos que elegir entre esas dos opciones, hay una tercera vía. Se trata de un acercamiento entre la historia social y la historia cultural, no tanto de complementarlas, sino tratando –desde el origen– de responder a la interrogación de cómo se construyó esta historia social”, sostuvo.