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Actúa
la progesterona
como antidepresivo natural
Dunia Salas Rivera
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A
partir de estudios que prueban que la progesterona reduce la ansiedad,
un grupo de investigadores encabezado por Carlos Contreras, del
Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana
(UV) demostraron que además de sus particularidades ansiolíticas
esta hormona tiene propiedades antidepresivas.
“Esto explica el estado de bienestar de la mujer después
de la ovulación”, explicó Contreras Pérez,
quien manifestó su interés porque algún día
se pueda combinar la progesterona con algunos antidepresivos para
mejorar su acción y reducir los efectos colaterales de ambos.
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Carlos
Contreras, investigador de Neuroetología UV, explicó
que en los estados depresivos se descontrola el sistema hedonista
de la conducta. |
Durante la conferencia “Trastornos afectivos. De lo subjetivo
a lo objetivo”, que ofreció a estudiantes de la Facultad
de Química Farmacéutica Biológica de la UV, el
investigador explicó que en los estados depresivos, por lo
menos a nivel experimental, las estructuras que controlan el sistema
hedonista de la conducta son las que están alteradas: “Por
eso la acción de los tratamientos antidepresivos es aumentar
la actividad de estas estructuras”.
La progesterona, explicó, es una hormona que libera el cuerpo
lúteo del ovario, donde hay una serie de células desde
el nacimiento de la hembra que contienen unas estructuras que se llaman
folículos: “Cuando llega la madurez reproductiva el folículo
se abre y se libera el óvulo, una vez que sucede esto el folículo
evoluciona hacia una estructura glandular que se conoce como cuerpo
lúteo y éste elabora la progesterona”.
Carlos Contreras agregó que en especies animales distintas
a la humana, la hembra sólo es receptiva sexualmente cuando
ovula: “Esto ocurre a nivel de la gónada, por lo que
el cerebro se prepara para la fecundación. Cuando esto ocurre
en la mujer el cerebro se prepara para mantenerla en las mejores condiciones
posibles durante toda su gestación”.
De esta investigación, comentó, descubrieron que el
síndrome premenstrual se puede manejar con dosis progresivamente
más bajas de progesterona, lo que evita una caída brusca
en los niveles plasmáticos y hace que la mujer se sienta mejor.
Cuando esta línea de investigación se inició,
hace 20 años, el recurso que tenían a la mano era el
registro de neuronas aisladas. Después lo fueron enriqueciendo
con otra metodología de tipo conductual, con técnicas
para medir la depresión y la ansiedad a nivel experimental.
Durante décadas y probablemente milenios se ha discutido un
dualismo entre mente y cerebro, refirió Contreras: “La
mente es bastante difícil de definir y entender, por ello,
cuando se estuvo trabajando en enfermedades psiquiátricas bajo
el concepto de mente, se cometieron muchos errores, porque la mayor
parte de las observaciones no son reproducibles”.
El especialista en psiquiatría biológica comentó
que un grupo de investigadores empezaron a trabajar sobre las bases
cerebrales de las enfermedades psiquiátricas buscando siempre
un sustento orgánico a las enfermedades.
“Esto causó mucha polémica al principio pero la
evidencia ha sido abrumadora. Por ejemplo, a un deprimido se le pueden
hacer pruebas de gabinete, radiografías, electroencefalogramas,
ultrasonidos y no se ve nada diferente a lo que se aprecia con un
sujeto que no está deprimido. Por eso donde nosotros hemos
estado buscando las causas de la depresión es a nivel de la
neurona, en la célula del sistema nervioso y en aquellas partes
del cerebro que están relacionadas con la sintomatología”,
añadió.
Como ejemplo, manifestó que hay estructuras del cerebro que
responden al hedonismo: “Uno se pregunta por qué algunas
cosas nos producen placer y otras no. Evidentemente hay una cuestión
de aprendizaje, pero también hay otra que tiene que ver con
los estímulos.
Al ver que en los deprimidos esto deja de ocurrir, es decir, dejan
de responder a las estimulaciones que le producirían placer,
empezamos a buscar la respuesta en esas estructuras cerebrales”,
explicó. |
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