Año 6 • No. 253 • Enero 15 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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  Aseguró la académica de la EEE de la UV
La lectura es un acto de
libertad: Evelia Botana
Gina Sotelo
CONACULTA, Editorial Océano y Librerías Ganco premiaron su ensayo
“Hacer de la lectura un hábito”
Con la lectura voluntaria y libre se aprende el respeto y se fortalece la tolerancia, virtudes cardinales de la sociedad democrática donde nos gustaría vivir, aseguró Evelia Botana Montenegro, quien fue galardonada por el ensayo “Hacer de la lectura un hábito”, texto con el que concursó en el Primer Premio “Mauricio Achar” sobre Fomento a la Lectura, convocado por CONACULTA, Editorial Océano y Librerías Ganco.


Evelia Botana
Para extender el hábito de la lectura, consideró Botana Montenegro, es indispensable que las personas involucradas en esta labor se sensibilicen a la bondad y conveniencia del acto de leer por el puro gusto de hacerlo y que, ante la duda, se permitan la libertad de orientarse por el principio del placer.

“Si reconsideramos el gozo de leer desinteresadamente y acercamos los libros con y por gusto a niños, jóvenes, adultos y ancianos, entonces será posible que resurja el saludable hábito de la lectura”, añadió la académica de la Escuela para Estudiantes Extranjeros (EEE) de la Universidad Veracruzana (UV).

“Fue muy satisfactorio que mi trabajo fuera seleccionado entre 46 ensayos provenientes de todo México y, curiosamente, mi escrito fue la única voz femenina y de provincia en un contexto de escritores del Distrito Federal”, dijo la autora, de quien publicarán el texto premiado dentro del volumen Abonando la utopía.

En Hacer de la lectura un hábito, Evelia Botana asegura que para lograr que una acción se haga costumbre, es necesario saber por experiencia o intuición que de aquella repetición sacaremos algún provecho, mediato o inmediato.

“Para mí, la idea de fomentar la lectura no implica dirigirla ni llevar al novel lector de la mano per saecula saeculorum sino estimular su apetito para que siga adelante solo y lea lo que quiera y necesite, sean novelas, recetas de cocina, instrucciones para sembrar un huerto, poesía, libros de autoayuda y superación personal etcétera”, enfatizó.

La actividad del “fomentador” –explicó– es como la de una partera, ayuda al nacimiento del deseo motivador de la lectura y, después, deja que el “niño lector” crezca según su naturaleza e inclinaciones.

La autora dice que no hay que tener superpoderes para fomentar la lectura de manera efectiva: “Ésta es como el amor, esa fuerza de la naturaleza en torno a la cual se pueden realizar las más variadas acciones, no tenemos control sobre él, es un arrebato, una inclinación del alma, un lugar sagrado adonde todos queremos ir voluntariamente, sin testigos, sin pensarlo poco ni mucho”.

Mencionó que leer es una habilidad que puede adquirirse y perfeccionarse porque es aprendida. Para promoverla hay que tener una idea general de los intereses de las personas en diversas condiciones y etapas de la vida, tener en cuenta al otro, pensar a quién nos dirigimos.

“La lectura es una generosa máquina de imaginar. Basta el pequeño estímulo de una palabra para hacer brotar un manantial de asociaciones que crece hasta formar una avalancha incontenible de sensaciones, recuerdos, anhelos, sueños, condenas y salvaciones”, afirmó.

Leer nos permite jugar con el tiempo y el espacio –continuó– con un libro ante nuestros ojos, “estamos donde no estamos, somos ubicuos y atemporales, somos quien somos y también los otros, somos la realidad real y la posible, en un estado bastante cercano a estar completos”.

La académica dijo que la escuela podría ser un lugar privilegiado para fomentar la lectura pero, por lo general, dentro de la institución se favorecen los textos propios de las asignaturas escolares, dándoles el sentido de meros instructivos, donde los textos son simples vehículos de informaciones cuya principal bondad es que enseñan cosas útiles, virtud nada despreciable que, sin embargo, no conduce a la adquisición del hábito de la lectura.

“Una de las más efectivas actividades en pro de la lectura es leer en voz alta. Oyendo leer a otros es como se quiere aprender a leer y leyendo es como aprendemos a escribir”, recomendó Evelia Botana.

Señala también que entre las conveniencias de leer están el ampliar el vocabulario, visualizar y fijar formas sintácticas y ortográficas, adquirir múltiples y variados conocimientos, mejorar la atención y la concentración, comprender sucesos históricos pasados y presentes y pasar momentos de diversión, evasión, entretención, emoción, reflexión y contemplación, todo ello de manera relativamente económica, indolora y hasta placentera.

Para la maestra, los indicados para ayudar a niños y jóvenes a facilitarles la adquisición del hábito de la lectura son: la familia, la escuela y otras instituciones de bienestar social y promoción cultural: “A la escuela le correspondería ser un lugar motivador, que mueva a la gente para hacer cosas que mejoren su vida individual y colectiva”.

La escuela puede promover espacios de alegría y placer, de descubrimiento y creatividad, a través del cultivo de la lectura y las demás artes, agregó, claro que para eso los maestros necesitan sueldos decentes, que les permitan dedicarse de lleno a su profesión.

Desde hace más de 25 años, Evelia Botana ha desarrollado en Xalapa sus actividades de escritora, coordinadora de talleres literarios y correctora de textos paralelamente con la docencia. Ha impartido clases de español y literatura. Actualmente es maestra en la EEE de la UV.

Conocida como conferencista y presentadora en eventos relacionados con libros y lectura, ha publicado diversos artículos en revistas y periódicos locales.

Entre sus publicaciones más importantes están: Muñecas de trapo; Nosotras recibimos la vida: las parteras de la Sierra de Perote; Café en Veracruz, aroma y sabor y, en esta ocasión, el ensayo “Hacer de la lectura un hábito”.